Una madre sufrió abuso sexual tras quedarse varada en una carretera de Pakistán acompañada de sus dos menores hijos. Los agresores aprovecharon la ausencia de policías en la zona y que el vehículo de la víctima se quedó sin gasolina. La asaltaron y cometieron el deplorable acto.
El suceso despertó la indignación en Pakistán, donde los ciudadanos reclaman medidas urgentes para reforzar la protección a las mujeres. El malestar se acentuó después de que Umer Sheikh, alto mando de la Policía de la capital regional, se preguntara cómo la familia de la mujer le había permitido salir de noche, en lugar de condenar la violación.
“Nadie en nuestra sociedad debería permitir a nuestras hermanas e hijas viajar solas tan tarde”, dijo Sheikh en una entrevista televisada, de acuerdo con el diario local The Express Tribune.
Este domingo 13 de septiembre, uno de los dos sospechosos de participar en la violación, ocurrida cuatro días atrás, se entregó a la Policía. "Negó cualquier implicación en el incidente y dijo también que no había usado el número de teléfono móvil rastreado”, explicó Fayyazul Hassan, portavoz del Gobierno de la provincia oriental de Punjab, donde ocurrió el suceso.
“La policía le ha tomado una muestra de ADN y confirmará su implicación. Al principio todo criminal lo niega. Estamos seguros que es uno de ellos y el otro será arrestado pronto”, agregó a la agencia EFE.
El Gobierno de Punjab nombró a un equipo especial para investigar lo sucedido y, 24 horas después, se decidió acudir a un censo de ADN ante la falta de avances, lo que llevó a identificar a los dos presuntos violadores entre los vecinos de la zona.
Mientras continuaba la búsqueda de los violadores, ayer, sábado, cientos de personas, en su mayoría mujeres, salieron a las calles en varias ciudades de Pakistán para protestar por “la violencia patriarcal contra la mujer”, según indicaban las diferentes convocatorias.
Entre los puntos que reclamaban las organizaciones que llamaron a la protesta estaban la petición a las autoridades para que garanticen justicia en caso de abusos, con investigaciones efectivas y procesos judiciales rápidos, además de la rendición de cuentas del alto mando policial que culpó a la mujer basándose en “mitos” comunes.