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El aterrador panorama que enfrentan los pacientes psiquiátricos de Venezuela [FOTOS y VIDEO]

El hospital psiquiátrico de Caracas alberga a 36 enfermos que día a día luchan para sobrevivir en medio de un indignante panorama de abandono, oscuridad e insalubridad. Los pacientes solo cuentan con medicamentos caducados y apenas un vaso de leche los alimenta a diario.

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Un enfermo internado en el Hospital Psiquiátrico de Caracas. Foto: EFE

Basura, excrementos e insectos muertos se dejan ver en las habitaciones, los baños y los patios del hospital psiquiátrico de Caracas, el más importante de Venezuela. Sin embargo, no ha dejado de funcionar, pues todavía alberga a 36 enfermos con trastornos mentales.

Este número representa a un reducido grupo de “privilegiados” pacientes mentales de los miles que a diario luchan por sobrevivir a la doble crisis que enfrentan en su país, Venezuela.

Solo una pequeño espacio del hospital con capacidad para atender a unos 300 pacientes está en funcionamiento y en pésimas condiciones, señala Johana Hernández, enfermera del centro psiquiátrico.

catres

“Esto se ha convertido en un hacinamiento de humanos. Por más que tú tengas ganas de hacer las cosas bien, no puedes hacerlo””, declara a Efe.

Medicamentos vencidos y catres en mal estado con apenas algunas sábanas y colchones forman parte de las deplorables condiciones de trabajo en las que se desenvuelven Johana y sus compañeros.

En una base de tecnopor se puede apreciar una veintena de ampollas ansiolíticas y sedantes caducadas en el 2016; sin embargo, son usadas cuando hay momentos de necesidad.

Una veintena de ampollas de ansiolíticos y sedantes, caducados en 2016, son aplicados actualmente en momentos de necesidad.

El fluido eléctrico tampoco es completo. Casi todo el hospital carece de él hace 20 meses, lo cual lo hace más propicio para ser un hábitat para invitados rastreros.

Pese a todo esto, Johana no ha abandonado su puesto de trabajo. “El personal del hospital no se encuentra de paro”, afirma. Los salarios que perciben son los mínimos, con apenas poco más de 6 dólares mensuales, equivalente a dos o tres kilos de harina.

En la fotografía se muestra el cuarto de limpieza de uno de los patios donde están alojados los pacientes.

“Yo no vivo de eso”, dice la enfermera, y tiene razón, ya que su objetivo está dirigido a mostrar una realidad que pocos llegan a ver.

“Si mi pecado fue sacar esto a la luz pública, bueno, tendré que pagar las consecuencias. No sé cuáles serán (…), no puedo hacer la vista gorda y ser uno más que se queda callado. No, mientras esté aquí no lo voy a hacer”, declara firme.