Escuelas Bicentenario del gobierno de Boluarte con problemas de infraestructura y cuidado de personal, pese a millonaria inversión
A pesar de ser una de las inversiones más grandes del Minedu, problemas de mantenimiento y calidad estructural persisten en las Escuelas Bicentenario de Lima. Especialistas afirman que la transformación educativa no se logra solo con propuestas, sino con inversión y mantenimiento.
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En 2022, el Ministerio de Educación (Minedu) del Perú lanzó un ambicioso proyecto: las Escuelas Bicentenario. Esta iniciativa tenía un propósito claro y esperanzador: transformar la educación pública, construyendo 75 nuevos colegios en nueve regiones del país. Con una inversión que supera los 5,900 millones de soles, el objetivo no era menor. Se prometía modernidad, innovación y seguridad para miles de niños y adolescentes, que durante años habían sufrido la precariedad de infraestructuras educativas deterioradas o inexistentes. Según informes de la cartera ministerial, en el gobierno de Dina Boluarte es donde se ha inyectado más dinero en el sector Educación.
Sin embargo, a menos de tres años de su inauguración, estas promesas parecen que comienzan a desvanecerse en medio de serias dudas sobre la calidad y seguridad de estos centros educativos. Rajaduras en paredes y pisos, problemas estructurales detectados por la Contraloría General de la República previo a sus construcciones, e incluso denuncias de inseguridad han puesto en entredicho la solidez de un proyecto que pretendía marcar un antes y un después en la educación pública peruana.
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Interiores de la IE Manuel Gonzales Prada, en Ate, muestran su deplorable estado. Foto: Sebastián Blanco / La República
Rajaduras y riesgos: las primeras señales de alerta en Escuelas Bicentenario recién inauguradas
En el distrito de San Martín de Porres, Lima, la Institución Educativa Simón Bolívar, uno de los colegios Bicentenario más recientes, exhibió rajaduras visibles en paredes y pisos a pocos meses de su inauguración. A simple vista, parecen pequeñas fisuras; pero para expertos en construcción, son la señal clara de problemas mayores y que a medida que pase el tiempo podrían empeorar.
Estas fallas no son casos aislados. En otros distritos, como en Ate, enfrenta problemas similares, además de denuncias por falta de vigilancia que expone a los estudiantes a situaciones de inseguridad.
La cruda realidad detrás de estas imágenes captadas por La República muestra a escolares lavándose las manos en instalaciones deterioradas, en condiciones que no corresponden con la inversión millonaria realizada y que podrían poner en riesgo la seguridad de los mismos.
Problemas de diseño y cimentación: la raíz del deterioro
El ingeniero civil Alberto Ramírez Erazo explica que las deficiencias estructurales en los colegios Bicentenario pueden originarse en varios factores, pero uno de los principales es el diseño inadecuado de la cimentación.
En teoría, estos centros deberían contar con estudios geodinámicos y de mecánica de suelos por la magnitud de la inversión. Pero en la práctica, eso depende de dónde esté ubicado el colegio. Si está en Lima o en una capital de provincia, probablemente sí se hagan esos estudios. Si está en una zona olvidada, muchas veces se construye en terrenos inadecuados, como rellenos sanitarios o quebradas
, advierte Ramírez.
La Contraloría General de la República ha emitido informes que señalan la existencia de diseños de cimentación sin sustento técnico
y problemas de estabilidad del terreno
en varios colegios del proyecto Bicentenario. Esto implica que desde el inicio, la infraestructura podría estar condenada a presentar fallas.
Este tipo de problemas no solo generan fisuras y rajaduras, sino que pueden poner en riesgo la seguridad de los alumnos y profesores, sobre todo en un país como el Perú, propenso a movimientos sísmicos.

Rajaduras en las paredes de la IE Simón Bolívar. Foto: Elvis Cairo / La República
La paradoja del presupuesto histórico y la baja calidad
El Ministerio de Educación destaca que, desde diciembre de 2022, se han destinado más de 11,400 millones de soles para la mejora, mantenimiento y construcción de escuelas en todo el país. Se trata, sin duda, de la mayor inversión en infraestructura educativa de los últimos años. Además, se han construido 153 colegios nuevos, incluidos los 75 de la primera fase del proyecto Bicentenario y un segundo paquete de 17 colegios en proceso.
No obstante, esta masiva inversión no ha impedido que colegios recién inaugurados presenten fallas. El ingeniero Ramírez señala que uno de los problemas es el modelo de contratación pública Cuando una empresa gana la buena pro con una oferta por debajo del 100% del presupuesto referencial, empieza la obra con un déficit. Para compensarlo, recurre a materiales más baratos o busca generar sobrecostos mediante adenda y es algo que se ve en los colegios de esta categoría. Eso compromete la calidad de la construcción
.
Esta búsqueda de precios bajos afecta la calidad final, y es probable que, frente a sismos o el paso del tiempo, estas construcciones no soporten las exigencias mínimas de seguridad. Este sería un método recurrente dentro del Estado.
La inseguridad, otro problema que crecería
Además de los problemas estructurales, padres de familia y dirigentes denuncian que la seguridad dentro de los colegios Bicentenario es deficiente. Desde hace meses ya se habían reportado casos de falta de personal en cuatro instituciones educativas.
Los padres han enviado múltiples solicitudes a la UGEL y a la dirección del colegio, pero hasta ahora no han recibido una solución concreta del Minedu. Incluso realizaron un plantón para que sean escuchados.
Un problema recurrente en la infraestructura pública peruana es la falta de mantenimiento, y los colegios Bicentenario no son la excepción. El ingeniero Ramírez explica: “No existe una cultura de mantenimiento ni en el sector privado ni en el público. En el caso de los colegios, el Ministerio de Educación asigna montos insuficientes y en momentos inadecuados, generalmente cerca del inicio del año escolar. Así, las fallas se acumulan”.
Los montos asignados (aproximadamente 5,000 soles por escuela) no alcanzan para realizar un mantenimiento preventivo adecuado, como pintar paredes, reparar ventanas o arreglar techos. Esta negligencia hace que problemas leves como pequeñas grietas o humedades se conviertan en grietas estructurales que comprometen la seguridad y funcionalidad del colegio.
Por ejemplo, en el colegio San Felipe, los alumnos recorren las escaleras con precaución. El edificio es moderno, pero las paredes muestran pequeñas grietas que crecen con el paso de los días.
La visión de quienes impulsaron el proyecto
El exministro de Educación Daniel Alfaro, quien promovió el programa Escuelas Bicentenario, defendió la idea original: “Este fue un proyecto bien concebido: modular, con diseños arquitectónicos eficientes y uso del modelo BIM, que permite una mejor gestión de materiales y costos. Incluso tuvo acompañamiento del gobierno del Reino Unido”.
Sin embargo, Alfaro reconoció que la ejecución depende de muchos factores que escapan al control directo de quienes diseñaron el proyecto: “Las condiciones del terreno, la supervisión y la gestión son cruciales. Se necesita mejorar estos espacios para reducir brechas y mejorar la calidad de vida de los menores”.
Por su parte, el exministro Ider Verler advierte que el proyecto aún es insuficiente frente a la magnitud del problema: “No hay un plan de corto, mediano y largo plazo. Con 150 o 180 escuelas Bicentenario está bien, pero es muy pequeño en comparación con el problema de los 20,000 locales escolares que hay que construir de nuevo”.
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Un desafío pendiente: la sostenibilidad y el futuro de la educación pública
Los especialistas coinciden en que más allá de las cifras y los colegios inaugurados, el verdadero desafío es garantizar la calidad, la sostenibilidad y la seguridad a largo plazo. La política educativa no puede medirse solo en montos ejecutados, sino en resultados que perduren y realmente mejoren las condiciones de enseñanza y aprendizaje.
Mientras tanto, miles de niños asisten a colegios con fallas estructurales, bajo riesgo sísmico y sin seguridad suficiente, en un país donde la educación debería ser una prioridad indiscutible.
Por su parte, el Minedu mencionó a La República que todos los fallos presentados en las estructuras de los colegios habrían sido solucionados y observados a tiempo para evitar algún tipo de accidentes. Además, anunció que se dará inicio a la construcción de 17 nuevas instituciones educativas en 12 regiones, lo que elevaría el número total de beneficiarios a más de 139 mil escolares.
Las Escuelas Bicentenario, nacidas como una luz de esperanza para la educación pública peruana, enfrentan hoy diversas críticas. Inversiones históricas se verían opacadas por problemas estructurales, deficiencias en diseño y ejecución, falta de mantenimiento y serias carencias en seguridad.
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