Ni flores ni cielos. Guajaja confiesa que es un cantautor sin romance en su pluma: en sus canciones habla de la burrita Akimichu, de su primo Coco, del vendemiel, del arroz con pato “con bastante cebollita y un poquito de papiiita”. Y todo lo hace “lindo, lindo, lindo” porque su fin es agitar el ánimo y las caderas de una audiencia que lo conoció en los noventa, cuando mostraba —bajo bigote y sombrero— las primeras muecas de una sonrisa que ahora, ya dilatada, tiene por sello. José de la Cruz Tagle es jarana. José de la Cruz Tagle es patria.
—¿De dónde salió el “lindo, lindo, lindo”?
—Yo era percusionista antes y alguien dijo: “¡Qué chévere! ¿No? Salió lindo, lindo, lindo”. Son palabras espontáneas (...). Si retrocedemos, ¿por qué Guajaja? Porque alguien dijo: “Mira cómo se ríe: Gua-ja-ja”.
—¿Y antes de ser Guajaja consideraste otro nombre artístico?
—No. En la vida se me hubiera ocurrido otro nombre. Me decían Josecito, eso sí.
—¿Showman o músico?
—Showman. Descubrir que podía divertir al público con todas mis frases me gustó. Hubo un momento en que yo tenía que escoger: yo escogí ser showman porque había más entrada (económica).
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Y también había más posibilidad de una entrada gloriosa. “Señores, buenas noches. Llegó su negrito”, anunciaba Guajaja segundos antes de caer a una piscina. El artista reanudó su presentación y el público resaltó su capacidad para empinarse deprisa. Del accidente quedó un video viral y el bagaje para un nuevo tema: “No se imaginan cómo me sentí. Un baño sabroso me hizo feliz”.
—¿Por qué “Guaja al agua” no cuenta con un videoclip oficial en YouTube?
—No voy a hacer una producción; es decir, no voy a invertir en algo que me ha pasado. Si alguien invierte y cree que me va a dar realce, enhorabuena. Yo digo: “No importa”, porque cuando canto, el público se engancha. Otra cosa que quiero confesar es que no creo mucho en los likes. “Hay que estar al día, sin eso no eres nada”. Esas palabras yo no las creo. Yo lo que creo es que yo soy una persona con 32 años de vida artística, estoy vivito y coleando y no he dejado de trabajar desde que inicié con mi música.
—Tienes una trayectoria amplísima, pero el público necesita una exposición constante del artista en redes sociales, ¿cómo haces para mantener la vigencia?
—Yo estoy vivo y la gente sabe quién es Guajaja. Quizá sea uno de los pocos, pero lo que más me sale son los matrimonios. También trabajo en el restaurante Cascajal, de Lince, donde estoy ininterrumpidamente desde hace siete años.
—¿Y cómo trabajaste durante la pandemia?
—Ahí sí comencé a hacer lives, pero profesionalmente: me iba a estudios. Y poco a poco... Yo jamás pensaba cobrar por los saludos, pero me daban mis propinas.
—Tampoco tienes mánager...
—Ya no tengo. De hecho empecé con un mánager: cuando llegué a Sony Music, mi mánager era Robelo Calderón, el que manejaba a Pedro Suárez-Vértiz. ¡Imagínate!
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Se refiere al año 1997, a su etapa de coronamiento con aplausos internacionales y difusión radial, a una fama que abrazó y luego despidió con gratitud: “Me siento más descansado, porque yo he tenido un momento de auge a menos edad”. Hoy tiene 54 años y se autodenomina el abuelo joven. “Tengo 32 años de vida artística y yo solamente vivo de la música. Mis contratos —y estoy orgulloso— ahora son en restaurantes, matrimonios, quinceañeros y cumpleaños. Lo que yo gano ahí es para pagar mi cafecito y mi arroz con pato”, bromea.
—Hiciste afropop, afrocumbia, afrosalsa... ¿Cómo decidiste construir tu estilo?
—Cuando hice mi primer tema, “A mí qué chu”, yo era muy hincha de Vico C, de “Bomba para afincar”. Entonces, ese ritmo se me pegó tanto que dije: “Esto es lo que yo quiero” (...). Le di una diferencia a lo que estaba catalogado como tradicional: guitarra, cajón, bombo. Cuando ya salí como un showman, implanté el uso de instrumentos más latinos: trompeta, piano, batería, timbales (...). Cuando llevé ese tipo de música a la radio, me decían: “¡Qué bacán! Esto funciona”, pero un día se me ocurrió llevar un festejo tradicional y me dijeron: “Esto no, esto llévalo para la radio criolla”. ¡Ni loco! Esto era mi ingreso (monetario).
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—¿Tú compones las letras de tus canciones?
—Yo creo las letras de mis canciones y también hago las melodías.
—¿Hay algún álbum en camino?
Aunque la respuesta es corta: “No”, la explicación posee varias esquinas: el cantante con una treintena de productos musicales ha encontrado en el presente el tiempo oportuno para masificar aquellas composiciones que no alcanzaron el reconocimiento de “Saca roncha”. Además, mientras guarda el deseo de desplegar su talento junto a Eva Ayllón, Antonio Cartagena y Javier Lobatón, ha empezado a tejer la estrategia de su siguiente negocio: “Tengo un proyecto de hacer un unipersonal: La Guajajada. Tengo un montón de anécdotas. ¡Muy pronto, muy pronto!”.