Es una noche helada pero de ensueño. Luego de dos años de cuarentena por la pandemia de la Covid-19 Cusco vuelve a la vida. Más de 60.000 personas asisten a la Plaza Mayor para el espectáculo de Luces y Sonidos. Una agrupación musical hace zapatear a los asistentes con la interpretación de huainos al estilo de los músicos de antaño.
Afinación Diablo la conforman nueve jóvenes que trae al recuerdo a los viejos orquestines cusqueños . Ellos le imprimieron un estilo moderno, profesional.
En el orquestín cusqueño predomina el arpa, violín y quena. Ellos le introdujeron el charango, explica Alex Cárdenas Ccoyto, director de Afinación Diablo. Eso también explica su nombre.
“La afinación diablo es un temple del charango que se maneja en provincias altas del Cusco. En el Perú, existen diferentes afinaciones, Ayacucho y Huancavelica.
Este grupo se formó hace cinco años. Debutaron el 1 de agosto del 2018, día de la Pachamama en la chichería de Mamá Trini del barrio de San Blas. Más de 50 comensales, con caporal de chicha de jora en mano, disfrutaron y bailaron en esa primera presentación. “Cobramos cinco soles la entrada. Dije ese rato, si vamos a cobrar entrada entonces ofrezcamos más al público, es así que mandamos a confeccionar nuestros trajes, terno y sombrero como los músicos de los años ochenta” continuó Alex.
La llegada de la pandemia les alejó de los escenarios, las fiestas patronales o acontecimientos sociales, Afinación Diablo buscó reinventarse con conciertos virtuales en las redes sociales, “Buscamos alternativas para que los chicos no se desencanten de la música. No ganamos dinero, tuvimos pérdidas” contó el director.
Esas presentaciones, en las redes, ayudaron a que el grupo crezca en fama. Su música sea escuchada por todo público, entre mayores y jóvenes que gustan de la música andina cusqueña.
No existe cargo patronal, cumpleaños, bodas u otro acontecimiento privado o público que no esté amenizado por Afinación Diablo.
Canciones de Los consagrados, Campesinos, Condemayta de Acomayo, Los Leones de San Jerónimo, entre otros, así como composiciones propias hacen el variado repertorio del grupo. Un estilo que los ha llevado a animar eventos pocos comunes como misas de difuntos y un ordenamiento sacerdotal.
“En provincias existe el cambio de luto. Es cuando la familia del difunto luego de un año deja las prendas negras. Eso se celebra entre tristeza y alegría. Fuimos también a la celebración de la primera misa de un sacerdote en Quispicanchi , tuvimos que explicar el nombre del grupo para no entrar en contradicciones con la iglesia” contó el músico entre risas.
El grupo se proyecta a escenarios de la capital. Preparan una presentación en octubre próximo en Lima. Aspiran a internacionalizarse con la grabación de un disco.
“Me gusta mucho cómo se maneja el grupo Raíces de Jauja y sus tunantadas, es a ese nivel que queremos llegar” culminó Alex.