Cronograma de pagos del BN para mayo
Política

Martín Vizcarra: “Debería haber adelanto de elecciones para superar la crisis política"

Sobre el "vacunagate", Martín Vizcarra reconoce que "recibir esa dosis y no hacerlo público fue un error". Y admite que por eso perdió parte de su capital político.

Martín Vizcarra se pronunció sobre la crisis política que atraviesa el país. Foto: La República
Martín Vizcarra se pronunció sobre la crisis política que atraviesa el país. Foto: La República

El expresidente Pedro Pablo Kuczynski declaró esta semana que su sucesor en el cargo, Martín Vizcarra, había complotado para apartarlo del poder. El exmandatario responde en esta entrevista al respecto. También se refiere a algunos hechos como el de la vacuna anticipada que, ahora reconoce, le costó parte importante de su capital político.

—¿Ha visto la “Carlincatura” que salió publicada hoy (viernes) en La República?

—Sí.

—Aparece junto a Dina Boluarte, ambos diciendo la misma frase: “si vacan al presidente, yo renuncio”. ¿Se identifica con Boluarte?

—No, no. Porque cuando en diciembre de 2017 el Congreso quiso de manera abusiva y prepotente vacar al presidente Kuczynski, dijimos que si se toma esa medida nos vamos los tres.

—Eso fue en diciembre. Usted llegó al Congreso desde Canadá, donde era embajador. En marzo, con el segundo intento de vacancia, no pasó lo mismo.

—Es que (Kuczynski) fue citado al Congreso. En cambio, en marzo no fue al Congreso. El presidente, después de un Consejo de Ministros, tomó la decisión, un miércoles, de renunciar.

—Su argumento es que como Kuczynski renunció y no fue vacado, no se sintió obligado a renunciar. ¿Correcto?

—Sí…

—¿Y ese no es un argumento un poco pueril? Ambos sabemos que Kuczynski renunció porque la vacancia era inminente, los votos ya existían.

—Bueno, eh, podemos ver en la política nuestra y en las decisiones del Congreso que no hay que dar nada por descontando. Hasta ahora lo vemos. Ha habido hasta cuatro intentos de adelanto de elecciones, que todos pensaban que se iban a dar, y no se han dado. Dar por descontado algo es bastante relativo en la política ejercida por el Congreso.

—Usted ha dicho que estamos hablando de hechos de la historia reciente y tiene razón. Justo por eso, hay momentos que regresan a la memoria. Recuerdo que incluso los exaliados de Kuczynski dijeron que votarían por la vacancia.

—En todo caso, sigue siendo una especulación. Mi accionar político, como les consta a todos, es de lucharla hasta el final. Contra mí, como presidente de la República, también hubo dos mociones de vacancia y a las dos fui a defenderme con argumentos sólidos y fuertes. A una no llegaron a los votos y a la otra sí. El argumento de los votos llevó a mi vacancia, que fue absolutamente injustificada.

—Me puede decir que hay que pelear hasta el final, que una cosa es que lo se especula antes y otra lo que ocurre el mismo día. De acuerdo. Pero lo concreto es que Kuczynski renunció por la moción de vacancia. No habrá sido vacado formalmente, pero, ¿no debió honrar la palabra que empeñó meses antes?

—Está interpretando y lo respeto. Pero no hubo vacancia por aplicación del Congreso. Fue renuncia expresa del presidente y lo que correspondía era la sucesión constitucional, de tal manera que ni Mercedes Aráoz ni yo renunciamos.

—A raíz de lo declarado por Kuczynski esta semana, ¿conversó con alguien que no fuera del gobierno de entonces sobre la posibilidad de la vacancia? ¿De manera personal o a través de un medio electrónico?

—No, no hemos complotado….

—Pregunto si ha conversado.

—No, eh, sobre este tema de la vacancia, no. Se ha conversado, en todo caso, con la gente del gabinete para buscar la forma de defender al gobierno.

—¿Fue casualidad que César Villanueva, impulsor de la vacancia, sea su premier?

—Sí, porque Villanueva fue presidente regional del periodo 2011-2014 de San Martín, cuando yo fui presidente regional de Moquegua en el mismo periodo.

—¿Sabía que Villanueva movía la vacancia?

—Sabía que había un sector del Congreso…

—¿Villanueva?

—Eh, o sea, particularmente no sabía los detalles. Yo estaba en Canadá en ese momento ejerciendo mi cargo.

—¿No le comentó nada?

—No me comentó nada, no conversé con él. Yo cuando he llegado un día 23 de marzo convocado por la Canciller Aljovín para que retorne al país, no tenía ni premier y ni uno de los 18 ministros. No tenía absolutamente nada. He juramentado a mediodía y recién me puse a armar al equipo de gobierno. SI remotamente hubiese pensado en ser presidente hubiera hablado con alguien. Nadie puede decir que hablé sobre la posibilidad de un ministerio. Puede preguntarle a cualquiera de mi primer gabinete.

—Usted fue un presidente popular, hay que reconocérselo. También tiene muchos detractores, feroces.

—Siento el accionar de esos detractores.

—Pero hay críticas que le han hecho que me gustaría mencionarle. Por ejemplo, usted en su gobierno construyó un efectivo relato en el que antagonizaba contra el Congreso, al que le dijo de todo, y en ocasiones son razón, no lo voy a negar. Pero una vez vacado, postuló a un escaño para integrar ese mismo colectivo que usted había cuestionado tanto. ¿Cómo explica eso?

—Falta cierta lógica en ese análisis. Que yo pueda criticar el mal accionar de un juez no quiere decir que estoy en desacuerdo con el Poder Judicial.

—Ya, pero usted hablaba del “Congreso” en su conjunto.

—Por eso, la composición. Teníamos un Congreso con 73 congresistas de Fuerza Popular, el fujimorismo, que objetaban y se oponían a las acciones de gobierno que tomábamos. Teníamos que decirlo claramente. Estábamos en desacuerdo con esa composición del Congreso. Pero como tal, es una institución de suma importancia que merece el total respeto de todos. Yo sí creo que el Congreso es importante y fundamental en el desarrollo del Estado peruano, pero tiene que cumplir el rol establecido en la Constitución.

—Otro cuestionamiento: su papel durante la pandemia. No voy a negar las precarias condiciones en las que se enfrentó la crisis. Al inicio teníamos solo 100 camas UCI. Ese dato es apabullante. Sin embargo, las cifras revelan que el Perú tuvo un altísimo número de muertes. ¿Asume alguna responsabilidad política por ellas?

—Yo asumo una responsabilidad política en general por todo lo que se pudo hacer de más durante la pandemia.

—Le he preguntado por la gran cantidad de decesos.

—Es una… o sea, hemos puestos todo nuestro esfuerzo…

—¿No asume entonces?

—Sí, por supuesto. Todos los funcionarios, desde el presidente, los ministros, los médicos, el personal de salud, pusimos nuestro máximo esfuerzo y en todo el mundo ha habido una cantidad significativa de muertos.

—Pero el Perú es cabeza de lista.

—No es cabeza de lista, no es cabeza de lista. Ya hay un informe actualizado de la OMS en donde ya empiezan a modificarse esas cifras en función de le evaluación que está haciendo la propia OMS.

—Una de las cabezas de lista entonces. No es un consuelo…

—Por eso le digo, se ha puesto todo el esfuerzo para enfrentar…

—¿Hay algo que hubiese querido hacer mejor en ese momento?

—Hay temas… por ejemplo, tuvimos un gran problema con la falta de oxígeno, por una norma del 2010.

—Ahí le echa la culpa a otro gobierno.

—No, no, no, no, no. Es que… nos tomamos -por decir- tres meses en corregirla. Esa norma que dificultaba una atención oportuna de nuestro gobierno venía del 2010, pero debimos evidenciarla y corregirla no en tres meses sino en quince días. Nos dimos cuenta de esa dificultad cuando el oxígeno ya faltaba. No sabíamos que el consumo de oxígeno se iba a multiplicar entre ocho y diez veces. Fue muy elevado en esa época de pandemia y el sistema de abastecimiento solo podía atender de dos a tres veces la cantidad normal de requerimiento. Cuando se multiplica por ocho y diez, hay un déficit. Esa norma debió dejarse sin efecto, no cuando ya faltaba el oxígeno, sino con anticipación. Claro, en retrospectiva, usted me dirá: ¿por qué no lo hicieron? Porque nadie sabía que (la demanda de oxígeno) se iba a multiplicar por ocho. Se debió corregir con mayor agilidad.

—¿No hubo demora en la adquisición de las vacunas?

—Ahí no hubo demoras. Ya se tenía memorándums de intención.

—¿Y en la política de adquisición de pruebas?

—No, no. Se ha hecho exactamente lo que estaba disponible en ese momento. Las rápidas y las moleculares, las dos, se compraban en función de la oferta que había y en función de la capacidad de procesamiento.

—¿Le podría decir a quienes lean esta entrevista algo autorreflexivo sobre su conducción del país durante la pandemia?

Mi accionar y el del gobierno lo dábamos a conocer todos los días, dábamos nuestras acciones directamente a la población. Tres años después, uno puede evaluar y decir por qué no se hizo mejor esto o aquello. Sí, seguramente. Pero, en ese momento, se reunió a un comité de expertos con epidemiólogos reconocidos, con sociólogos. Se convocó a todos los que conocen del tema.

—¿Lo traicionó el miedo y por eso se vacunó antes?

—No, no, eso no fue en absoluto. Eso fue participar en esta… o sea, la responsabilidad superaba cualquier temor. He recorrido todo el país, he entrado en todos los hospitales.

—¿Se arrepiente de haberse vacunado en ese momento?

—Lo que sí, debió haberse anunciado inmediatamente, hacerlo de conocimiento público. Entonces, recibir esa dosis y no hacerlo público fue un error. Debió haber habido absoluta transparencia. En esa fase dos (del estudio de la vacuna), la primera ola ya estaba en la parte más baja. Se ha trabajado siempre buscando lo mejor para el país. Pero, claro, ese acto debió ser público.

—¿Por qué no lo hizo público? Por lo general, cuando alguien no hace pública una decisión de esa naturaleza es porque sabe que lo que está haciendo es incorrecto.

—No, no, no, no. Fue porque estaba en pleno proceso de evaluación la fase tres de este proyecto de vacuna. Se determinó hacerlo público apenas concluya. Tal es así que cámaras de Palacio tomaron registros gráficos y visuales para tener ese material. Se tenía esa intención.

—¿Es consciente de que por eso usted perdió parte importante de su capital político?

—Sí, seguramente, claro que sí. Y uno tiene que asumir las consecuencias de sus actos.

—Tiene un nuevo emprendimiento político: Perú Primero. Están por inscribirse, ¿correcto?

—Sí, la próxima semana vamos a presentar al Jurado Nacional de Elecciones las últimas observaciones pendientes.

—El problema es que sobre usted pesa una inhabilitación por parte del Congreso.

—Perú Primero pretende ocupar un espacio que está libre. Es un espacio de centro progresista, nacional, que busca ser democrático, no solo porque participa en elecciones sino por sus decisiones internas. Va a participar en la vida política con Martín Vizcarra o sin él. La razón de ser del partido no es una candidatura. Pero, en efecto, estoy inhabilitado por el Congreso. He presentado un amparo contra el Jurado Nacional de Elecciones por no haber entregado la credencial de congresista. Y contra el Congreso por haberme inhabilitado sin sentencia. Han caminado a diferentes velocidades. Un amparo ya está en el Tribunal Constitucional. Otro está esperando en primera instancia en el Poder Judicial.

—Hay para largo, entonces.

—Depende. El Poder Judicial a veces avanza muy rápido y en otras se toma mucho tiempo. Yo espero una decisión, que decida de una vez. Finalmente, existe la justicia nacional y supranacional. Ya he recurrido a la Corte Interamericana. Ha acogido mi amparo, pero ellos se van a pronunciar una vez se agote el proceso interno.

—En paralelo, tiene un proceso activo. La Fiscalía presentó acusación en su contra por cohecho pasivo propio, por su gestión como gobernador regional de Moquegua, con un pedido de 15 años de prisión por dos hechos: el proyecto Lomas de Ilo y el proyecto Ampliación y Mejoramiento Hospital de Moquegua. Según esta acusación del fiscal Juárez, recibió 2.3 millones de soles. ¿Qué dice al respecto?

—Que la investigación preparatoria comienza en octubre de 2020. Se pretendía sostener que habíamos cometido cuatro delitos: asociación ilícita para delinquir, colusión agravada, usurpación de funciones y cohecho pasivo impropio. Después de dos años, esos cuatro delitos han sobreseído.

—Igual lo han acusado de cohecho pasivo propio.

—Claro, pero en este tiempo ha habido peritajes hechos por el Ministerio Público y no ha habido afectación para el Estado, no ha habido ningún desbalance patrimonial. Por eso, esos cuatro delitos se archivaron, aunque fueron la justificación para mi vacancia.

—Igual, la acusación existe.

—Existe por un nuevo supuesto delito que, estoy seguro, en esta etapa vamos a demostrar que no hay argumento alguno. Ni nos han notificado la acusación.

—Ahora bien. Le convendría un adelanto de elecciones porque en el 2026, con el juicio empezado, su situación legal podría ser distinta, ¿correcto?

—Mire, yo siempre actúo en función de lo que es mejor para el Perú. Yo creo que debería haber adelanto de elecciones para superar la crisis política más grave de los últimos tiempos, no en función de si podría o no participar. No voy a supeditar las decisiones que se tomen a partir de lo que me conviene a mí o a Perú Primero.

—Está de acuerdo con las elecciones adelantadas, entonces.

—Conviene, porque el Congreso tiene el 90% de desaprobación, la presidenta y el gobierno tienen el 75% de desaprobación. Es decir, se ha perdido toda legitimidad, hay una convulsión en el país, hay una enorme baja de la productividad, hay regiones completamente paradas.

—Si el Congreso decidiera no adelantar elecciones, ¿Boluarte debería renunciar?

—Sí, esa sería la única forma si es que el Congreso decide no adelantar las elecciones para que, a través del artículo 115 de la Constitución, y ante la renuncia de la presidencia y sin vicepresidentes, se convoque inmediatamente a nuevas elecciones.

Profesión; periodista. Doctor por la Universidad de Salamanca (Instituto de Iberoamérica).