Las ventas minoristas de alcohol aumentaron en un 55 % en todo Estados Unidos durante la tercera semana de marzo, según la compañía de medición Nielsen; y las ventas por internet también se dispararon, de acuerdo a CNN. Si bien esto permitió que varios negocios se reinventen, el consumo en exceso del alcohol puede ser un problema.
Para la doctora Sarah Johnson, directora médica de Landmark Recovery, con la pandemia de la COVID-19 ha quedado prohibido que las personas beban socialmente. Sin embargo, ello no ha sido motivo para alterar su consumo, ya que se puede beber alcohol en las casas.
“No es tanto salir y tomar alcohol en una cena o al pasar tiempo con familiares o amigos (...). Ahora, muchas personas están sentadas en casa bebiendo solas e, históricamente, eso ha sido visto como una conducta de consumo de alto riesgo, declaró para CNN.
No obstante, la doctora Johnson indica que representa un riesgo cuando se dan cambios en el comportamiento. “Si todavía cumplen con todas sus obligaciones diarias, se levantan temprano, tienen sus reuniones de Zoom a tiempo, cuidan a sus hijos y no se sienten mal por beber, no es un problema”, aseguró en CNN.
El vivir en cuarentena puede ser problemático, pero para las personas que se están recuperando del alcoholismo puede ser aún más vulnerable el aislamiento. “La rutina y la estructura son importantes para la salud mental en general porque reducen el estrés y los eventos desconocidos o inesperados en la vida diaria”, detalló Johnson.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el beber en exceso alcohol clasifica cuando un hombre toma 15 o más tragos a la semana o cuando una mujer consume 8 o más en el mismo tiempo. Para ello, se considera que un trago estándar contiene 0.6 onzas (14.0 gramos o 1.2 cucharadas) de alcohol puro.