Científicos persisten contra el “prejuicio histórico” de la OMS que ahora incluye la COVID-19 [VIDEO]
Más de 200 científicos mantienen un pulso contra la OMS para que declare a los aerosoles como transmisores de la COVID-19. “Están cometiendo el mismo error por tercera vez”, alertaron.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) nunca estuvo en un escrutinio tal como en el que se encuentra ahora, tras el surgimiento del coronavirus que se convirtió en pandemia. Políticos, gobiernos e incluso científicos han juzgado su accionar en este 2020.
Una actitud que llevó a 239 científicos a enviar una carta a la OMS, a mitad de año, para pedirle que reconozca la transmisión aérea de la COVID-19. La tibia respuesta de la agencia de Naciones Unidas no satisfizo a este grupo de especialistas, liderado por Lidia Morawska.
El 7 de julio, la OMS reconoció que es posible la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 a través del aire. “Surgen pruebas en este sentido y por tanto, debemos permanecer abiertos a esta posibilidad y a sus implicaciones, así como a las precauciones que deben adoptarse”, declaró la funcionaria Benedetta Allegranzi.
Para los 239 científicos esto no es suficiente. Se necesita admitir que es un vector “para el reconocimiento de que el aire es un modo significativo de transmisión de COVID-19 y que se deben recomendar medidas de control para mitigarlo”, dijo Morawska entrevistada por La República.
La doctora Morawska, del Laboratorio Internacional de Calidad del Aire y Salud de la Universidad de Tecnología de Queensland (Estados Unidos) y de la Universidad de Brisbane (Australia), enfatizó que no hay motivos para dudar.
“No hay absolutamente ninguna duda de que los aerosoles (partículas contagiosas en el aire) generados por las actividades respiratorias humanas, que son pequeños y, por lo tanto, pueden permanecer suspendidos en el aire por períodos prolongados y ser inhalados por otros, sí transmiten COVID-19”, recalcó.
En su momento, Allegranzi aceptó “la posibilidad” de una transmisión por vía aérea en lugares públicos, especialmente si hay gran cantidad de personas. “La evidencia apunta a que los aerosoles son el modo de transmisión más importante en la mayoría de los entornos”, respondió Morawska.
Gotículas del coronavirus
José Luis Jiménez, miembro del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado-Boulder (Estados Unidos), es aún más crítico con la Organización Mundial de la Salud basándose en su historial en décadas pasadas.
En conversación con este diario, lamentó que el organismo supranacional considere las gotículas o las fómites (objetos inanimados que de ser infectados pueden ser fuente de propagación), por encima de los aerosoles.
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“No hay ninguna evidencia fuerte que apoye que las gotículas causan el contagio de esta enfermedad”, afirmó el profesor de Química. “No solo es esta enfermedad sino que la transmisión por gotículas nunca ha sido demostrada directamente para ninguna enfermedad durante toda la historia de la medicina”.
Gráfico sobre la manera en que las gotas de saliva pueden transmitir el coronavirus por vía aérea. Infografía: AFP
Entre los numerosos cuestionamientos a la OMS, sobresale el de tardar en recomendar el uso de mascarillas para prevenir el contagio de coronavirus.
Ahora los 239 científicos abogan por sumar nuevas acciones.
Morawska apeló a “medidas de ingeniería de edificación adecuadas para mitigar la transmisión de infecciones transmitidas por el aire”, que incluyen ventilación suficiente y efectiva, de manera que se impida la recirculación del aire; evitar el hacinamiento. Y de ser necesario, desinfectar el aire.
“Hay que cambiar cómo protegerse”, subrayó Jiménez. “Al entender los aerosoles nos damos cuenta de que son como el humo en una habitación y se pueden acumular en espacios interiores”, agregó.
Entonces, sostuvo que “uno se puede contagiar compartiendo el aire con otra persona en una habitación, aunque mantenga la distancia de más de dos metros y aunque se lave las manos”.
“Prejuicio histórico de la OMS”
Jiménez, uno de los pocos especialistas de los 239 que habla español, ha escrito una serie de artículos en los que menciona que con pocas enfermedades se ha aceptado la transmisión por aerosoles. Sarampión y varicela, entre ellos.
“Es interesante aprender del caso de sarampión o de la tuberculosis, para las dos enfermedades durante muchas décadas se consideraban como enfermedades que se transmitían por gotículas y superficies. Porque se veía que se transmitían mejor en situaciones de proximidad cercana”, recordó.
No obstante, luego se demostró que se transmiten por aerosoles y en el caso de la tuberculosis, no hay otra vía de infección. “Se transmitía mejor en la proximidad cercana porque allí es donde están los aerosoles más concentrados cuando salen de la persona que los expira, igual que el humo que sale de un fumador”.
“Ahora la OMS y otras organizaciones —como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos— están cometiendo exactamente el mismo error por tercera vez”, deploró.
A pesar de las investigaciones recientes que apuntan a la transmisión de COVID-19 por aerosoles emitidas al hablar, toser o respirar, y particularmente al gritar o cantar, ninguno de estos entes ha cambiado su normación.
“La OMS tiene un prejuicio galopante, porque parte de una suposición de que transmitir enfermedades por el aire es muy difícil. Entonces para demostrarlo hace falta un nivel de evidencia extremadamente alto y nunca están satisfechos aunque se acumule y se acumule más evidencia”, enfatizó el profesor español.
Las enfermedades respiratorias menos contagiosas, como la influenza, se describieron en su momento como impulsadas por gotitas y fómites, aunque también tenían un componente de aerosol.
En opinión de Jiménez, esa postura a lo largo de los años creó una percepción infundada en la atención médica de que cualquier enfermedad que se transmita a través de aerosoles tiene que ser extremadamente contagiosa, que no es el caso de la COVID-19. “Este prejuicio es por razones históricas”, zanjó.
OMS y los aerosoles en el futuro
“Existe un gran cuerpo de conocimiento científico disponible sobre la transmisión de infecciones virales que se originan en la exhalación humana”, afirmó la profesora Morawska.
Los aerosoles son partículas que flotan en al aire y se diluyen, como son similares al humo del tabaco, pueden afectar los pulmones si una persona las respira. La experta apuntó que su dinámica física “no depende del virus que porten”.
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Estos 239 científicos esperan que la OMS rectifique, sugieren mantener las actuales medidas de prevención, evitar o disminuir la presencia en lugares interiores, donde haya excesiva cercanía, numerosas personas y se esté mucho tiempo.
“Lo que se recomienda es hacer todas las cosas que se puedan afuera. Llevar siempre la mascarilla bien ajustada, hablar a un volumen más bajo, ventilar y limpiar el aire, y si hay que ir a interiores, reducir el tiempo”, pidió Jiménez.
Mientras tanto, mantienen su campaña. “La inacción por parte de la OMS significa que las autoridades nacionales no recibirán instrucciones para mitigar las transmisiones aéreas, más personas infectadas y más muertes”, advirtió Morawska.
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