Sociedad

Lambayeque: van 111 muertos y los médicos y enfermeras luchan sin armas

La dura realidad en el norte. Más de 40 profesionales de la salud se han contagiado con COVID-19 en esta región. Ferreñafe concentra la cifra más alta de fallecidos: 25. Los casos llegan a 968

hospital lambayeque
hospital lambayeque

Desde el 17 de abril, Estela acude religiosamente al Hospital Regional Lambayeque para recibir noticias de su esposo que está hospitalizado con COVID-19. A las dos de la tarde llega a la puerta de Emergencia y se ubica frente a las rejas.

“Los médicos gritan por la ventanilla el nombre del paciente y los familiares se acercan. En todos estos días he visto a mucha gente desplomarse porque les avisan la muerte de su familiar. A mí me dijeron que mi esposo sigue grave. Yo no sé si adentro lo están atendiendo, porque si las enfermeras no están protegidas no se acercan a los pacientes. Hay mucha desconfianza”, señala Estela.

El hospital Regional y el hospital Luis Heysen de EsSalud atienden a los pacientes con coronavirus. Desde el interior, el personal de salud lanza pedidos de ayuda debido a la crítica situación que enfrentan.

Con 968 casos positivos y 111 fallecidos, Lambayeque tiene la tasa de letalidad más alta de todo el país (12%). El distrito de Ferreñafe concentra el mayor número de decesos: 25.

Entre ambos hospitales hay 14 camas UCI para COVID-19 (hay un número pendiente por habilitarse) para atender a una población de un millón 300 mil habitantes. Se debe tener en cuenta que esta región atiende a pacientes de Chepén (La Libertad); Chota, Cutervo y Jaén (Cajamarca) y Bagua (Amazonas).

Situación al interior

“Tenemos 22 compañeras contagiadas que están en aislamiento. Sus hospitales no les hacen el seguimiento y esa labor la ha asumido nuestro colegio porque no se les puede abandonar”, señala Viviana Santillán, decana del Colegio de Enfermeros de Lambayeque.

Los colegios profesionales son la voz de los médicos y enfermeros. Hablar directamente con alguna enfermera de Chiclayo por estos días no es sencillo. Hay temor en el personal porque no es suficiente con el nivel de estrés que enfrentan en sus salas, deben lidiar también con la tensión de ser amonestadas o sancionadas si se quejan de las condiciones laborales.

“Mucho de este personal trabaja con contrato CAS y por ende no quieren correr el riesgo de quedarse sin empleo. Sabemos que están haciendo jornadas de 12 horas, pero como no les llega el equipo de protección personal, algunas usan pañales para evitar salir al baño y así no tener que cambiarse la indumentaria cada vez que salen. Otro ejemplo del drama: usan una N95 (mascarilla) para cinco días, eso no es posible”, señala.

La República se contactó con la Gerencia Regional de Salud para preguntar por este y otros aspectos, pero no hallamos respuesta.

Las enfermeras del hospital Heysen se encuentran un poco mejor en cuanto a material, pero tampoco es lo ideal. La ropa que les entregan les genera mucha sudoración y sufren deshidratación en una ciudad que bordea los 28 grados de temperatura en promedio.

La situación de los médicos es similar. Según Manuel Soria, decano del Colegio Médico de Lambayeque, hay 21 galenos contagiados con el virus. De ellos, dos están hospitalizados y uno se halla en UCI.

“La atención primaria donde se hace el diagnóstico de casos y el cerco epidemiológico ha fracasado porque no se les ha hecho seguimiento a los casos positivos. Los pacientes llegan a los hospitales a morir”, afirma.

Otra situación que enfrentan los médicos es la falta de pagos. Hay profesionales contratados bajo la modalidad de servicios no personales. Se les adeuda hasta tres meses de sueldo y no cuentan con seguro ni bonificaciones. “¿Con qué moral podemos mandarlos a las salas?”, cuestiona Soria.

Lambayeque además no cuenta con suficientes intensivistas y emergenciólogos.

Comenzar de cero

El 9 de abril, el Comando COVID de la región, liderado por el general EP Walter Bracamonte, asumió la responsabilidad de atender la emergencia en esta región. La falta de capacidad de gestión del gobierno regional hizo que la jefa del Comando COVID Nacional, Pilar Mazzetti, tomara la decisión de conformar un nuevo grupo.

Bracamonte evita mirar el pasado y prefiere enfocarse en el momento. “Tenemos un plan y se ha podido mejorar bastante en labores de desinfección y manejo de cadáveres. Es cierto que hubo un momento crítico en este último aspecto, pero ahora los alcaldes han definido zonas para las inhumaciones y a cinco cementerios se están llevando los cuerpos. Los cementerios privados nos han dado una cuota de nichos, lo que evita que haya cuerpos acumulados”, señala el general.

El jefe militar reconoce que la primera línea de atención no se da abasto. Dice que las brigadas de atención inmediata, las que van a las casas de quienes tienen síntomas, son cuatro integradas por 4 personas.

“Nos falta personal, lo que se complica con la resistencia de un porcentaje de la población que se mantiene indiferente a cumplir la cuarentena", dice.

Población no es consciente de la pandemia

César Cardoso, sociólogo lambayecano, señala que “la población no termina de ser consciente de la letalidad de esta pandemia. A eso se suma una situación particular: Lambayeque hoy es un ejemplo claro del daño que significa vivir con carencia de valores. Los últimos 25 años han sido años perdidos por la crisis de la corrupción”.

Un ejemplo de esa ineficiencia: el hospital de Ferreñafe ha recibido un lote de 30 camas para hospitalización un mes después de iniciada la emergencia, camas que el gobierno regional tenía en su almacén. ¿Por qué se esperó tanto?

reporte covid 19

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