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Ciencia

Una anomalía en el campo magnético sigue creciendo sobre Sudamérica: estas son sus consecuencias

El campo magnético terrestre se debilita en esta zona y los científicos están preocupados porque los efectos de esta anomalía son cada vez más notorios.

larepublica.pe
Anomalía del Atlántico Sur, cubre esta parte del océano y Sudamérica. Imagen: ESA

El campo magnético de la Tierra, la capa invisible que nos protege de la radiación dañina proveniente del Sol y fenómenos cósmicos, se está debilitando en una zona que abarca Sudamérica y la parte austral del océano Atlántico. En las últimas décadas, los científicos han detectado que la llamada Anomalía del Atlántico Sur (SAA, por sus siglas en inglés) ha crecido en tamaño y continúa haciéndolo en la actualidad.

Tan solo en los últimos tres años, esta anomalía se ha expandido un 5% hacia el oeste, según un informe publicado en enero de 2023 por la Oficina Nacional de Administración Atmosférica (NOAA), de Estados Unidos.

Hoy, la zona más grave de la SAA se extiende sobre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, pero terminará alcanzando a Bolivia, Chile, Perú y demás países de la región.

¿Cómo está afectando esta anomalía a la humanidad?

Consecuencias de la anomalía magnética

La mayor parte de la radiación que llega del espacio (viento solar y rayos cósmicos) suele quedar atrapada por el campo magnético a unos 1.600 kilómetros sobre la superficie terrestre, en regiones en forma de rosquilla llamadas cinturones de Van Allen. Sin embargo, sobre la Anomalía del Atlántico Sur, la radiación ya penetra hasta los 200 km de altura, por lo que afecta tanto a la tecnología como a los seres vivos en la órbita terrestre baja.

La radiación del viento solar se queda atrapada en los cinturones de Van Allen. Imagen: NASA

Los daños en los satélites que pasan por esa zona se comenzaron a reportar desde la década de 1980. Incluso el telescopio espacial Hubble resultó afectado, por lo que ahora debe apagar algunos de sus instrumentos cada vez que pasa por la Anomalía del Atlántico Sur. No obstante, el caso más dramático ocurrió en 2016, cuando la Agencia Espacial Japonesa perdió contacto con su recién lanzada sonda Hitomi mientras esta atravesaba dicha región. Al final terminó desintegrada en la atmósfera.

El peligro para los humanos también ha quedado evidente. En 2010, el astronauta Terry W. Virts, que se encontraba en la Estación Espacial Internacional (400 km sobre la superficie), fue cegado brevemente por un destello blanco mientras la nave transitaba por la zona de la anomalía. Lo que había experimentado fue el impacto de partículas de radiación en su nervio óptico y, por su puesto, el resto de su cuerpo no estuvo a salvo. Días después, su piel comenzó a sangrar y continuó así cuando regresó a la Tierra. "Fui al dermatólogo y tras una biopsia me dijo que tenía cáncer de piel", relató en un documental de la BBC.

Los estudios sobre la anomalía indican que seguirá profundizándose a medida que el campo magnético continúe debilitándose en esta zona, por lo que, con el paso del tiempo, acercará más la radiación a la superficie.

Por ahora, la vida en la Tierra está a salvo. Esta cuenta, además, con un 'escudo' adicional: la capa de ozono, situada entre los 15 a 50 km de altitud.

¿Qué la originó?

El campo magnético de la Tierra es producido por el núcleo externo líquido del planeta, donde los metales fundidos se agitan a medida que el planeta gira y genera corrientes eléctricas de cientos de kilómetros de largo, explica la NASA. De ese modo, nuestro mundo funciona como un imán gigantesco.

El campo magnético se origina en el núcleo de la Tierra. Imagen: Science 360

Pero este sistema no es perfecto. El eje magnético no está en el mismo lugar que el eje de rotación terrestre. El norte magnético, por ejemplo, se ubica a 400 km al sur del polo norte geográfico. Y continúa moviéndose.

Esa inclinación del eje magnético y las variaciones en el movimiento del núcleo terrestre son señaladas como los principales factores que impulsan la Anomalía del Atlántico Sur.

En 2022, un estudio en rocas volcánicas magnetizadas reveló que anomalías similares se han formado sobre esta región desde hace 11 millones de años.

Por ahora, los científicos rastrean la evolución de la anomalía a través de distintas misiones espaciales, como la constelación de satélites Swarm, de la Agencia Espacial Europea (ESA), que mide cambios en la intensidad del campo magnético desde la órbita y provee información en tiempo real sobre el estado de nuestro escudo cósmico.