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Sociedad

Conoce los misterios e historias del cementerio de la Almudena en Cusco

Panteón fue construido con los restos del antiguo convento de los Agustinos en 1846, sirvió de paredón a quienes no apoyaban el proceso emancipador y esconde una serie de relatos, históricos y sobrenaturales.

Construida en base a las ruinas del antiguo convento de los Agustinos, paredes que sirvieron como paredón de fusilamiento durante la guerra de independencia donde el general Agustín Gamarra eliminaba a quienes no apoyaban el proceso de emancipación. El Cementerio Patrimonial de la Almudena de Cusco, encierra una serie de misterios que van desde lo histórico hasta lo sobrenatural.

Un enorme árbol de chachacomo de más de 300 años de antigüedad, donde se solía ahorcar a los sentenciados y cuyas almas fueron vistas sobre su copa, da la bienvenida a los visitantes al panteón ubicado en el distrito de Santiago.

La cruz de los condenados

En el interior del recinto, una gigantesca cruz de piedra da la espalda a la iglesia de la Almudena, conocida como la cruz de los condenados. Según relatos de trabajadores en los de 1890, en ese lugar se ha percibido la presencia de un ser que no logró cruzar el umbral del más allá, al estar condenado vaga por este mundo sin encontrar el perdón de sus pecados. Se trataría de un varón que murió a pedradas por haber cometido incesto, y su cuerpo fue enterrado boca abajo para que no pueda ver el cielo.

Cuentan que esta cruz también sirve de refugio para las almas que cometieron suicidio.

Mausoleo de los brujos

A mediados de los años de 1800 en Cusco existía una congregación de brujos cuyos integrantes fallecieron en un accidente en Urubamba. Sus restos fueron sepultados en un mausoleo del cementerio de La Almudena: una calavera de piedra distingue el refugio mortuorio del resto. En ese lugar, hasta hace poco tiempo, gente que practica el ocultismo acudía a realizar sus ritos, hecho que está prohibido y es minuciosamente controlado por los vigilantes.

El mausoleo, al igual que la cruz de los condenados, da la espalada al templo, pues las cosas malignas no se hacen en frente de Dios.

La dama de la Almudena

Una historia más reciente es de la Dama de la Almudena, se dice que en 1990 una joven falleció a causa de un cáncer y no llegó a cumplir sus metas en vida. Los panteoneros afirman que en una esquina del cementerio observaron la silueta de la joven que lamenta su desdicha.

La Dama de la Almudena es un relato muy conocido, sobre todo por los taxistas, en la que la joven una noche tomó el servicio de taxi desde un sitio cercano al cementerio hasta una casa en la calle Vitoque, a la que entró argumentando que sacará dinero para pagar el taxi y nunca más sale.

El taxista, al reclamar por su pago, fue atendido por una mujer anciana que tras minutos de discusión reveló que la joven, con las características reveladas por el conductor, murió hace más de 20 años.

El nicho de la Dama de la Almudena fue declarado patrimonio del cementerio, no tiene nombre que identifique la lápida y está siempre adornada con flores frescas que los propios guardianes del cementerio colocan para evitar sus apariciones.

Son apenas tres historias de una infinidad que guarda el cementerio construido en 1846, que tiene como inquilinos a ilustres personajes cusqueños como: la escritora indigenista Clorinda Matto de Turner, el expresidente de la República Serapio Calderón, Humberto Vidal Hunda, escritor y filósofo cusqueño y creador del mes jubilar del Cusco, quien se encargó de instaurar el aniversario de la ciudad imperial, entre otros.