El país de América Latina que creó un 'árbol líquido' para producir oxígeno en la ciudad: es más eficiente que 50 árboles
Y-TEC y el CONICET han creado una tecnología innovadora que utiliza microalgas para disminuir el dióxido de carbono en zonas urbanas, ofreciendo soluciones al cambio climático.
Un país de América Latina está a la vanguardia de una de las soluciones más innovadoras contra el cambio climático con el desarrollo de un “árbol líquido”. Esta tecnología emplea microalgas para capturar dióxido de carbono (CO2) y generar oxígeno en las ciudades, siendo hasta 50 veces más eficiente que un árbol real.
El proyecto, bautizado como Y-ALGAE, aprovecha un fotobiorreactor que emplea microalgas nativas para llevar a cabo el proceso de fotosíntesis en entornos urbanos donde la plantación de árboles es imposible. Según los responsables de la iniciativa, este tipo de tecnología es crucial en la reducción de CO2 y en la mitigación del impacto ambiental en zonas altamente contaminadas.
Los "árboles líquidos" en la lucha contra el cambio climático
En 2021, se lanzó el proyecto Y-ALGAE, desarrollado por Y-TEC, la empresa argentina especializada en tecnología verde, en colaboración con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Este proyecto tiene como objetivo principal la creación de dispositivos que puedan instalarse en entornos urbanos para combatir la contaminación y el cambio climático.
El dispositivo, está diseñado para funcionar en áreas pavimentadas o altamente contaminadas, donde la plantación de árboles es inviable. Foto: CONICET
Estos "árboles líquidos" están diseñados para absorber dióxido de carbono del aire y producir oxígeno mediante el uso de microalgas nativas de Argentina. Cada dispositivo es entre 10 y 50 veces más eficiente que un árbol natural, lo que los convierte en una herramienta esencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en las ciudades. La tecnología ha sido probada con éxito en dos prototipos instalados en una estación de servicio de YPF y en una planta industrial, ubicadas en Buenos Aires.
Eficiencia y funcionamiento del 'árbol líquido'
El elemento clave de los "árboles líquidos" es el fotobiorreactor, un dispositivo que contiene microalgas capaces de realizar fotosíntesis, un proceso mediante el cual se transforma el dióxido de carbono en oxígeno y biomasa. Las microalgas capturan CO2 del aire y, con la ayuda de la luz solar o artificial, producen oxígeno, imitando el ciclo natural de los árboles.
El dispositivo es una gran alternativa frente a las ciudades con poco espacio para áreas verdes. Foto: Expedia
Cada uno de estos dispositivos puede absorber hasta media tonelada de CO2 al año, lo que los convierte en una herramienta de gran valor en la lucha contra el cambio climático, especialmente en ciudades donde la contaminación es más intensa. A diferencia de los árboles convencionales, que necesitan espacio y tiempo para crecer, los fotobiorreactores pueden instalarse en áreas urbanas densamente pobladas, lo que los hace ideales para combatir la contaminación urbana.
Contribución a la economía circular y uso de biomasa
Además de reducir el dióxido de carbono en el aire, el proyecto Y-ALGAE tiene un impacto positivo en la economía circular. La biomasa generada por las microalgas durante el proceso de fotosíntesis puede reutilizarse en diferentes áreas. Entre sus aplicaciones, la biomasa puede convertirse en biofertilizante para la producción de árboles nativos, o incluso usarse como componente de materiales de construcción como el hormigón.
Otro aspecto importante es que el fotobiorreactor puede funcionar con aguas residuales, lo que reduce el consumo de agua potable y contribuye a una mayor sostenibilidad en la gestión de los recursos hídricos. Esta versatilidad convierte a los "árboles líquidos" en una solución integral no solo para combatir el cambio climático, sino también para optimizar el uso de recursos naturales en las ciudades.
Aplicaciones urbanas y beneficios ambientales
Los "árboles líquidos" tienen un enfoque particular en mejorar la calidad del aire en zonas urbanas como Buenos Aires, donde la falta de espacio y las altas concentraciones de contaminación limitan la capacidad de plantar árboles convencionales. Gracias a su diseño compacto y su alta eficiencia, estos dispositivos pueden instalarse en una variedad de entornos, desde estaciones de servicio hasta áreas industriales.
Además de su capacidad para reducir los niveles de dióxido de carbono, los "árboles líquidos" contribuyen a la concientización pública sobre la importancia de adoptar tecnologías verdes para combatir el cambio climático. Su diseño atractivo ha sido utilizado como parte de campañas educativas que buscan sensibilizar a la población sobre los desafíos ambientales que enfrentan las ciudades.