Cargando...
Mundo

Los investigadores que experimentaron con su propio cuerpo en nombre de la ciencia

Todo estudio científico requiere ser verificado a través de la experimentación. Estas personas no dudaron en lesionarse, pasar hambre y sed o privarse de su sueño con tal de lograr sus objetivos.

larepublica.pe
John Stapp investigaba los efectos de la aceleración y desaceleración extrema en el cuerpo humano. Serie de fotografías durante una de sus pruebas, en 1954.

Mucho del conocimiento actual usado en los diversos campos de la ciencia se deben a los sacrificios de investigadores que no vieron mejor forma que usar su propio cuerpo para que sus estudios sean más precisos.

Uno de estos ‘mártires’ de la ciencia fue Henry Head (1861-1941), científico avocado al estudio del dolor cuyas innovaciones en este campo le valieron el apodo de ‘padre de la nocicepción’.

Sentir el dolor del paciente

Cuando los pacientes que sufrían el corte de un nervio le explicaban a Head lo que sentían, él no quedaba convencido porque detectaba muchas ambigüedades en las respuestas. Por ello, le pidió a un cirujano amigo suyo que le seccionara el nervio radial (que involucra las terminaciones nerviosas en el brazo) para poder experimentar él mismo esas sensaciones.

El experimento se dio en 1903. Inmediatamente después de hacer el corte, el cirujano unió los dos extremos del nervio radial. Fue así que Head pudo entender a sus pacientes.

Abejas en todo el cuerpo

Michael Smith, un científico de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), quería saber si el lugar en el que pica una abeja influye en el dolor que genera.

Para realizar su investigación, Smith se dejó picar en 25 partes diferentes de su cuerpo durante 38 días. Los aguijones fueron clavados incluso en su zona genital.

El investigador concluyó que el punto más doloroso, según su experiencia, es el orificio nasal.

Michael Smith se hizo picar en 25 partes diferentes de su cuerpo.

Más de una semana sin dormir

Nathaniel Kleitman (1895-1999) fue uno de los primeros científicos en estudiar la fisiología del sueño. En 1932, el también descubridor del sueño REM se instaló por más de un mes en una caverna subterránea en Kentucky, a más de 40 metros de profundidad.

Allí, junto con uno de sus ayudantes, Kleitman se propuso cambiar su patrón de sueño, cambiando su rutina a días de 28 horas. Lamentablemente no lo consiguió.

Pero el científico se tomó su revancha al mantenerse despierto durante 180 horas para investigar los efectos de la privación del sueño, llevando al límite su estado físico y mental.

Velocidad extrema

El investigador médico de las Fuerzas Aéreas de lo Estados Unidos, John Stapp (1910-1999), fue también pionero en los estudios de aceleración y desaceleraran del cuerpo humano.

En la década de 1940, Stapp se sometió a una prueba algo futurista pero necesaria para la aviación militar: atado a un asiento en una lanzadera en el desierto de Nuevo México, pasó del reposo a una velocidad de 1800 Km/h en solo cinco segundos, para luego detenerse en 1.4 segundos.

La aceleración que Stapp soportó fue 40 veces superior a la de la gravedad.

Luego de esta experiencia, el científico estadounidense encabezó la propuesta de que los autos convencionales cuenten con cinturones de seguridad.

El náufrago

Alain Bombard (1924-2005) realizó varias travesías -sin reserva de agua ni alimentos- a bordo de un bote salvavidas con el objetivo de poder ayudar, desde un punto de vista científico, a las personas que tendrían que pasar por estas situaciones.

Su viaje más extremo fue el que hizo desde las Islas Canarias (España) hasta el Caribe.



Con información de ABC.es