La economía crece a tasas muy bajas y hay sensación de frustración y retroceso, según economista
Entrevista. Luis Miguel Castilla. Director de Videnza Consultores y exministro de Economía y Finanzas (MEF).
La inflación se ha convertido en un dolor de cabeza para los peruanos. La capacidad adquisitiva de las familias redujo en un 20% . La perspectiva es que el encarecimiento de la canasta básica familiar baje, pero con los nuevos eventos climáticos eso se truncaría. En esta entrevista Luis Castilla sostiene que la inestabilidad política tampoco atrae la inversión privada, clave en la generación de nuevos puestos de trabajo.
–En la reciente encuesta de hogares aparecen inflación y bajos sueldos como una preocupación de los peruanos.
– Los bajos sueldos son un legado de la pandemia. La recuperación del empleo fue en actividades técnicas y trabajo informal. Hubo un nivel de recuperación menor del que teníamos antes de la pandemia. Por eso, en la encuesta, aflora esa preocupación. Lo segundo, estamos a casi dos años de una inflación alta, que mermó en más del 20% la capacidad adquisitiva de los peruanos, la canasta básica, el consumo. Eso incrementó la pobreza, tenemos tres millones de pobres adicionales.
–Ante la inflación que no cede y la gente que exige mejores sueldos, ¿qué debería hacer el gobierno?
– Es de gran ayuda la política de apoyar a la economía familiar aumentando las transferencias al ámbito rural y urbano, con "Con Punche Perú" y el soporte a las cocinas comunes. Pero, le corresponde al gobierno impulsar la inversión. Está muy baja. Si no tenemos inversión no podemos generar puestos de trabajo. El gobierno debe apoyar a la reactivación de los proyectos (...) No hay inversiones porque el horizonte se ha cortado, no sabemos qué va a pasar. Lo político y lo institucional es el gran tapón para el crecimiento económico y, hasta que eso no se encarrile, la inversión por más esfuerzos que haga el gobierno, crecerá por debajo del potencial y eso hace que la economía se estanque. En lugar de crecer a 5% o 6%, iremos a 2% y 3%.
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–Un crecimiento de 2% no ayuda a la generación de empleo.
– No, en absoluto, se requiere por lo menos 4% para absorber a la mano de obra, unos 400 000 jóvenes, que entran al mercado todos los años para puestos formales. Como no hay, la mayoría se emplea de manera informal.
–¿Este cóctel peligroso entre inflación y bajos sueldos puede activar el clima de convulsión social?
– La inflación bajará porque no puede haber un shock de oferta permanente, probablemente hacia el año entrante, en función a la afectación que va a tener El Niño. La política del BCR ha sido efectiva y ha subido en 18 meses, la tasa de interés de, casi cero, a más del 7%. Es un incremento fuerte. El estancamiento económico, la falta de creación de puestos de trabajo, es el riesgo mayor. Si uno se fija, en Puno, la gente estuvo reclamando, pero ya no podían darse el lujo de protestar en la calle porque tenían que alimentarse.
–¿Cómo hacemos para tener una lógica de crear puestos de trabajo si algunos gobiernos regionales, como el de Arequipa, sabotean Zafranal, cuya inversión asciende a $ 1200 millones.
– Falta que los líderes del país de los tres niveles, especialmente del Ejecutivo, tomen conciencia de apoyar los proyectos, de los pequeños y los grandes. Hay muchos emprendimientos que no se dan por falta de financiamiento, trámites, sobornos que les piden o falta de habilitación urbana. Si no hay una conciencia de imprimir una mejor calidad regulatoria y seguridad jurídica, será difícil que la economía nacional y regional se reactive. Ahí vienen los problemas, la gente se va a empezar a molestar nuevamente. La economía crece a tasas muy bajas y hay una sensación de frustración y retroceso. Me preocupa que el año entrante nuevamente veamos un incremento de la pobreza y eso se pueda convertir en un caldo de cultivo y al final no haya respuesta política, más bien hay mucho cortoplacismo.
–Esa parálisis se debe también en parte a la falta de legitimidad del Congreso y de parte del Ejecutivo.
– No estamos bien, pero estamos mejor que el vecindario de América Latina, que es un desastre, como dijo Julio Velarde. Definitivamente el hecho de tener una democracia debilitada y crisis de legitimidad de las autoridades con aprobación del 10% a 15%, no da estabilidad política. Un inversionista no pondrá sus balas en un país que es totalmente inestable, la crisis de legitimidad origina problemas de gobernabilidad.
–El consumo se convirtió en un motor del crecimiento. Mucha gente tenía plata de la AFP y la gastó, ahora no hay nada de eso.
– Con el confinamiento por pandemia, muchos gastos se postergaron. Eso se reflejó en altas tasas de ahorro privado, que se fueron desacumulando. Vemos que ya no hay ese aporte extraordinario que lo dio ese ahorro forzado y privado. Estas inyecciones de liquidez aportaron al bolsillo de los trabajadores formales. Ahora estamos en una dinámica de mercado laboral donde crece más el empleo precario que paga menos y una inflación que no baja.
–Un economista argentino, indicaba que en el mundo, la inflación estaba bajando de manera sustancial, pero no en el Perú.
– La inflación, en una economía sobrecalentada, se controla con incremento de las tasas de interés, para enfriar la economía, pero cuando la fuente del incremento son productos importados o combustibles, ahí la política monetaria es menos efectiva. El control de la inflación está más sujeto a que perdure el shock de oferta que originó su crecimiento. Tenemos problemas en el abastecimiento de ciertos alimentos o insumos. (...) Eso obviamente afecta la capacidad adquisitiva. Los costos están siendo elevados para empresas y familias en todo el país
–¿Pero hay una perspectiva de que vaya a bajar? En Arequipa, ya hay desabastecimiento de productos del campo. La cebolla de S/ 2 ahora subió a S/ 4.
– Cuando hay heladas en el sur se malogra la producción. Pero hay que sumarle el hecho que el año pasado no se consiguió fertilizantes. Ante la probabilidad de un Niño severo o moderado, el sector que más se afecta es el agrícola, en problemas de suministro e incremento de los precios. Probablemente, eso sea el nuevo shock que enfrentamos no tanto por una inflación importada sino porque el suministro de alimentos a los peruanos se ve afectado por estas interrupciones de oferta asociadas a los desastres naturales, que se prevén tanto en la costa del país como en las zonas altoandinas.