La NASA aisló en un módulo a los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins por posibles infecciones o bacterias provenientes de la Luna. Simultáneamente, la agencia inyectó rocas del satélite a distintas clases de animales, ¿por qué lo hizo?
Las misiones Apolo desde 1969, cuando el ser humano arribó por primera vez al único satélite de la Tierra, hasta 1972 se encargaron de transportar 382 kilogramos de estas contundentes formaciones. Los científicos querían estudiar mejor los síntomas a causa de organismos con potencial de convertirse en mortales.
“Tuvimos que demostrar que no afectaría a la biosfera de la Tierra. Por eso desarrollamos un programa increíble”, acotó Charles Berry, jefe de operaciones médicas en 1999, mediante una entrevista de TV.
Previo a las declaraciones de Berry, la NASA había seleccionado a codornices japonesas, peces, camarones, ostras, moscas domésticas y cucarachas alemanas, con la finalidad de utilizarlos como conejillos de indias. Pese a los cuestionamientos éticos, la agencia espacial no miró atrás.
Los expertos molieron 22 kilos de roca lunar, hornearon la mitad y la esterilizaron; la otra cantidad se mantuvo sin alteraciones. A los animales acuáticos se les echó aquel material en sus peceras; los ratones y codornices fueron inyectados, al tanto que los demás especímenes las comieron entre sus alimentos.
No hallaron anomalías en el variopinto conjunto de animales, incluso las cucarachas sobrevivieron al trajín. Sin embargo, las únicas que no pasaron esta prueba fueron las ostras, debido a su período de apareamiento, conjeturaron los científicos.
“Los resultados de estas pruebas no proporcionaron información que indicara que las muestras lunares devueltas por la misión Apolo 11 contenían agentes replicantes peligrosos para la vida en la Tierra”, anunciaron los autores del estudio en la revista Science.
Los experimentos se extendieron al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en cuyo caso analizaron los efectos de semillas cultivadas en rocas lunares.
De forma misteriosa, las plantas se acoplaron bien a los fragmentos no consolidados, mejor que en las arenas. Probaron con tomates, repollo, cebollas, helechos, entre otros. ¿Qué otros secretos se irán revelando?