Atrapada en el silencio del terror por el fuego nazi, que asentaba su dominio en Przemysl, al sudeste de Polonia, Renia Spiegel encontró un halo de esperanza en las hojas de su cuaderno escolar, y decidió retratar sus emociones a medida que el régimen de Adolf Hitler desaparecía a los judíos.
15 años tenía Renia cuando empezó a escribir su diario. En ella, somos testigos de los deseos de libertad y el miedo que generaban los fusiles en la joven soñadora, quien poseía una pluma más sensible que Ana Frank – según detalla Smithsonian Magazine – porque utilizaba frecuentemente la poesía y la prosa.
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“Mi nombre es Renia, o al menos así es como me llaman mis amigos. Tengo una hermana pequeña, Ariana, que quiere ser una estrella de cine”, narra Renia Spiegel en el inicio de sus memorias, titulada: El diario de Renia: La vida de una niña a la sombra del Holocausto.
Renia Spiegel y su hermana Elizabeth cuando eran niñas. Foto: Archivo Bellcack
La pequeña Ariana, quien al migrar a Estados Unidos después de librarse del holocausto nazi se cambió el nombre a Elizabeth, describe a Renia ‘’como una madre’’, afirma BBC Arts.
Al encontrarse en cautiverio, Renia expresaba en su diario el pesar que le causaba estar lejos de sus padres: su mamá Róza quedó atrapada en el bando alemán, mientras que su papá desapareció y nunca más volvió a saber de él.
Renia retrató sus memorias con una prosa poética: habló de sus familiares, del terror nazi y del amor hacia Zygmunt Schwarzer. Foto: Archivo Bellak
"Ahora vivo en Przemysl, en la casa de mi abuela. Pero la verdad es que no tengo un hogar real. Por eso a veces me pongo tan triste que tengo que llorar. Echo de menos a mi mamá y su corazón cálido. Extraño la casa donde vivíamos todos juntos", cuenta la adolescente.
Las memorias de Renia, a pesar de la tragedia, cuenta con una parte romántica. La joven, en los tres años que estuvo escondida, logró madurar lo suficiente como para relacionarse con un chico.
La adolescente cuenta en sus hojas cómo se enamoró por primera vez de Zygmunt Schwarzer, un niño al que besó por primera vez a poco de la llegada de las tropas nazis a Przemysl.
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Además, como explica la revista Smithsonian, Renia logró narrar algunas historias amenas sobre sus amigos, así como la descripción de los paisajes, seguidas de una profunda conmoción por los padres ausentes y la disputa entre naciones, ajena al martirio de los civiles.
“Hoy es el cumpleaños del Führer”, escribió el 20 de abril de 1942. ‘’¡Quiero gritar con todas mis fuerzas!’’, prosiguió. Estudios estiman que en los holocaustos murieron más de 20 millones de judíos.
Renia murió en 1942, a los 18 años, tras ser descubierta por los nazis en un ático. “Mi vida ha sido muy corta. No quiero morir. Tengo miedo a la muerte. Todo es tan estúpido, tan mezquino, tan poco importante, tan pequeño. Hoy me preocupa ser fea, pero mañana podría dejar de pensar para siempre”, plasma en el tramo final de su diario.
Zygmunt Schwarzer se quedó con el libro, y a pesar de ser trasladado a Auschwitz, logró sobrevivir a la crueldad nazi. En 1950, se mudó a Estados Unidos y pesar de los años y la distancia, logró darle las memorias de Renia a Elizabeth, quien radicaba en ese país con su madre Róza.
Golpeada por el recuerdo de su hermana, Elizabeth puso el cuaderno en la bóveda de un banco en Nueva York sin animarse a leerlo.
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Tuvieron que pasar más de cincuenta años para que Alexandra Bellak, hija de la hermana de Renia, impulse la difusión de este libro, que ya ha sido traducido al inglés y será publicado el 19 de setiembre.
“Entendí su profundidad y madurez, y su excelente escritura y poesía, y con el surgimiento de todos los ismos: antisemitismo, populismo y nacionalismo, tanto mi madre como yo vimos la necesidad de darle vida a esto”, cuenta Alexandra a CNN, quien le expresó a su progenitora sus deseos por descubrir sus raíces.