El peligroso compuesto químico prohibido por la Unión Europea presente en los biberones y tomatodos del Perú: afecta el desarrollo cerebral
Mientras la Unión Europea elimina el uso del Bisfenol A en envases alimentarios, en Perú aún no se aprueba su prohibición en productos para niños, pese a sus graves efectos en la salud.

Un enemigo invisible permanece sin control en los hogares peruanos: el Bisfenol A (BPA), un compuesto químico presente en biberones, tomatodos y envases plásticos, que continua utilizándose ampliamente en Perú a pesar de su demostrada toxicidad. Este compuesto, capaz de alterar funciones vitales del cuerpo humano, ha sido vetado por la Unión Europea (UE), que reconoció su impacto en el desarrollo neurológico y hormonal, sobre todo en bebés y niños.
A diferencia de la UE, donde la normativa ha prohibido el uso del BPA en todo material destinado a estar en contacto con alimentos, Perú aún no establece medidas concretas para eliminarlo del mercado. El retraso en la implementación de una regulación por parte del Ministerio de Salud podría estar exponiendo a millones de personas a una sustancia que imita el comportamiento de los estrógenos y se relaciona con enfermedades crónicas.
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Este compuesto se prohibió en la UE por su peligrosidad
La prohibición del Bisfenol A por parte de la Unión Europea no fue una decisión arbitraria. Se basó en más de dos décadas de estudios científicos que comprobaron su presencia constante en la cadena alimentaria y sus efectos perjudiciales para la salud humana. El BPA, utilizado para endurecer plásticos y evitar la corrosión en latas, demostró una capacidad alarmante de migrar a los alimentos bajo ciertas condiciones como el calor o el contacto prolongado.
El Reglamento (UE) 2024/3190, aprobado en diciembre de 2024 y vigente desde el 20 de enero de 2025, prohíbe su uso y comercialización en todo tipo de envases alimentarios, estableciendo una transición obligatoria de hasta 36 meses. Esta decisión se basó en el último informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que redujo la ingesta diaria tolerable del BPA a apenas 0,2 nanogramos por kilo de peso corporal. Esta cifra representa una reducción de 250 mil veces respecto al umbral permitido en 2006, evidenciando la creciente preocupación por su toxicidad.
La medida europea también considera los efectos acumulativos del BPA en el organismo. A bajas concentraciones, esta sustancia actúa como un imitador hormonal, interfiriendo con el sistema endocrino y generando consecuencias silenciosas pero peligrosas, como infertilidad, alteraciones del comportamiento y riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares.

El Bisfenol A está presente en diferentes artículos plásticos. Foto: issuu.
¿Por qué no se ha prohibido en Perú?
En Perú, la regulación del Bisfenol A continúa siendo una deuda pendiente. En 2021, el Ministerio de Salud presentó un proyecto normativo para restringir su uso en productos infantiles como biberones, tazas y envases de fórmulas lácteas. No obstante, hasta la fecha, esta propuesta no ha sido aprobada ni implementada, lo que mantiene a la población expuesta a los efectos nocivos del BPA.
Según el medio especializado Salud con lupa, esta demora refleja una brecha entre las políticas locales y las recomendaciones científicas internacionales. Mientras otros países de América Latina como Brasil, Argentina y México ya han limitado su uso en envases plásticos, Perú aún carece de una legislación firme que respalde la salud pública frente a este riesgo químico.
El BPA no solo se mantiene en circulación en el mercado peruano, sino que también se encuentra en artículos de uso cotidiano sin etiquetado adecuado, dificultando la identificación por parte del consumidor.

Este compuesto alteraría en el desarrollo cerebral de los bebés. Foto: Pampers.
¿Cuáles son los daños del Bisfenol A?
Diversos estudios han vinculado su exposición prenatal con alteraciones en el desarrollo cerebral, especialmente en las regiones encargadas de la memoria, el aprendizaje y el comportamiento. La Universidad de Illinois en Chicago demostró en un estudio de 2014 que el BPA puede atravesar la placenta y afectar directamente al feto.
Además, investigaciones en modelos animales y humanos han evidenciado que esta sustancia podría aumentar el riesgo de cáncer de próstata, causar malformaciones en el aparato reproductivo y alterar el sistema inmunológico durante etapas críticas del desarrollo. También se ha relacionado con problemas metabólicos como la diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares, y se ha observado su implicancia en casos de disfunción eréctil masculina.
























