Sociedad

Tren de Aragua subsiste en alianza con bandas locales

Mimetizados. En el Perú, la banda trasnacional ganó dominio territorial en actividades delictivas como la extorsión y la trata de personas. Exministro del Interior, Pérez Guadalupe sostiene que el Gobierno es incapaz de frenar el crimen organizado.

Tras las rejas. La Policía ha logrado capturar a cabecillas del Tren de Aragua que hoy cumplen encierro en cárceles de alta peligrosidad del país. Foto: difusión
Tras las rejas. La Policía ha logrado capturar a cabecillas del Tren de Aragua que hoy cumplen encierro en cárceles de alta peligrosidad del país. Foto: difusión

La delincuencia liderada por el Tren de Aragua, organización que llegó al Perú aprovechando la ola migratoria venezolana, se ha “mimetizado” con la criminalidad local que hoy aplica sus modelos y cuenta con el apoyo de delincuentes de esa nacionalidad debido a que esta integración representa menores costos operativos para ambos.

Así lo señala José Luis Pérez Guadalupe, exministro del Interior y miembro del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), quien ha presentado el estudio titulado “Tren de Aragua: De la ‘Gobernanza Carcelaria’ a la ‘Gobernanza Criminal’”.

En este trabajo, el exministro examina cómo esta organización criminal, originaria de Venezuela y que se constituyó como organización delictiva en la cárcel de Tocorón, evolucionó hasta convertirse en una red criminal transnacional que opera en diversos países de América Latina.

El estudio, basado en entrevistas con presos venezolanos y un análisis comparativo de diversos países, explora la expansión del modelo delictivo del Tren de Aragua desde el 2015. Este periodo coincide con el incremento de la migración venezolana, un factor clave en la diseminación de la organización criminal.

Tren de Aragua | Crimen Organizado | Delincuencia | Perú | José Luis Pérez Guadalupe

Exministro del Interior, Pérez Guadalupe, sostiene que el Gobierno es incapaz de frenar el crimen organizado. Foto: La República

En entrevista con La República, Pérez Guadalupe manifiesta que, en el Perú, coexisten dos tipos de delincuencia atribuibles a la migración venezolana.

Por un lado, está la delincuencia organizada encabezada por la célula del Tren de Aragua, que se dedica principalmente a la extorsión y la trata de personas. Mientras que, por otro lado, está la delincuencia atomizada que incluye el robo callejero y el sicariato.

“Lo que ahora se da como fenómeno es, por un lado, la mimetización de los peruanos, que ya se mimetizan con el modelo venezolano, y en segundo lugar, que la delincuencia peruana subcontrata a la delincuencia venezolana, que es más barata”, sostiene Pérez Guadalupe.

Asimismo, en este estudio identificó tres factores que facilitaron la expansión del Tren de Aragua. Estos son: la migración masiva venezolana, la ausencia de competencia local y la capacidad de adaptación.

El primer factor es porque la crisis económica y política en Venezuela propició olas migratorias, facilitando la salida encubierta de miembros del Tren de Aragua junto a otros delincuentes. La tercera ola migratoria, iniciada en 2015, marcó un aumento significativo en la presencia de criminales venezolanos en países como el Perú.

El segundo factor es porque en países como el Perú, no existían organizaciones criminales consolidadas, como en Brasil, México o Colombia. Es por ello que el Tren de Aragua logró establecer su dominio territorial con relativa facilidad.

Mientras que el tercer factor es porque la organización ajustó sus actividades delictivas según las oportunidades y limitaciones locales. La extorsión y la trata de personas se convirtieron en sus principales fuentes de ingresos en países como Perú y Chile.

En el caso del Perú, “ellos comienzan con tráfico de personas para sacar a los venezolanos y hacerles cruzar fronteras de Venezuela a Colombia por caminos ilegales: Colombia a Ecuador; Ecuador-Perú, Perú-Bolivia, Bolivia a Chile”.

Por otro lado, con relación al incremento del crimen organizado, el exministro indicó que, “el Gobierno no puede hacer nada porque es incapaz. Estamos bajo la dictadura del Congreso y de los partidos políticos. (…) en este momento las instituciones están voluntariamente en incapacidad de hacer algo, no les interesa”.