Dicen que para el estudio no hay edad y eso bien lo sabe Claudio Ramos, de 38 años, quien ha decidido retomar la escuela primaria. Vive en la calle, frente a una iglesia ubicada en San Francisco, en Córdoba, Argentina. Sin embargo, no considera esto como un impedimento.
Para costear algunos de sus gastos, pese a que come de la caridad de algunas personas, Claudio lava autos junto a un amigo de día. Por las noches acude a una escuela nocturna y lo poco que le queda lo ahorra para alquilar en un futuro algún lugar donde quedarse.
Según un informe hecho por Clarín, el hombre de 38 años no conoció a su padre. Su mamá los crío a él y a su hermana sola, aunque con muchas carencias.
Desde muy niño aprendió a diferentes oficios como electricidad o pintura para sobrevivir, y dejó el colegio para hacerlo. Antes podía estudiar porque fue acogido en un hogar de niños en el que su mamá lo dejaba mientras trabajaba.
Sin embargo, su mal comportamiento hizo que no lo apoyaran más, confiesa.
“En ese lugar me criaron, estuve entre los cuatro meses y los 11 años. Me daban de comer y me llevaban a la escuela. Pero yo era rebelde y en esa época no había tantos psicólogos como ahora, no me contenían y en segundo grado dejé el colegio”, explica Claudio.
Luego pasó a vivir con su madre. Vivían de los ‘cachuelos’ que él realizaba y de la jubilación de ella. Sin embargo, el destino para Claudio cambió drásticamente. La única persona que lo acompañaba falleció en 2015.
Claudio trabaja por las mañanas y estudia por las noches. Foto: Clarín
Después de la muerte de su madre, se vio obligado a mudarse a un cuarto alquilado, pero tampoco le fue bien. No contaba con suficiente dinero para pagar puntualmente y lo echaron a la calle.
La vivienda de Claudio se trasladó a la explanada de la iglesia Catedral y la situación se tornaba cada vez más gris. Entró en depresión y estuvo muchos días sin saber qué rumbo tomar.
“Es la primera vez que estoy en situación de calle y no es fácil (...) pero, de a poco, estoy saliendo”, declara Claudio, quien decidió retomar sus estudios para conseguir un mejor trabajo.
Su esperanza de tener un mejor futuro es bastante grande, cree que solo estudiando podrá salir adelante y tener un trabajo digno.
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“Hay varias fábricas, pero en todas piden tener el colegio terminado. Por eso arranqué con las clases”, dice Claudio.
Claudio, al fondo, durante sus clases. Foto: Clarín
En el colegio nocturno J. B. Iturraspe, Claudio es uno de los alumnos con mayores perspectivas, afirma su profesora. Su curso favorito es Historia, y aunque tiene algunas dificultades con Matemática, le pone mucho esfuerzo por aprender.
“Muestra muchas ganas y eso en los adultos es importante. Se pudo integrar al grupo y si bien es introvertido, siempre intenta responder a las preguntas que se hacen en clase. notamos que lee muy bien y puede interpretar texto”, señala la docente Claudia Pioli.
“Soy grande, pero creo que todavía puedo hacerlo”, agrega Claudio.