Debido a la pandemia del coronavirus, las personas se vieron obligadas a cambiar hábitos y rutinas en su vida, incluso el último adiós a sus seres queridos. En ese sentido, un hospital de Buenos Aires (Argentina) creó un protocolo que permite las despedidas a pacientes graves con la COVID-19 sin peligrar la salud de todos.
Los pacientes terminales con la COVID-19 del sanatorio Mater Dei pueden ser visitados por sus familiares, siempre y cuando estos cumplan con un riguroso protocolo de seguridad (equipo de protección) y el reencuentro no exceda la media hora.
“Entrevistamos al familiar, le instruimos perfectamente de lo que va a ver, cómo va a encontrar la terapia, cómo va a encontrar a su ser querido, con cuántos tubos… para que no se impresione en el inicio, y luego lo acompañamos a cambiarse con el equipo de protección personal, igual al que usamos nosotros, dándole el instructivo preciso porque la clave es eso, la colocación y el retiro del equipo de protección personal”, sostuvo a Efe Bernardo de Diego, titular de Terapia Intensiva del nosocomio.
Un doctor se coloca una mascarilla en la clínica Mater Dei en la ciudad de Buenos Aires (Argentina). Foto: EFE
El único requisito es que el familiar no debe pertenecer a ningún grupo de riesgo y cumpla con las normas establecidas. Además, tiene permitido “que acaricie al paciente de forma directa, con sus guantes, y que preferentemente con cierta distancia le hable suavemente al oído”.
Tras la visita, el familiar no está obligado a realizar cuarentena ni someterse a una prueba molecular, ya que el protocolo que siguió en el hospital está sujeto a los mismos riesgos que el personal sanitario.
El personal médico evalúa cada caso de manera individual y el protocolo se activa principalmente para pacientes que pasaron a la unidad de cuidados intensivos (UCI). Por otro lado, los que se encuentran menos graves pueden comunicarse con su familia por una tablet o por teléfono.
Hasta el momento el hospital Mater Dei permitió que 14 pacientes en terapia intensiva recibieran visitas de familiares cercanas, como hizo Augusto Bresenio, un pediatra de 59 años que logró despedirse de su madre de 87 años en los días previos a su muerte.
“Gratitud de paz”, afirmó haber sentido el hombre tras dedicarle unas últimas palabras a su madre.
“Yo ahí estoy mucho más en paz conmigo mismo, le hablo, le digo todo lo que había significado para mí y que siempre íbamos a estar juntos, toda la vida. (…) A través de un guante le agarré la mano. Yo llegaba al corazón espiritual de mi mamá y ella llegaba a mi corazón a través de esa mano. Le agarré la mano, le toque la cara, le toqué la frente y le toqué el pelo”, recordó.
Una enfermera camina por un pasillo de la clínica Mater Dei. Foto: EFE
Las autoridades del hospital argentino se inspiraron en un protocolo que elaboró el sanatorio español Virgen de la Arrixaza, ubicado en Murcia, que a través de su Comité de Bioética comenzó a buscar prácticas para permitir las visitas a pacientes tras la muerte de un niño de 13 años sin el acompañamiento de su familia.