Hallazgo en Perú: arqueólogos desentierran fardos funerarios de más de 800 años de antigüedad en Ica
Un equipo de arqueólogos ha encontrado cuatro fardos funerarios en el sitio arqueológico de Huacachina Seca, en la región de Ica. Los hallazgos, vinculados a la antigua cultura Ika, ofrecen información clave sobre las costumbres funerarias de esta civilización.
Confirman un descubrimiento arqueológico de gran relevancia en el distrito de Pueblo Nuevo, en Ica. Cuatro fardos funerarios de la cultura Ika, con más de 800 años de antigüedad, han sido hallados en el sitio arqueológico de Huacachina Seca, anteriormente conocido como Soniche. La expedición, liderada por el arqueólogo Rafael Mallco Huarcaya y un equipo de investigadores peruanos, destaca la importancia cultural de la región y ofrece nuevas pistas sobre las prácticas funerarias de esta antigua civilización.
Huacachina Seca, situado en la costa sur central de Perú, es un lugar con una rica historia que se extiende desde los orígenes de la cultura Ika hasta la llegada de los incas. Las excavaciones, iniciadas a finales de agosto, han revelado hasta ahora cuatro fardos funerarios, tres de los cuales contienen restos humanos en diversos estados de conservación.
Los fardos funerarios fueron hallados junto a ofrendads. Foto: Genry Bautista/Andina
Descubrimiento de cuatro fardos funerarios
El equipo de arqueólogos, dirigido por Rafael Mallco Huarcaya, comenzó sus investigaciones a fines de agosto de este año en el sitio arqueológico de Huacachina Seca. El primer fardo funerario, según declaraciones a la agencia Andina, fue descubierto el 4 de septiembre, y contenía los restos de un individuo de entre 13 y 16 años de edad. Los restos estaban cubiertos por textiles y acompañados de un ajuar funerario que incluía vasijas y tejidos doblados, lo que sugiere la importancia ceremonial de estos elementos en los ritos funerarios de la cultura Ika.
Conforme avanzaban las excavaciones, el equipo encontró otras tres momias, dos de las cuales fueron descubiertas en los días siguientes. Uno de estos fardos, más pequeño que el primero, también contenía restos humanos acompañados de ofrendas similares, como recipientes de mate y maíz.
"La presencia de acumulaciones de ceniza a modo de ofrenda y gran cantidad de chala de maíz que forma parte del relleno que cubrió este importante hallazgo indican el uso sagrado de Huacachina Seca durante el periodo intermedio tardío”, afirma Mallco.
¿En qué estado se encontraron los fardos funerarios?
Los cuatro fardos funerarios, que permanecieron ocultos bajo las arenas de Ica durante más de 800 años, presentan un estado de conservación que ha sido descrito como "de regular a bueno". Según Mallco Huarcaya, el terreno arenoso y seco de Huacachina Seca ha permitido que los restos se preserven en condiciones relativamente favorables.
Solo uno de los fardos funerarios fue encontrado con su ajuar completo. Foto: Genry Bautista/Andina
Tres de los fardos fueron encontrados completamente cubiertos por telas y depositados en el interior de vasijas que luego fueron envueltas y amarradas con tejidos, un proceso que refleja el respeto de la cultura Ika hacia sus difuntos.
Uno de los fardos fue hallado con su ajuar funerario completo, lo que es de particular interés para los arqueólogos, ya que permitirá obtener información valiosa sobre las costumbres funerarias de la época. Además, el hallazgo de restos de maíz y chala en el interior de los fardos sugiere que estos elementos formaban parte de las ofrendas realizadas en honor a los difuntos, una práctica común en muchas culturas prehispánicas de la región.
Un cementerio importante
El descubrimiento de los fardos funerarios en Huacachina Seca abre nuevas vías de investigación para comprender mejor el contexto histórico y social de esta civilización. Según los expertos, Huacachina Seca fue uno de los cementerios más importantes de la cultura Ika y es probable que haya sido el lugar de descanso final de personas de alto estatus, como los curacas o líderes de la comunidad, que habitaban en el cercano centro administrativo de Takaraka.
Este sitio, que se extiende por más de siete hectáreas, ha sido objeto de estudio desde principios del siglo XX, cuando el arqueólogo alemán Federico Max Uhle realizó las primeras excavaciones en la zona. Más tarde, en la década de 1970, Dorothy Menzel, de la Universidad de Berkeley, utilizó los hallazgos de Uhle para clasificar la cerámica Ika, lo que sentó las bases para investigaciones posteriores.
Los fardos funerarios se encontraban en buen estado de conservación. Foto: Andina
Actualmente, el equipo de Mallco Huarcaya planea continuar con estudios especializados que incluirán tomografías, rayos X, análisis de ADN y estudios de paleodieta, entre otros. Con ello, los arqueólogos esperan obtener una imagen más completa de la vida cotidiana en el valle de Ica antes de la llegada de los incas.
El proyecto, financiado por la consultora en arqueología Arkeos Perú y con la participación de estudiantes de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica, también busca involucrar a instituciones públicas y privadas para obtener apoyo en el análisis de los hallazgos.
¿Qué avances tecnológicos se están utilizando en la investigación arqueológica actual?
La investigación arqueológica ha experimentado avances significativos gracias al uso de diversas tecnologías que permiten explorar y analizar sitios antiguos sin dañarlos y con mayor precisión. Algunos de los avances tecnológicos más destacados en la arqueología moderna son: LiDAR (Light Detection and Ranging), que consiste en pulsos láser para crear mapas topográficos detallados; escaneos 3D, que permiten recrear virtualmente objetos, monumentos y sitios arqueológicos con detalle; sensores de georradar (GPR), los cuales permiten localizar objetos y estructuras subterráneas con ondas de radar.
Por otro lado, ahora también es posible realizar análisis genético de restos humanos y animales recuperados. Los estudios de ADN antiguo están ayudando a esclarecer linajes y conexiones entre culturas prehistóricas. Asimismo, hay avances en la arqueología molecular, un enfoque que emplea técnicas químicas avanzadas para analizar residuos orgánicos en cerámica, herramientas o restos humanos.
La tecnología LiDAR ha ayudado a arqueólogos a hallar una ciudad maya perdida. Foto: Fundación Pacunam