Política

El imperecedero legado de María Elena Moyano

Siempre presente. A 31 años del asesinato de la legendaria dirigenta de Villa El Salvador, seis amigos se reúnen para recordarla. Resaltan su valor para enfrentarse al terrorismo de Sendero Luminoso, su extraordinaria capacidad de organización y sus constantes esfuerzos para hacer del Perú un país mejor. 

En el monumento a María Elena Moyano, donde cada febrero se realizan actos oficiales en memoria de la lideresa y su incansable labor por VES. Foto: Gerardo Marín/La República
En el monumento a María Elena Moyano, donde cada febrero se realizan actos oficiales en memoria de la lideresa y su incansable labor por VES. Foto: Gerardo Marín/La República

Seis amigos de la lideresa de Villa El Salvador, María Elena Moyano, se reencontraron en la Casa de la Mujer de dicho distrito, donde pasó gran parte de su vida como dirigente. Rememoraron su incansable trabajo para reducir el impacto de la pobreza, su gran poder de convocatoria, su defensa por la vida y la igualdad de derechos. Su legado vive en cada uno de ellos, así como de todos los que la conocieron, a pesar de los 31 años transcurridos desde que fue asesinada por Sendero Luminoso.

“La Negrita siempre nos reúne”, comentó sonriente Berta Jáuregui, quien dirigía el comité de Vaso de Leche de su sector cuando la conoció. María Elena Moyano lideraba entonces la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES). Ambas formaron parte de la primera generación de mujeres que levantaron su voz para exigir sus derechos.

“Esta mesa es histórica porque, así como celebramos, acordamos luchas, también discutíamos, debatíamos cosas coyunturales que afectaban a las mujeres”, refirió acariciando el mueble con nostalgia.

Remarcó que la lideresa de Villa El Salvador siempre decía que la federación había nacido con el propósito de revalorar el trabajo de la mujer, de hacerles conocer sus derechos y prepararlas para que asuman cada vez más cargos de responsabilidad.

“Muchas mujeres no se decidían a aceptar un rol dirigencial por temor a no saber desarrollarse, pero aquí se hacían los talleres para que aprendan a desempeñarse. Es así como fuimos muchas involucrándonos en el trabajo de la organización, para a partir de allí aportar al desarrollo del distrito”, resaltó.

Ejemplo. No dudó en alzar su voz contra el terrorismo, a pesar de haber sido amenazada. Foto: difusión

Ejemplo. No dudó en alzar su voz contra el terrorismo, a pesar de haber sido amenazada. Foto: difusión

Enfatizó que ella, con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, promovió la capacitación de mujeres para orientar y acompañar a las víctimas de violencia familiar, naciendo así las orientadoras legales, que hasta ahora existen. Y en el tema de salud impulsó el funcionamiento de un consultorio en el segundo piso del inmueble donde se reúnen para recordarla.

“Nosotras siempre decimos, de no haber muerto María Elena, dónde estaría ya. Sería presidenta del Perú”, dijo con total seguridad.

Aprendía de ella

Rocío Paz convivió con ella en la dirigencia política. Ambas militaban en el Partido Unificado Mariateguista. Ella era responsable de los jóvenes y María Elena Moyano de las mujeres. Además, ambas conocían a sus respectivas familias por ser vecinas de Villa El Salvador.

“Ella como que me adoptó… Cuando yo intervenía, me decía ‘tienes que estar más segura, tienes que decir cosas con más fuerza’. Yo la admiraba. Cada vez que hablaba en las asambleas, aprendía de ella”, relató.

Destacó que, desde muy joven, María Elena Moyano tenía el don de vincularse con todos, con los vecinos, en el partido, con las organizaciones sociales, con las instituciones públicas, con la cooperación internacional, con todos los que podían ayudar en la construcción de una mejor comunidad en Villa.

Ella soñaba con un mejor país, sin hambre, sin violencia, donde las mujeres tengan la misma oportunidad que los varones.

“Decíamos, habrá oportunidad para construir un mejor país, pero tenemos que estar organizados, cada uno por su lado no la va a hacer”, indicó.

Defendía la democracia participativa

Esther Moreno compartió con María Elena Moyano en los años 80, cuando el alcalde de Lima, Alfonso Barrantes, creó el Programa de Vaso de Leche. Fue a Villa El Salvador para intercambiar experiencias, pues ellos estaban empezando a formar organizaciones en las calles del distrito de Independencia.

“Compartimos algunas experiencias de lucha, como esta gran movilización que se generó para enfrentar al gobierno aprista que solo reconocía a los clubes de madres que ellos dirigían, marginando a los comedores autogestionarios animados por la Iglesia, izquierda o gente independiente”, contó.

Asimismo, recalcó que no solo tuvo una visión para el espacio local, sino para el país y defendía la democracia participativa. “Ella desarrollaba lo que dijo en su discurso: que la revolución no es fanatismo, no es muerte, la revolución es vida en dignidad. Con el grupo de mujeres ella construye lo que ahora llamamos poder ciudadano”, sostuvo.

Dirigente-gobernante

El exalcalde de Villa El Salvador Michel Azcueta se vinculó a María Elena Moyano y su familia en los años 70. Compartió con ella en diferentes facetas, llegando a ser su teniente alcaldesa, cargo que ejercía cuando la asesinaron.

“Supo crecer como mujer, como dirigente, como gobernante, y siempre al servicio de Villa El Salvador, especialmente de las mujeres”, destacó.

Resaltó que ella fue siempre muy valiente para defender sus principios ante todos, pero además fue una gran dirigente-gobernante.

“Dirigente en el sentido de estar ligado a una organización y dirigirla; y gobernante en el sentido de utilizar recursos y dar soluciones. María Elena fue extraordinaria en los dos aspectos”, comentó.

Labor. En la Casa de la Mujer, junto a dirigentas de la época. Foto: difusión

Labor. En la Casa de la Mujer, junto a dirigentas de la época. Foto: difusión

Manifestó que, siguiendo esa línea, la dirigente impulsó la creación de la FEPOMUVES, que en su momento llegó a ser la más grande de América Latina; y al mismo tiempo promovió soluciones a problemas como el hambre con la creación de los centros de acopio, y como teniente alcaldesa organizó las inspectoras populares que eran voluntarias para fiscalizar el correcto precio y peso en bodegas y mercados, pensando en los más pobres.

“Su aspecto dirigencial unido a las demás mujeres sirvió para solucionar los problemas”, acotó.

Gran articuladora

Diana Miloslavich conoció a María Elena Moyano en 1985 y compartió con ella muchos momentos en su faceta como amiga, dirigente y autoridad.

“Fue una de las dirigentas que supo articular. Lo hizo con la gente en Villa, los sectores, los centros de acopio, los vasos de leche, los clubes de madres. Ella era una militante en su partido, en la FEPOMUVES, y una articuladora con el mundo, fuera de Villa”, subrayó.

Rememoró que creía y actuaba con plena democracia, escuchando a los dirigentes y a la gente.

“Para postular como teniente alcaldesa a Villa El Salvador, María Elena hace una consulta a la FEPOMUVES, y le dan su respaldo. Entonces se presenta con el respaldo de su base, lo que no hacen otros”, reveló.

Acentuó que ella fue construyendo su vida, y en ese proceso estableció relaciones en Lima y fuera del país, pero no para ella, sino para Villa El Salvador y las mujeres.

“Tenía la cualidad de escuchar a la gente, a todos, sin hacer diferencia”, expuso.

Trabajar en comunidad

Olenka Ochoa entabló una amistad con a María Elena Moyano a fines de los 80, cuando siendo universitaria fue a buscarla a Villa El Salvador. Para entonces, ya era una leyenda y no imaginó que sería tan sencillo conversar con ella.

“Llegué a la Municipalidad y me presenté, y desde allí me adoptó... De ella aprendí lo que era trabajar por la comunidad, pero sobre todo, cómo ser una autoridad con vinculación y coherencia”, relató.

Recorrieron todo Villa para hablar con la gente, para ver sus problemas y buscar soluciones a través de la autogestión, de la misma forma en que se formó el distrito. “Ella tenía una patita en la municipalidad y otra en la comunidad... Le dabas una idea o veía algo, y decía: ‘eso lo tenemos que hacer acá’”, contó.

Cementerio. La tumba de la lideresa está en lo alto de Villa. Foto: Gerardo Marín/La República

Cementerio. La tumba de la lideresa está en lo alto de Villa. Foto: Gerardo Marín/La República

Resaltó que trataba a todos con respeto, sea la persona más famosa o una persona de base; buscando siempre la paz, amarrada a justicia social y democracia participativa.

Así era María Elena Moyano, y su legado sigue estando presente.

SL trató de desprestigiarla para justificarse

Para justificar el asesinato de María Elena Moyano, Sendero Luminoso intentó desprestigiarla. Berta Jáuregui fue dirigenta con ella, y explica que nada de eso verdad.

“Decían que tenía una fábrica de quesos con leche robada, pero era un proyecto en el que las mujeres del Vaso de Leche iban a trabajar con la condición de que vendieran los quesos a los comedores a precios bajos y con una semana de crédito para que pudiesen pagarlos”, aclara.

Remarca que otra mentira fue que era dueña de una fábrica de granos. Era un proyecto de Perú Mujer, para las vecinas que necesitaban trabajar.

Reacciones

Berta Jáuregui, dirigente vecinal

“Ella trabajaba con coordinadoras del programa de Vaso de Leche de diferentes posiciones políticas, pero unidas por el objetivo de que sea para niños de hasta trece años, madres gestantes y tebecianos”.

Rocío Paz, compañera de partido

“Siempre hablaba de un mejor país, de mejores condiciones para niñas, de cómo hacer que las mujeres participen más, que tengan mayor fuerza. No solo hay que estar en la asamblea. Hay que hablar”.

Esther Moreno, dirigente de izquierda

“Hay que reconocer en ella su gran sensibilidad, solidaridad y humanidad... María Elena era fuerza, coraje, organización democrática, construcción de poder ciudadano. Todo eso era ella”.

Michael Azcueta, exalcalde de VES

“El asesinato de María Elena fue el comienzo del fin de Sendero Luminoso. Fue tal el repudio, nacional e internacional, que Sendero no pudo justificar su muerte a pesar haber intentado desacreditarla”.

Diana Miloslavich, amiga

“Ella enfrentó el terrorismo de Sendero Luminoso con el pueblo. Ella planteó las rondas urbanas, los comités distritales por la paz contra el terrorismo. Era la más lúcida de la izquierda en Perú”.

Olenka Ochoa, amiga

“El rol de María Elena en sus tiempos era ser una mediadora. Con toda la gente como yo, que me acercaba a conocerla, ella generaba una suerte de ligazón, que nunca se rompe, que es para siempre”.