En un hito histórico, científicos han conseguido perforar la corteza terrestre y recolectar rocas del manto de la Tierra. Esta capa profunda, que rodea al núcleo del planeta, ha sido impenetrable incluso con los instrumentos más avanzados y solo conocemos la composición de sus minerales a través de las rocas que son expulsadas por algunos procesos geológicos.
El manto terrestre es una zona de gran interés para la ciencia no solo porque constituye más del 80% del volumen de la Tierra (tiene unos 2.900 km de espesor), sino también porque allí ocurren los fenómenos que incentivan la tectónica de placas, una dinámica responsable de los terremotos, volcanes y la formación de montañas.
Dicha proeza, llevada a cabo entre el 1 de mayo y el 2 de junio, fue realizada con el buque de perforación científica JOIDES Resolution, el móvil insignia del Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP).
Muestras de rocas del manto terrestre. Foto: Lesley Anderson/IODP/JRSO
En la corteza de los continentes, el manto terrestre suele iniciar a los 33 km de profundidad. Sin embargo, en la corteza de los océanos, puede encontrarse a una distancia mucho menor, en algunas zonas incluso a menos de 7 km bajo el lecho marino.
Si indagar bajo la corteza oceánica ya es una ventaja por sí misma, durante la expedición del JOIDES Resolution, los científicos a cargo del buque se situaron en un lugar aún más privilegiado: el macizo de Atlantis. En esa montaña submarina, ubicada muy cerca de la dorsal Mesoatlántica, se encuentra la hidrotermal Lost City (la 'Ciudad perdida'), un área en donde las rocas del manto son empujadas continuamente hacia la superficie.
Por esa razón, debido a que se trata una especie de ventana directa hacia el manto terrestre, los expertos no necesitaron perforar profundamente en el lecho marino para encontrar rocas que provengan de dicha zona: las hallaron apenas a poco más de 1 km de profundidad.
Las muestras de rocas del manto medían más de 1 km de largo. Foto: Johan Lissenberg / Cardiff University / IODP
De la excavación, los geólogos del IODP, haciendo uso de instrumentos especiales, extrajeron una muestra cilíndrica de rocas del manto que tenía una extensión de un kilómetro de largo, las cuales poseían un color entre gris y verde.
“Estos son los tipos de rocas que esperábamos recuperar desde hace mucho tiempo”, sostuvo Susan Lang, codirectora del buque científico y biogeoquímica de la Institución Oceanográfica Woods Hole.
Aunque los ejemplares rocosos están compuestos principalmente por peridotita —el tipo de roca más común en el manto superior—, estos también contenían asvesto, por lo que su manipulación debió realizarse bajo ciertos protocolos de seguridad.
Las rocas también contenían asvesto, por lo que su manipulación debía seguir protocolos de seguridad. Foto: Lesley Anderson/IODP/JRSO
Pese a la algarabía, los científicos todavía se encuentran debatiendo si las rocas son muestras fidedignas de dicha capa terrestre o son de la corteza inferior. Asimismo, se preguntan si las muestras son realmente prístinas del manto terrestre o si no han sido alteradas por su exposición al agua de mar.
Mientras resuelven esos detalles, el equipo ya se está preparando para tomar muestras de rocas más profundas y analizar su compleja composición.
A pesar de que los especialistas no buscaban en la expedición extraer rocas del manto, sino solo conocer en qué condiciones surgió la vida hace millones de años, ahora aseguran que el profundo túnel perforado (denominado U1601C) servirá para numerosas investigaciones de distintas disciplinas científicas en el futuro.
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La Tierra está formada principalmente por tres capas: la corteza, el manto y el núcleo, aunque los expertos dividen cada una de ellas en una parte superior y otra inferior.
La corteza es la capa más externa y delgada de todas, con unos 10 km a 70 km de grosor. El manto es la capa intermedia y tiene unos 2.900 km de espesor. Por último, el núcleo, compuesto de hierro y níquel, es la capa más interna, densa y caliente. Esta se divide en dos partes: el núcleo externo (líquido) y el núcleo interno (sólido).
Capas de la Tierra. Foto: difusión
El punto más hondo excavado por el humano, que a su vez es el agujero más profundo de la Tierra, se ubica en la península de Kola, Rusia, cerca de la frontera con Noruega.
Se le conoce como el Pozo Superprofundo de Kola y alcanza 12.262 por debajo de la superficie del planeta. Aun así, se quedó a la tercera parte del camino hacia el manto, ya que la corteza terrestre es mucha más gruesa en los continentes.
Después del Pozo Superprofundo de Kola, las excavaciones de mayor profundidad elaborada por el hombre son las siguientes: