¿Reflotar la Covadonga? Especialistas advierten que es una medida populista y que no hay nada que rescatar
El Congreso aprobó declarar de interés nacional la recuperación y restauración de los restos de la goleta chilena Covadonga, hundido hace 145 años. Ante esta situación, expertos advierten que esta embarcación está desintegrada y que esta propuesta sería tanto populista como altamente costosa.
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La goleta chilena Covadonga está nuevamente en el ojo de la tormenta. Esta vez, el Congreso aprobó declarar de interés nacional la recuperación y restauración de los restos de esta embarcación, que, como se sabe, se encuentra hundida en el lecho marino frente a las costas de Chancay.
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La propuesta obtuvo 71 votos a favor, 3 en contra y 13 abstenciones, y busca “preservar la memoria histórica” del país. Sin embargo, especialistas advierten que no hay mucho que rescatar de la Covadonga y que esta medida sería tanto populista como altamente costosa.
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Intentos para reflotar La Covadonga
La Covadonga tiene 145 años bajo el mar, y su recuperación ya se había descartado anteriormente. Desde 1987 se han hecho varios intentos o propuestas para reflotarla o recuperarla.
No obstante, expertos de la Marina de Guerra determinaron desde ese año que es “técnicamente imposible” hacerlo. Aun así, en 2010 y luego en 2021, distintas autoridades, como Otto Guibovich y el exministro de Cultura, Ciro Gálvez, volvieron a mostrar interés, pero siempre se les recordó la misma conclusión: el reflotamiento no es viable.
Historia de la Covadonga
El historiador Jorge Ortiz Sotelo señaló que la Covadonga fue construida en 1859 en el Arsenal de la Carraca, en Cádiz, como un buque destinado al servicio de correo. Años más tarde, durante el combate naval de Papudo en 1865, la nave fue capturada por la corbeta chilena Esmeralda bajo el mando de Juan Williams Rebolledo.
Tras su captura, la goleta pasó a integrar la Armada de Chile, conservando el nombre con el que había sido botada, lo que marcaría el inicio en la historia marítima sudamericana.
Ortiz Sotelo explicó que su final llegó el 13 de septiembre de 1880, en plena Guerra del Pacífico. Ese día, detalló que la Covadonga patrullaba las costas de Chancay con la misión de bombardear el puente del ferrocarril, considerado crucial para el abastecimiento de las fuerzas peruanas. Sin embargo, fue sorprendida por una maniobra planificada por el teniente Decio Oyague Neyra, jefe de la brigada torpedera peruana.
Resaltó que Oyague ordenó acercar a la zona un pequeño bote que, a simple vista, parecía abandonado e inofensivo, pero que en realidad contenía una potente carga de explosivos.
"La tripulación chilena, creyendo que se trataba de un objetivo fácil de remolcar, maniobró para capturarlo. En ese momento, la embarcación trampa detonó, abriendo un boquete de unos cuatro metros en el casco de la Covadonga, daño que provocó su rápido hundimiento".
De acuerdo a Sotelo en ese ataque murieron alrededor de 31 marinos chilenos y el capitán de la embarcación, Pablo de Ferrari.
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Medida populista
En ese contexto, Juan Carlos Llosa, contralmirante de la Marina de Guerra del Perú, señaló que después del hundimiento, marinos chilenos realizaron inmersiones en el lugar y recuperaron parte de la artillería y otros objetos de valor. Luego, dinamitaron los restos del casco para evitar que pudieran ser rescatados por las fuerzas peruanas.
Asimismo, indicó que el pecio ha sido visitado por buzos de todo tipo a lo largo de los años, lo que también contribuyó a la pérdida de piezas. Precisó que los objetos que sí lograron preservarse se encuentran hoy en el Museo de Chancay y en el Museo Naval del Callao.
Según Llosa, el estado actual de la Covadonga es comparable al de “un esqueleto de ballena”.
El contralmirante precisó que muchas de las piezas que aún permanecen en el fondo marino están severamente deterioradas y que no soportarían un intento de reflotamiento.
“Solo quedan la quilla y algunos maderos dispersos, gravemente afectados por el oleaje y por décadas de extracciones subacuáticas”.
Por su parte, Sotelo afirmó que la Covadonga está "destrozada" y que, en el hipotético caso de recuperarla, solo podrían rescatarse algunos restos de madera que requerirían un proceso de estabilización, debido a que han pasado más de 140 años bajo el mar.
“Yo no sé si hay restos humanos, porque allí murieron 31 tripulantes y los restos no necesariamente desaparecen”, advirtió.
De acuerdo con los especialistas, no queda mucho por recuperar y la iniciativa resulta tanto populista como altamente costosa.
Según el proyecto de ley, la recuperación de la Covadonga será responsabilidad del Ministerio de Cultura, en coordinación con el Ministerio de Defensa, el Gobierno Regional de Lima y la Municipalidad de Chancay. ¿Cuánto tiempo durará esto? Ya la historia lo dirá.





















