El coronavirus SARS-CoV-2 fue reportado a fines de 2019, y, a partir de ese momento, no dejó de expandirse. Su complejidad ha generado estragos en gran cantidad de países y, en medio de la emergencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó la batuta de las recomendaciones para evitar las infecciones.
Pese a que fue duramente criticada por la administración de Donald Trump (que decidió el retiro de Estados Unidos de la OMS), la agencia de Naciones Unidas ha dado directrices que han sido seguidas casi al pie de la letra por muchos países.
En Estados Unidos, funge esa labor los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), que también es una referencia a nivel global. Ambos entes sostienen que las gotitas respiratorias son la principal vía de transmisión.
Contrario a ello, al menos 238 científicos emitieron el lunes 5 de octubre una carta suscrita por un puñado de esos expertos en Science, para resaltar la “evidencia abrumadora” de transmisión de COVID-19 por aire.
En el artículo, indican que las personas con coronavirus, incluidos asintomáticos, liberan miles de aerosoles y algunas gotitas al respirar, toser, hablar o cantar. “Por lo tanto, es mucho más probable que uno inhale aerosoles que una gota, por lo que la atención debe centrarse en la protección contra la transmisión aérea”, dijeron.
Casi al mismo tiempo, los CDC reconocieron que la COVID-19 puede propagarse por el aire, aunque “bajo ciertas condiciones”. En un fragmento que causa molestia entre los científicos, sostuvieron que “las personas con COVID-19 parecen haber infectado a otras que estaban a más de seis pies (dos metros) de distancia”.
“Lo han escrito confusamente”, afirmó este martes 6 de octubre José Luis Jiménez, miembro del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado-Boulder (Estados Unidos), quien participó en la confección de la misiva.
“Hablan de ‘small droplets’, que son los aerosoles. Dicen que contagian en proximidad, y también a distancia. Y que la parte a distancia no es la mayor. Pero si sumas la contribución de aerosoles en proximidad y en distancia, pues es mayor”, subrayó.
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En la misma línea se pronunció la coautora, Linsey Marr, profesora en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia y experta en transmisión aérea de virus, quien abogó por llevar mascarillas “no solo” cuando es inviable guardar el distanciamiento físico.
Balance mundial de la pandemia del coronavirus y mapamundi con el número de muertes al 6 de octubre a las 11H00 GMT. Infografía: AFP
“Me preocupa un poco que todavía distingan entre el contacto cercano y la transmisión aérea, lo que implica que la transmisión aérea solo importa más allá de los seis pies”, señaló al diario The New York Times. “La transmisión también ocurre en contacto cercano y es probablemente más importante que el rociado de gotas grandes”.
El 21 de setiembre los CDC habían incluido los aerosoles como medios principales de contagio de coronavirus, pero luego se retractaron y aseveraron que se trataba de un borrador colocado en su sitio web por error.
“Ellos no dicen cuánto —afirmó Jiménez sobre la actualización de este lunes 5 de octubre—, nosotros pensamos que la mayoría”. Aunque en su publicación aprobada en Science no establecen que los aerosoles sean la principal vía de contagio.
Minutos antes de que se publicara esa carta, Jiménez ofreció una conferencia de prensa telemática a la que tuvo acceso La República. “La ciencia está clara”, sostuvo, al comentar que la prestigiosa revista solo acepta estudios revisados por pares.
“Quiere decir que es algo aceptado por la comunidad científica”, afirmó Jiménez, el quinto científico más citado en la última década en geociencia. “Que esto lo acepte la CDC o la OMS seguramente llevará un tiempo”.
La Organización Mundial de la Salud no se refirió a la publicación sobre los aerosoles. Hasta ahora, mantiene que es posible la transmisión del virus SARS-CoV-2, pero solo en sitios interiores con poca ventilación.
Estos especialistas urgen a los funcionarios de salud pública a agregar instrucciones sobre la importancia de trasladar las actividades al aire libre, mejorar el aire interior mediante ventilación y filtración.
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Para Kimberly Prather, de la Universidad de California en San Diego, autora principal de la carta, "los bares son la actividad de mayor riesgo: hablar en voz alta, sin máscaras mientras se bebe o come, mala ventilación, sentarse uno cerca del otro”.
Citada por el diario El País, la experta fue enfática: “Todo conduce a la acumulación de aerosoles”.
La misiva condensó la presentación del mes pasado desarrollada en las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (Nasem), el organismo científico de más alto nivel de Estados Unidos, bajo el liderazgo de la doctora Prather.
Por eso, ha retumbado dentro de la comunidad científica. Algunos, destacaron que los CDC lo hayan admitido, pero abogan por una decisión más amplia.
“Parece que tienen miedo de decir que la mayoría del contagio es por el aire, por el miedo que pueda causar en los hospitales, y las medidas de protección que pueda pedir el personal sanitario”, recalcó Jiménez.
Entretanto, la OMS no ha modificado su guía sobre la COVID-19, y para cientos de científicos, se trata de un proceso que puede dilatarse considerablemente.
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“La OMS ha sido muy lenta y no sé cuánto costará que lo acepten. Sé que hay gente dentro de la OMS que está de acuerdo con nosotros, pero también hay gente muy poderosa que está en contra, dentro de la OMS”, destacó el profesor.
Consultado por este diario sobre cuáles serán sus próximos pasos, el especialista en aerosoles indicó que tienen “muchos más artículos” preparados para difundirse.
Proseguirán sus trabajos para “convencer a estas organizaciones grandes”, en referencia a la OMS y a los CDC, “que al final son a los que la gente escucha”. Y "mientras no escuchen, hablaremos con la gente directamente para que sepan cómo protegerse”, apuntó.