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Ciencia

Científicos siembran una semilla de 1.000 años y crece un árbol curativo de Israel que estaba extinto

Un grupo de investigadores ha logrado germinar una semilla de 1.000 años hallada en una cueva del desierto de Judea. El árbol resultante, conocido como Sheba, podría estar vinculado a especies mencionadas en la Biblia y utilizadas por sus propiedades medicinales. 

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La semilla antigua germinó tras seis meses. Foto: composición LR / Guy Eisner

Un equipo de arqueólogos y biólogos ha logrado revivir un árbol a partir de una semilla que permaneció enterrada por más de un milenio en el desierto de Judea, en Israel. El experimento, que tomó 14 años, culminó con la germinación de un ejemplar del género Commiphora, una familia de árboles conocida por sus resinas aromáticas y sus posibles propiedades curativas.

El estudio, publicado en la revista científica Nature, detalla cómo la semilla fue recuperada en una cueva y sometida a un meticuloso proceso de análisis genético y datación por radiocarbono. El árbol, llamado "Sheba", podría pertenecer a una especie extinta relacionada con el histórico bálsamo de Judea, una resina de gran valor en la antigüedad.

La semilla de 1.000 años hallada en una cueva

El equipo de científicos, liderado por la doctora Sarah Salln, decidió germinar la semilla tras descubrirla durante unas excavaciones en una cueva del desierto de Judea. Esta zona de Israel ha sido fuente de importantes hallazgos arqueológicos, pero el descubrimiento de una semilla de esta antigüedad y en tan buen estado fue un evento inusual que despertó el interés de los investigadores.

Dado que el género Commiphora está relacionado con el incienso y la mirra, así como con resinas históricamente valiosas, como el bálsamo de Judea, los científicos quisieron comprobar si esta especie extinta podía estar conectada con las plantas mencionadas en la Biblia. La semilla fue datada mediante el método de radiocarbono, con lo cual se halló que tiene entre 933 y 1202 años. Esto permitió a los expertos plantear la hipótesis de que el árbol podría ser parte de la flora que existió en la región antes de su extinción.

Foto: Nature

El árbol que volvió de la extinción

El árbol germinado, ahora llamado "Sheba", mide aproximadamente tres metros y pertenece al género Commiphora, una familia de árboles conocida por producir resinas con propiedades medicinales y religiosas. A diferencia de otras especies de Commiphora que producen fragancias como el incienso o la mirra, no emite un aroma fuerte, lo cual sorprendió a los investigadores. Esto podría indicar que su valor no residía en sus propiedades aromáticas, sino en sus posibles aplicaciones curativas.

El análisis de ADN y los estudios filogenéticos publicados en Nature muestran que Sheba es única dentro de su género. Si bien comparte rasgos con otras especies de Commiphora encontradas en África y la Península Arábiga, no se parece a las especies que hoy se cosechan por sus resinas fragantes. Este descubrimiento es crucial, ya que sugiere que podría tratarse de una especie extinta o desconocida hasta ahora. Los científicos han señalado que, hasta que el árbol florezca, no podrán determinar con certeza su clasificación exacta, aunque los análisis preliminares ya han dado pistas valiosas sobre su origen.

Nuevas posibilidades de investigación sobre plantas medicinales

El logro abre nuevas posibilidades para la investigación de especies extintas y sus usos medicinales en la antigüedad. Además, el hallazgo ofrece pistas valiosas sobre la biodiversidad histórica de Israel y el potencial para la conservación de especies. La arqueóloga Sarah Sallon estacó que este descubrimiento podría ayudar a entender mejor la relación entre las prácticas agrícolas antiguas y las plantas mencionadas en textos bíblicos, como el bálsamo de Judea.

Además, los científicos encontraron una serie de glicolípidos en su resina, que podrían tener un alto potencial farmacológico. Estos compuestos no se habían identificado previamente en otras especies de Commiphora y, según los expertos, podrían ser clave en futuras investigaciones sobre nuevos tratamientos médicos. En el contexto de los descubrimientos etnobotánicos, Sheba ofrece una nueva ventana para estudiar cómo las civilizaciones antiguas de la región de Israel utilizaban los recursos naturales con fines medicinales y rituales.

¿Qué es el bálsamo de Judea?

El bálsamo de Judea, también conocido como bálsamo de Galaad, es una resina aromática y medicinal que se obtiene del árbol Commiphora gileadensis , que crece en regiones de Arabia y Egipto. Este bálsamo se caracteriza por su color blanco amarillento y su consistencia fluida, siendo más ligero que el agua y soluble en éter y aceites esenciales, con un olor agradable que recuerda a la trementina mezclada con limón.

Históricamente, el bálsamo de Judea ha sido valorado por sus propiedades curativas. En la antigüedad, se utilizaba como un fortificante y se incluía en regalos a soberanos debido a su prestigio. Además, se menciona en la Biblia como un símbolo de curación, siendo referenciado en varios pasajes que destacan su importancia en el contexto cultural y espiritual del antiguo Oriente Medio.

¿Qué otros usos podrían tener las resinas de Commiphora en la medicina moderna?

Las resinas de Commiphora, especialmente aquellas provenientes de especies como Commiphora myrrha (mirra), han sido utilizadas tradicionalmente en diversas culturas debido a sus propiedades medicinales. En la medicina moderna, estas resinas están siendo investigadas por una amplia gama de usos potenciales debido a sus propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas, antioxidantes y anticancerígenas.

Algunos estudios preliminares han sugerido que los extractos de Commiphora podrían tener propiedades anticancerígenas, inhibiendo el crecimiento de células tumorales y promoviendo la apoptosis (muerte celular programada) en ciertos tipos de cáncer. Aunque se necesita más investigación en este campo, los resultados iniciales son prometedores, especialmente en cánceres de mama, colon y próstata.