Desde que iniciaron las protestas en Chile en rechazo al gobierno de Sebastián Piñera, el mundo es testigo de los violentos enfrentamientos entre los ciudadanos chilenos y las fuerzas del orden.
Si bien estos hechos muestran la crisis en Chile, existe otro tipo de protesta que ha cobrado fuerza con el paso de los días y que muestra el otro lado del conflicto: las manifestaciones pacíficas de las ollas vacías, más conocidas como “los cacerolazos”.
El "cacerolazo" es una forma de manifestación pacífica usada por gran parte de los ciudadanos chilenos para mostrar su rechazo al gobierno de Piñera.
El “cacerolazo” consiste en la acción de golpear ollas vacías como forma de protesta. En Chile, miles de ciudadanos de todas las edades y diversas condiciones sociales salen a las calles “armados” con sus cacerolas. Golpeando estos objetos y acompañados de cantos y bailes, manifiestan su rechazo a las políticas de Piñera.
La artista chilena Ana Tijoux viralizó compartió en sus rede sociales una canción de su autoría inspirada en esta famosa y pacífica forma de protesta.
Si bien el “cacerolazo” es asociado a las clases menos favorecidas de este país, lo cierto es que tienen un origen distinto.
Según la investigadora estadounidense Margaret Power en su libro La mujer de derecha: el poder femenino, esta forma de protesta pacífica fue usada por primera vez en Chile (y en toda Latinoamérica) el 2 de diciembre de 1971, fecha en la que miles de mujeres de la extrema derecha chilena salieron a las calles de Santiago golpeando cacerolas vacías para mostrar su rechazo al gobierno de Salvador Allende.
Poco tiempo después, la protesta se extendió a las principales ciudades de Chile, siendo Valparaíso y Concepción las primeras en unirse a Santiago. Según Power, fue tal su simbolismo que dio lugar a la creación de la agrupación Poder Femenino.
Pese a lo que se piensa, el "cacerolazo" tuvo sus orígenes en las protestas de las mujeres de la clase alta de la extrema izquierda, quienes manifestaron su rechazo al gobierno de Salvador Allende.
Si bien en un inicio este grupo político, declarado opositor al partido Unidad Popular, estuvo conformado por mujeres de clase alta y media, miles ciudadanas de diferentes condiciones sociales se sumaron a su lucha y se convirtieron en el principal motor durante las protestas por el desabastecimiento de alimentos en 1972.
El “cacerolazo” de los setenta fue replicado por los ciudadanos chilenos el 11 de mayo de 1983 para manifestar su rechazo al toque de queda impuesto por la dictadura de Pinochet, el cual buscaba acallar las protestas originadas a partir del paro nacional liderado por la Confederación de Trabajadores del Cobre.
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"Cacerolazo" se repitió en diversas partes de Latinoamérica, como en las protestas del 2001 y 2002 en Argentina.
Además, esta forma de manifestación pacífica ha sido adoptada de manera masiva por los ciudadanos de diversos países de Latinoamérica: en la dictadura cívico-militar de Uruguay, entre 1973 y 1985; durante la crisis económica del 2001 y 2002 en Argentina; el 2013 en Venezuela contra el gobierno Nicolás Maduro y este año en Ecuador, en contra del gobierno de Lenín Moreno.