El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) declaró hoy un nuevo brote de ébola en el Mbandaka, provincia de Ecuador, por lo que sigue activa la epidemia de la enfermedad en el noreste del país.
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció lo mismo en sus redes sociales. “El país también se encuentra en la fase final de la lucha contra el ébola en el este de la RDC, el coronavirus y el brote de sarampión más grande del mundo”, dijo.
Por su parte, el ministro congoleño de Sanidad, Eteni Longondo, en una rueda de prensa en Kinshasa, informó sobre los casos encontrados.
“Puedo confirmar que tenemos una nueva epidemia de ébola en Mbandaka”, capital de la provincia de Ecuador y zona ya afectada en 2018 por el virus, afirmó
Las muestras de casos sospechosos enviados al Instituto Nacional de Investigación Biomédica (INRB), en la capital congoleña, han dado positivo, subrayó el ministro.
"Así que iré allí para brindar asistencia técnica al equipo de respuesta", agregó Longondo, citado por el portal de noticias local 7Sur7.
El gobernador de la provincia Ecuador, Bobo Boloko, anunció este fin de semana que las pruebas realizadas localmente en los cuerpos de cuatro personas que murieron el pasado 18 de mayo en el distrito de Air Congo confirmaron que podía tratarse del ébola.
Ecuador se encuentra a más de 2.000 kilómetros de la zona en el noreste del país en el que se combate actualmente contra un epidemia de la enfermedad desde el 1 de agosto de 2018, cuando se declaró el estallido de ese brote solo una semana después de proclamarse el final de otro brote de ébola en la provincia noroccidental.
Aquel brote de Ecuador —el noveno que sufría el país— se declaró el 8 de mayo de 2018 y, hasta su final, se contabilizaron 54 casos, de los cuales 33 fallecieron y 21 sobrevivieron.
El pasado 16 de mayo, la RDC confirmó que se dio el alta al último paciente ingresado con ébola en el noreste del país y las autoridades esperan poder declarar el fin oficial del brote —el décimo del país— a finales de junio, siempre que transcurra un plazo de 42 días sin nuevos casos, informaron a EFE fuentes sanitarias.
El alta del último hospitalizado se produjo el 14 de mayo en Beni, ciudad congoleña que ha sido uno de los epicentros de la epidemia que se declaró en agosto de 2018. No obstante, las autoridades sanitarias deben seguir atentas sobre el terreno durante las próximas semanas por si aparecen nuevos casos.
Si transcurrido un plazo de 42 días desde el alta de este último paciente no se detectan nuevos casos, la RDC podrá declarar el fin oficial del brote, de acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ya en abril pasado, cuando el país estaba a tan solo tres días de cumplir el plazo requerido, un nuevo contagio positivo obligó a posponer el anuncio y, desde entonces, el rebrote dejó cuatro muertos.
En total, esta epidemia —la peor de la historia de la RDC y la segunda más grave a nivel mundial después de la que asoló África occidental de 2014 a 2016— ha dejado 3.462 casos, con 2.279 fallecidos, según datos de la OMS hasta el pasado 21 de mayo.
El brote del noreste ha afectado a tres provincias —Ituri, Kivu del Norte y Kivu del Sur—, en las que su control se ha visto minado por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y la gran inseguridad en la zona, donde operan decenas de grupos armados.
La enfermedad, descubierta precisamente en la RDC en 1976 —entonces denominada Zaire—, se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados. Esta fiebre causa hemorragias graves y puede alcanzar una tasa de mortalidad del 90 %.
Sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos.
La peor epidemia de ébola conocida se declaró en marzo de 2014, con los primeros casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakry, desde donde se expandió a Sierra Leona y Liberia.
La OMS marcó el fin de esa epidemia en enero de 2016, después de registrarse 11.300 muertes y más de 28.500 casos, aunque la agencia de la ONU ha admitido que estas cifras pueden ser conservadoras