Animales salvajes que fueron víctimas del tráfico ilegal en Arequipa
Realidad. El caso del zorro Run Run en Lima es el más mediático. Pero es uno entre cientos de animales salvajes arrancados de su hábitat y que perdieron la habilidad para volver al mundo silvestre. Ya rescatados, deben vivir en zoológicos o criaderos. Estas son sus historias en Arequipa.
El otorongo Salomón o el mono Mufasa, comparten la misma historia que el mediático zorro Run Run: víctimas del tráfico ilegal de especies salvajes, desde cachorros fueron separados de sus madres por acción del hombre. Ellos perdieron la capacidad de distinguir el peligro y valerse por sí mismos, por tanto, no podrán regresar a su hábitat natural. Y para estar fuera de riesgo, deberán pasar el resto de sus vidas en zoológicos o criaderos.
En Arequipa, uno de estos albergues es Zoomundo, que tiene 270 especies, el 90% de ellas, rescatadas del tráfico ilegal. Tarucas, otorongos, monos, loros, sajinos, tortugas y otros son sus habitantes. Letreros cercanos a sus ambientes, cuentan su historia previa.
“Fui recuperado en la selva de Puno cuando tenía tres meses. Los cazadores me separaron de mi mamá”, dice el letrero del otorongo Salomón, ahora de 5 años. El director de Zoología del Zoomundo, José Granados, detalla que el felino fue rescatado en un mercado de San Gabán, por personal del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor). Se dijo que su destino era la colección particular de una autoridad local.
Felinos. El otorongo Inti tiene 18 años, un anciano. El otro otorongo de Zoomundo es Salomón, de 5 años. Foto: Rodrigo Talavera/ La República
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Granados refiere que los felinos adultos son cazados por su piel y colmillos, para satisfacer la ostentación humana. Ese pudo ser el destino de la madre de Salomón. Cuando llegó al Zoomundo, el cachorro Salomón tuvo que ser alimentado con comida de gato, ahora consume 7 kilos de carne al día.
Otro felino en el Zoomundo es Aarón, un león de 8 años incautado a un circo de Tingo María (Huánuco). Llegó al zoológico con 3 años, todavía sin melena. Nacido en cautiverio, sus antiguos captores lo prepararon para el espectáculo circense: le quitaron las garras con cirugía para que no vuelvan a crecer, también condicionaron su comportamiento, generándole traumas. El viernes, el rey de la selva dormía una siesta, reposando sus 218 kilos. Con los cuidados, podría vivir 18 a 20 años.
El león Aarón fue rescatado de un circo en Tingo María, donde le quitaron las garras. Foto: Rodrigo Talavera/ La República
Tala y abandono
Una de las especies más traficadas son los monos. Es el caso de Mufasa, un mono aullador de 7 años hallado en las calles de Hunter (Arequipa). Esta variedad está incluida en el Libro Rojo de Serfor, es decir, su población está amenazada. Los monos no solo son víctimas de la caza, también de la tala ilegal. Granados tiene la hipótesis que Mufasa cayó de un árbol mientras su madre escapaba de los leñadores ilegales. Luego fue capturado.
En Arequipa, Mufasa tal vez escapó de la casa donde vivía o fue “liberado” por sus amos. Granados refiere que muchos animales son abandonados, pues sus dueños terminan sobrepasados al criar un espécimen salvaje, que resulta más complicado de lo que pensaban. Los monos a cierta edad pueden volverse violentos, las tortugas crecen más allá del tamaño esperado, etc.
El león Aarón fue rescatado de un circo en Tingo María, donde le quitaron las garras. Foto: Rodrigo Talavera/ La República
El zoólogo recuerda que incluso hallaron tortugas abandonadas en cajas dentro del Zoomundo, dejadas por sus dueños para librarse de la responsabilidad. Otras especies son desamparadas cerca de los parques.
Pocos pueden retornar
Según cifras de Serfor, a nivel nacional, cerca de 4 mil especies salvajes son rescatadas al año. El jefe de Serfor en Arequipa, Luis Gonzáles, señala que en la región durante el 2021 se hallaron 57 animales, pero solo 11 tenían condiciones para reinsertarse al mundo silvestre. Es decir, el 19%.
Pocos animales retornan a su hábitat debido a sus condiciones. Foto: Rodrigo Talavera/ La República
Se requieren tres parámetros para que vuelvan a su hábitat: que no estén improntados, es decir, no dependan del hombre. También se evalúa su estado de salud, pues pueden ser portadores de enfermedades (zoonosis). Y finalmente, se busca un ambiente natural adecuado.
Las especies que vuelven al mundo silvestre no están improntadas. La mayoría fueron halladas en urbes, donde llegaron desorientadas, tal vez por la alteración de sus hábitats. En cambio, los improntados, al ser separados de sus madres de cachorros, no aprendieron a desenvolverse y cuidarse de los peligros potenciales, entre ellos el hombre. Luis Gonzáles pone el ejemplo del zorro Run Run, habituado a los humanos de Comas (Lima). Opina que es muy posible que lo hubiesen dañado como represalia por el hurto de gallinas, sin que Run Run lo advirtiera.
El restante de animales que no pueden volver a la naturaleza, son propiedad del Estado y deben ir a un zoológico o criadero. Los recintos tampoco abundan. José Granados señala que el Zoomundo ya no tiene mucho espacio. Por ejemplo, ya están copados en loros. Se podrían habilitar nuevos ambientes, pero el zoológico recién sale de una crisis económica, tras estar cerrado siete meses en el 2020 por la pandemia.