El último miércoles, Chile registró 35 nuevas muertes por coronavirus y otros 4.328 pacientes contagiados, lo que aumenta la cifra total a 841 fallecidos y 82.289 casos en todo el país. La mayoría de los afectados por el virus se encuentra en Santiago, que por decisión del gobierno de Sebastián Piñera extendió hasta el 5 de junio la cuarentena que rige en la capital.
El ministro de Salud del país sureño, Jaime Mañalich, dijo en su habitual rueda de prensa que "para que esta cuarentena pueda ser levantada, es imprescindible la colaboración de todos. Si uno falla, todos fallamos (...) Estamos en una etapa muy dura, sobre todo en la región metropolitana".
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Mañalich agregó que Chile estaba preparado "desde el principio" para el peor escenario desde el origen de la crisis de la Covid-19, que es llegar a las 100.000 personas contagiadas y contagiantes en el mismo momento.
Para saber qué tan efectivas fueron las medidas del gobierno chileno para enfrentar los problemas generados por la pandemia, La República contactó a tres analistas del país vecino para que den sus percepciones de lo que en algún momento fue considerado “una de las mejores estrategias de América Latina”; sin embargo, ahora se enfrasca en el reto de no poder comenzar una “nueva normalidad”.
“La pandemia recrudece, en especial, en las principales ciudades. En pocos días llegaremos a mil decesos. La capacidad hospitalaria está en el límite. El desempleo alcanza al 10% y se continuará elevando. La escasez crece como la incertidumbre. Miedo al contagio y miedo a la pobreza”, dice el cientista político chileno Gabriel Gaspar.
Además, se refiere a la medida del Estado de entregar 2,5 millones de cajas de alimentos para las familias que se han visto perjudicadas por la pandemia. "El lento reparto dañaría más las debilitadas confianzas en la institucionalidad. Golpe al estilo de gobierno de querer ganar la batalla de Santiago en forma solitaria. Si le resulta, cosecharía popularidad, pero si falla, su responsabilidad será exclusiva.
Para Carlos Correa, ingeniero y columnista del diario La Tercera, la estrategia del gobierno fracasó. Ese error tiene un problema estructural, no desde el punto de vista científico, sino político: "El gobierno venía con una baja popularidad que se había derrumbado con el estallido social, y el presidente Sebastián Piñera necesitaba un triunfo. Si se podría comparar, sería algo similar a lo que se hizo con los mineros de Copiapó. Él necesitaba tener un rescate de la gente. Esa ansiedad fue lo que los llevó a declararse campeones en la lucha contra la pandemia antes de tiempo", explica a través de la línea telefónica.
Ese mensaje habría dado expectativas equivocadas a la ciudadanía, lo que generó un "disparo de los contagios" en las zonas donde no había un aislamiento estricto, entre ellos, la capital de Santiago.
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Por su parte, Gilberto Aranda, doctor en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile, aseguró que "no hubo una completa coordinación entre los niveles locales, municipales y el gobierno central. Es por ello que hubo ruido y quejas de alguna manera".
El catedrático comentó que frente a una crisis, como la que ha generado el coronavirus, es muy tentador para los gobiernos enfrentarla de manera central, pero realmente debe ser manejada en todos los niveles de mando político.
“Sí, creo que en los análisis posteriores debe considerarse este llamado precoz a un retorno seguro de parte del gobierno, porque en algo ha incidido”, puntualizó el experto.
- Una de las cosas con la que probablemente no contaba el gobierno chileno es el reclamo de la ciudadanía por alimentación y trabajo, protestas que en las dos últimas semanas se incrementaron en los sectores populares de la capital.
- El lunes 25 de mayo, vecinos de las comunas de San Bernardo y Cerro Navia salieron a las calles a manifestarse por un “abandono del gobierno y la demora de las ayudas prometidas” para que las familias puedan enfrentar las duras condiciones económicas que sufre el país a causa de la recesión.
- Los especialistas coinciden en que esta situación podría agravarse, y traen a colación el recuerdo del estallido social que despuntó en octubre del año pasado y se intenta solucionar hoy.
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