¿El núcleo de la Tierra se ha detenido? Esto es lo que realmente detectaron los científicos
Un estudio sugiere que el núcleo sólido de nuestro planeta se frenó y ahora parece que gira en sentido contrario a la superficie. Aclaramos las dudas de los lectores sobre este hallazgo y sus posibles efectos.
Sin duda, la noticia científica más trascendente de estos días es que el núcleo interno de la Tierra se ha frenado y parece haber cambiado de dirección. Un enunciado que genera impacto, pero también muchas dudas. Por ello, trataremos de explicar todo lo concerniente a este nuevo hallazgo y sus efectos en el resto del planeta.
El estudio en cuestión fue publicado en la prestigiosa revista Nature Geoscience, por lo que no es ningún bulo. Pero, antes de hablar de lo que encontraron sus autores, definamos el contexto.
¿Qué está pasando en el centro de la Tierra?
Primero, hagamos un viaje mental hacia el centro de nuestro planeta: debajo de nuestros pies está la corteza terrestre, de unos 35 km de espesor. Luego viene el manto, que consta de 2.890 km de minerales en estado sólido y viscoso. Esta capa envuelve un mar de hierro y níquel de 2.270 km de profundidad, el núcleo externo, en cuyo centro se encuentra el núcleo interno, una esfera sólida de 2.400 km de ancho compuesta por los mismos metales, a una temperatura de 5.200 °C, casi tanto como la superficie del Sol.
Estructura interna de la Tierra. Imagen: Wikimedia Commons
La estructura interna de la Tierra ha sido mapeada gracias a las ondas emitidas por los sismos, ya que explorar estas capas directamente es imposible para nuestra tecnología actual. Lo más profundo que hemos logrado perforar es 12 km (agujero de Kola, Rusia), apenas la tercera parte del camino hacia el manto.
En 1996, el análisis de ondas sísmicas que atraviesan el globo reveló que el núcleo interno de la Tierra gira más rápido que la corteza, en la misma dirección (hacia el este).
¿Qué han descubierto ahora?
Yi Yang y Xiadong Song, sismólogos de la Universidad de Pekín (China), analizaron dos centenares de terremotos ocurridos cerca del Polo Sur entre la década de 1960 y la actualidad, cuyas ondas fueron captadas por estaciones en Alaska, cerca del Polo Norte.
Los investigadores observaron que, en los últimos años, las ondas sísmicas no llegaban con las variaciones detectadas en los 90. Así, el análisis de todo el conjunto de datos mostró que en 2009 el núcleo interno se frenó: comenzó a girar al mismo ritmo que la corteza y luego se volvió aún más lento.
Las ondas sísmicas se alteran al pasar por material más denso. Imagen: Bekersfield College
Como en la década de 1970 se detectó que el núcleo tuvo un parón similar y comenzó a acelerarse, los autores del nuevo estudio infieren que esta estructura tiene un ciclo de oscilación que dura 70 años aproximadamente, lapso en que primero acelera y luego desacelera.
¿El núcleo se ha detenido? ¿Cambió de dirección?
Ahora, ¿cómo llegamos a la afirmación de que el núcleo se detuvo o que cambió de dirección? La clave está en el punto de referencia.
Cuando el núcleo giraba más rápido que la corteza, desde nuestra perspectiva, esta esfera metálica se movía hacia el este. Luego, en el momento en que frenó hasta nuestro ritmo, lo hubiéramos visto detenerse. Y ahora que gira más lento, lo veríamos moverse en sentido contrario (hacia el oeste).
Dos personas pueden comprobar fácilmente este fenómeno: una girando como si fuera el núcleo y la otra moviéndose a su alrededor como si fuera la corteza.
Efectos en el planeta
De acuerdo con el estudio, estos cambios en el movimiento de núcleo interno tienen influencia en la velocidad a la que el resto del planeta gira sobre su eje y, por tanto, afecta la duración del día.
Si bien la Tierra gira cada vez más lento debido a la interacción con la fuerza de gravedad de la Luna, en los últimos años esta tendencia se ha revertido, tanto así que desde 2016 no se ha anunciado otro ‘segundo bisiesto’, el cual se agregaba a la hora universal a mediados o fin de año para compensar el excedente de los días transcurridos.
Los relojes atómicos son tan precisos que detectan los mínimos cambios en la duración del día. Foto: University of Colorado
Según los investigadores, el cambio en el movimiento del núcleo puede hacer que el día sea una milésima de segundo más largo o más corto, dependiendo de su velocidad de rotación con respecto al resto del planeta.
Otra consecuencia descrita tiene que ver con el campo magnético de la Tierra, el cual es generado por el movimiento de hierro y níquel líquidos alrededor de la esfera sólida del centro.
En las últimas décadas se ha observado un debilitamiento en el campo magnético, el cual funciona como el escudo de la Tierra ante las potentes erupciones solares. Asimismo, se ha constatado una deriva del polo norte magnético de Canadá a Siberia.
El núcleo y la rotación de la Tierra generan el campo magnético. Imagen: Cosmos Magazine.
Una afirmación más hipotética por parte de los autores es que el cambio de velocidad en el núcleo interno puede causar deformaciones en la corteza terrestre, lo que podría estar contribuyendo a las alteraciones en el nivel del mar.
Tanto los efectos mencionados como la existencia de este ciclo de oscilación serán objeto de estudio en los años posteriores. Su confirmación significaría un gran paso hacia nuestra comprensión de los secretos más profundos de la Tierra.
No obstante, aún debe superar ciertas discrepancias. Por ejemplo, un estudio publicado en 2022, basado en el análisis de ondas sísmicas de los años 70, concluyó que el núcleo interno cambia su giro cada seis años.
En cualquier caso, el misterio sobre el centro de la Tierra está lejos de ser descifrado. Cada vez surgen más sorpresas sobre esta bola del tamaño de Plutón. Y es posible que más secretos salgan a flote a medida que se desarrollen métodos más avanzados para escudriñar las profundidades de nuestro planeta.