Médico intensivista: “Es desesperante, sientes que la vida se te va”
Testimonios. El COVID-19 también cobra víctimas entre el personal de salud que lo combate. Este es el testimonio de un médico intensivista que estuvo al borde de la muerte, y de una obstetriz que no presentó síntomas y ha sido positiva casi un mes. Pero ya van dejando el mal atrás.
El médico intensivista Abel Cortez no tiene muy claro cuándo se contagió del Covid-19, pero tiene recuerdos dramáticos de los síntomas de la enfermedad. Él realizaba sus turnos de 24 horas en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de EsSalud de Vitarte y el primer día de abril empezó a sentir un malestar, un decaimiento general.
“El colega con quien trabajo en el mismo turno también se contagió. Su proceso fue menos grave, tanto que lo trataron en el mismo hospital. Yo, en cambio, empecé a sentirme cada vez peor. En el hospital me hicieron la prueba del hisopado y además me hicieron una tomografía a los pulmones”, recuerda el doctor Cortez.
Su prueba para el Covid salió positiva, y además el neumólogo del hospital le dijo que la tomografía mostraba sus pulmones muy afectados. “Lo más recomendable es que te trasladen al hospital Almenara porque puedes necesitar ventilación mecánica”, le dijo.
Su estado seguía deteriorándose: tenía fiebre, cansancio, malestar. Pero todavía no sentía dificultad respiratoria. Tomaba algunas pastillas que le habían recetado pero seguía igual. Lo mandaron al área Covid 2 del hospital Almenara, en el centro de Lima, y allí debieron ponerle oxígeno y tratarlo con otros medicamentos.
“Por suerte no llegué a necesitar ventilación, pero es una situación terrible estar en mi estado. Incluso dicen que sufrí un trastorno, hablaba cosas y no me acuerdo. Es terrible”, cuenta el médico muy conmovido.
En algún momento su esposa Katty, que es enfermera, perdió contacto con él y debió tocar puertas para poder conocer su estado. En algún momento, uno de los médicos tratantes le dijo que en esas circunstancias debía estar preparada para todo.
En tanto, el doctor Cortez tenía conectado un balón de oxígeno que lo ayudaba a respirar y dormía bocabajo para poder usar mejor sus pulmones. En algún momento sufrió de trombosis pulmonar, y de arritmia cardiaca. Tuvieron que ponerle medicamentos como la heparina para evitar los coágulos. Él pensaba en su esposa, sus hijos, y también en la muerte.
“Uno estaba en la cama, se movía y la frecuencia cardiaca se iba hasta las nubes, la frecuencia respiratoria era incontrolable. Sientes que la vida se te va, te lo juro. Es algo desesperante, no tienes el control de tu cuerpo. Esto no se lo deseo a nadie”, dice. Y reflexiona: “Las personas deben cuidarse, no salir, esta enfermedad es muy grave”.
El doctor Cortez, con veinticinco años como médico intensivista, veinte de ellos en EsSalud, ha estado casi tres semanas internado y en ese lapso ha perdido diez kilos. Fue dado de alta a comienzos de semana y ahora descansa en su casa, todavía aislado de su familia. Tiene 2 hijos en la universidad y una niña de 9 años en el colegio.
Ahora da gracias a Dios de que no tenía ninguna enfermedad que pudiera complicar aun más su situación: “No soy diabético, ni hipertenso, ni asmático, pero quizá mi edad, 58 años, hizo que este mal se complicara”, comenta. También dice que cuando se recupere del todo volverá a su puesto de trabajo. “Me gusta estar al lado de la gente, ayudando en lo que pueda como médico”.
Covid sin síntomas
Todo lo contrario le pasó a la obstetriz Janet Dagnino, que trabaja en el hospital Octavio Mongrut de EsSalud, en San Miguel. El 26 de ese mes le dijeron que ya no debía ir a trabajar temporalmente porque era diabética y, por tanto, personal en riesgo. Ella cree que se contagió antes de esa fecha, probablemente por una compañera con quien tuvo una reunión de trabajo de varias horas.
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“Yo me fui a mi casa y el 31 de marzo me llama un doctor y me dice que mi compañera estaba delicada por el Covid-19 y que yo debía ir al hospital para hacerme una prueba de descarte, porque había estado en contacto con ella. Cuando llegué, dudaron de que estuviera contagiada porque no tenía ningún síntoma. Pero me hicieron la prueba. Me fui a mi casa y ahí tome mis precauciones: me aislé, separé mis cosas, use mascarilla y guantes”, cuenta.
El 2 de abril le avisaron que era positiva, pero hasta ese momento no tenía ningún síntoma. Y ha pasado todo el mes de abril sin tener ninguno. El 17 de abril pasado fue al hospital para que le hicieran una nuevo descarte y volvió a salir positiva. Esta semana debieron hacerle una más para descartar si sigue siendo positiva pero lo han postergado hasta la próxima semana.
No cree que habiendo sido diagnosticada desde comienzos de mes siga siendo positiva para Covid en su siguiente examen, pero quién sabe. Ella continúa en cuarentena y sin síntomas. Como han dicho muchos especialistas, todavía sabemos muy poco sobre el coronavirus.