El síndrome inflamatorio multisistémico en niños’ (MIS-C) vinculado a la COVID-19, que hasta hace poco se registraba en pacientes infantiles, ahora afecta a jóvenes de 20 a 25 años, informó The Washington Post este domingo.
El nuevo síndrome MIS-C tiene síntomas similares al síndrome de ‘shock’ tóxico y la enfermedad de Kawasaki, una rara condición que se presenta en los infantes ocasionando inflamación de los vasos sanguíneos, incluidas las arterias coronarias, que causa problemas de corazón e incluso paro cardíaco.
Uno de los síntomas que presenta la primera fase del síndrome es el enrojecimiento de espaldas. (Foto: Kawasaki Disease Foundation)
En San Diego y en Nueva York, la rara condición fue diagnosticada en jóvenes de 20 y 25 años, respectivamente.
Medios estadounidenses han reseñado que se han reportado otros casos de MIS-C en pacientes mayores de 20 años hospitalizados en el Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York.
De acuerdo a las pocas investigaciones realizadas hasta ahora, la mayoría de los afectados no muestra síntomas respiratorios asociados con la COVID-19 cuando son ingresados en los centros de salud. Sin embargo, todos dan positivo para coronavirus.
Fiebre, dolor abdominal, vómitos, diarrea, dolor de cuello, erupción cutánea, ojos enrojecidos y fatiga severa son los síntomas del MIS-C que puede presentar una persona, de acuerdo a lo informado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC, por sus siglas en inglés).
El grado de afectación en los jóvenes que superan los 20 años puede ser mayor en comparación con los niños y adolescentes porque desarrollan una respuesta inflamatoria más grave que afecta al corazón y otros órganos.
Jennifer Lighter, doctora en enfermedades infecciosas pediátricas del Centro Médico Langone, advirtió que los pacientes de más edad han tenido un curso de enfermedad más severo.
Expresó que la comunidad médica está preocupada debido a que el síndrome puede pasar desapercibido en los pacientes adultos y lo atribuye a que muchos de sus colegas fuera del entorno pediátrico jamás han tenido que diagnosticar la enfermedad de Kawasaki.