Protegida de pies a cabeza, María colocó sus manos en unas mangas y se dispuso a abrazar a través de una cortina de plástico a su tía, quien vive en un hogar para ancianos de El Salvador y a la que no había visitado en cinco meses por las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus.
María Hernández y su tía Arcelia Aguilar, de 87 años, fueron las elegidas para realizar una prueba en la ‘cortina de abrazos’ que se ha instalado en el hogar ‘Jardín de los Abuelitos’, en El Salvador, para poder acercar en un futuro inmediato a los adultos mayores que ahí habitan con sus familiares, a quienes, al igual que doña Arcelia, tienen cinco meses sin ver.
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“Me sentí muy contenta porque ella (su tía) está muy motivada y al ver la alegría que ella siente al verme es bonito porque, a pesar de que nos surgen barreras, podemos darnos un abrazo”, dijo a Efe la sobrina con gran emoción en su rostro.
Hernández señaló que en su familia están “tristes” porque ya tenían “cinco meses de no poder venir a visitar, pero con este método (la cortina de plástico)” ya van a poder “venir y abrazarla”.
Con todas las medidas de seguridad para salvaguardar la vida de los adultos mayores en esta pandemia. Foto: EFE
“Sí me hace falta verla porque ella es muy importante en nuestra familia, siempre estuvo pendiente de nosotros”, agregó.
Los adultos mayores son la población más vulnerable ante la COVID-19 por las múltiples enfermedades, en su mayoría crónicas que padecen, por lo que la seguridad sanitaria tiene que ser más escrita y debe de ser cumplida al pie de la letra, explicó el geriatra Luis Bermúdez, encargado de velar por la salud de los quince ancianos hospedados en dicha residencia.
De los 26.308 contagios del coronavirus SARS-CoV-2 que se registran en El Salvador, 3.268 de ellos corresponden a personas con edades de entre 60 y 79 años, y 662 son mayores de 80 años.
El doctor Bermúdez explicó a EFE que investigó sobre prototipos de cortinas de plásticos creados en diferentes países de Latinoamérica y fueron unos colegas de Brasil quienes le ayudaron a afinar la idea que ya tenía para la creación de su propia ‘cortina de abrazos’.
“Unos compañeros de Brasil vieron imágenes de lo que sucedió en algunas residencias en España y cómo se las ingeniaron para acercar a los (adultos) mayores con sus familias y ellos (los médicos brasileños) tomaron los ejemplos y los implementaron en algunos centros de larga estancia (residencias) allá”, profundizó.
El especialista señaló que, a pesar de que su diseño está elaborado de forma empírica, “es confiable y la verdad que tengo de resolver de alguna u otra manera para que los huéspedes puedan ver próximamente a sus familiares”.
Explicó que se adaptó un acceso al jardín de la residencia para instalar la cortina de plástico que será desechable al momento de ponerla en práctica.
Indicó que “después de que se use será desinfectada, se desmontará y luego se volverá a instalar otra para otra persona”.
Cada persona deberá usar un equipo de protección número dos (que incluye gorro, mascarilla, careta, gabacha (túnica) y guantes) para poder abrazar a su familiar y al residente se le colocará un gorro, una mascarilla y unas mangas, porque “aunque el plástico es duro y resistente, no queremos tener ningún riesgo”, apuntó.
El médico añadió que el costo económico para cada cortina de plástico “es cómodo” y “si comparamos el beneficio frente al costo, vale la pena”.
Al igual que en otras residencia del país, en el hogar ‘Jardín de los Abuelitos’ se impusieron desde mediados de marzo medidas de restricción para evitar contagios del coronavirus.
Bermúdez indicó que las visitas fueron suspendidas desde el 19 de marzo y se tomó la decisión de que el personal de salud -enfermeras, un médico más y las fisioterapeutas- se quedaran a dormir en la residencia para evitar el contacto con el exterior.
Asimismo, explicó que antes de la pandemia el horario de visitas era de 9:00 a 11:00 de la mañana y 2:00 a 4:00 de la tarde, “pero ahora lo que vamos a hacer es programar citas y sólo podrán ingresar dos familiares por cada paciente”.
“La parte más difícil es pensar cómo los vamos (a los ancianos) a integrar con sus familiares, pero no todo es medicamentos y para poder disminuir niveles de ansiedad y de depresión es importante la participación de la familia”, acotó.
Además, indicó que durante el tiempo de pandemia se han usado medios electrónicos, como móviles o tabletas, para que los residentes puedan tener contacto con sus familiares.
El geriatra señaló que la cortina de plástico “tiene un limitante porque está diseñada para los residentes que pueden pararse y caminar, pero aquí tenemos a personas en silla de ruedas y otros que están postrados en camas, a quienes, lógicamente, este método no les favorece”.
Ante dicha situación, el médico comentó que ya trabaja en una idea para diseñar una cabina de acrílico con ruedas para su fácil movilización.
“La carga emocional que sufrieron (los residentes) por el rompimiento del vínculo de la visita sí fue grande y creo que estos nuevos métodos son la oportunidad para restablecer el contacto entre el paciente y su familia, y que se vea reflejado en la salud de ellos”, agregó.
Con información de EFE