Sociedad

Operarios del equipo de recojo de cadáveres trabajan 48 horas seguidas en Arequipa

El equipo humanitario reclama al Ministerio de Salud mejorar su condición laboral y adoptar las medidas sanitarias para disponer dignamente de los cadáveres, ya no tienen dónde colocarlos.

Cada día, arduo trabajo realiza el equipo de recojo de cadáveres en Arequipa.
Cada día, arduo trabajo realiza el equipo de recojo de cadáveres en Arequipa.

En Arequipa, el equipo humanitario de recojo de cadáveres por la COVID-19 desarrolla un trabajo extenuante sin interrupción. Desde que dos de los integrantes del grupo dieron positivo al coronavirus, deben laborar 48 horas seguidas. La fatiga no tiene lugar, cuando por día deben recoger entre 11 y 12 cadáveres, que últimamente no tienen dónde colocar.

El equipo está compuesto por solo 11 personas: 4 médicos, 4 choferes y 3 operarios técnicos. Solo estas 11 personas se encargan de cubrir la demanda de toda la ciudad de Arequipa.

Recoger los cuerpos de viviendas y calles es un ritual compuesto de una serie de pasos que no pueden omitir, de ese modo evitan que el coronavirus se propague más. Colocan el cadáver en una bolsa impermeable negra con cuidado. Desinfectan el cuerpo antes y después de envolverlo. Rocían la lejía en el resto del cuarto y la casa. Suben apurados a la camioneta que los espera y deben alistarse para atender otro llamado.

El trajín del equipo es agotador. Luego de recorrer viviendas y calles, a bordo de la furgoneta deben depositar los cadáveres en el hospital COVID-19 Honorio Delgado o en el Iren Sur. Pero últimamente no hay espacio ni en la morgue. Estuvieron casi un día con un cuerpo a bordo del vehículo y con sus labores interrumpidas.

La situación que afrontan es crítica. A falta de dos personas que se encargaban de desinfectar y que terminaron contagiados con la COVID-19, los operarios a veces, trabajan más de 48 horas seguidas. Están obligados a cubrir otras labores. Los médicos a cargo aseveran que los implementos de bioseguridad que reciben son mínimos. A ello se suma, que los operarios no cuentan con un contrato y, a pesar de ello, exponen sus vidas, pese a no contar con un seguro.