El británico Jared Perry cumplía una condena de 17 años por realizar abusos sexuales a menores de edad, la mayoría de ellos eran bebés. El delincuente había confesado sus crímenes en enero de este año, y se entregó voluntariamente a las autoridades. Se encontraba cumpliendo su condena en la prisión de Parc en Bridgend, Gales (Reino Unido).
El agresor de 32 años que, según los informes judiciales, había crecido en un ambiente bastante religioso, confesó haber realizado una serie de abusos y agresiones sexuales a varios niños y niñas, algunos de ellos no llegaban a los seis meses de edad.
Perry se había vuelto adicto a la pornografía infantil desde muy temprana edad, además de abusar del consumo de drogas. El juez que dictaminó su sentencia aseguró que era un “riesgo extremadamente alto” para cualquier niño en el futuro.
Según el subdirector de la cárcel, Ian Coles, Perry fue declarado muerto el pasado 3 de noviembre luego de haber sido trasladado desde su recinto penitenciario a un hospital de la zona. Ahora, se ha puesto en marcha una investigación sobre la muerte del ex convicto, ya que esta se produjo mientras él se encontraba bajo custodia. Los hechos aún están por esclarecerse.
La Defensoría de Prisiones de Reino Unido ha dispuesto abrir un expediente para analizar los hechos y posteriormente identificar las fallas que pudo tener el penal con el fin de prevenir futuros casos similares.
El Ministerio del Interior de Reino Unido tiene desde el mes pasado un plan en marcha para combatir la pedofilia en internet. El objetivo principal es implementar herramientas de inteligencia artificial para analizar audios y videos contenidos en la red y así detectar rápidamente a los pedófilos. El proyecto contará con un financiamiento de más de 33 millones de euros y está destinado a “equiparar las fuerzas del orden con una mayor tecnología y capacidades para localizar a los delincuentes operando en línea y proteger a los menores”, señalaron las autoridades.