Las izquierdas persisten a pesar de los desaciertos
Cambios y matices. Los sectores de izquierda en el Perú ya miran al horizonte de una campaña electoral por la presidencia, pese al descrédito de la ciudadanía por el desastroso gobierno de Castillo y la falta de diálogo, que les complica. Las diferencias suponen un reto, ante la necesidad de alianzas para crecer.
Los izquierdistas en el Perú persisten, pese a los desaciertos que se suman a la división de los liderazgos y a la desconfianza de la ciudadanía, que afectan a la política nacional, en un camino complicado e incierto hacia una competencia por la presidencia.
Un 75% del país no tenía claro quién sería buen candidato presidencial, según la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) de diciembre, pero algunos consideraban a figuras asociadas con la izquierda: a Pedro Castillo (4,26%), Antauro Humala (0,96%), Verónika Mendoza (0,60%), Alfonso López Chau (0,25%), Aníbal Torres (0.07%), Walter Aduviri (0.07%) e Indira Huilca (0,05%). Con márgenes de error de 2,8 puntos encima y debajo de cada resultado, se ratifica la escasez de los respaldos.
Entre los 25 partidos con registro oficial, están los izquierdistas Juntos por el Perú (JP), del congresista Roberto Sánchez; y Perú Libre, del prófugo Vladimir Cerrón. En la Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (Antauro), de Antauro Humala, su líder aduce que no son ni izquierda ni derecha.
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De los 12 partidos en proceso de inscripción, son izquierdistas Nuevo Perú, de Mendoza; Voces Del Pueblo, del legislador experulibrista Guillermo Bermejo; y el Partido de los Trabajadores y Emprendedores, de Napoleón Becerra, exdirigente del sindicato de empleados municipales.
Algunas figuras
Castillo, maestro rural y sindicalista de 54 años, que se hizo político, llegó a la presidencia (2021-22), fue destituido por anunciar el cierre del Congreso en diciembre del 2022 y ahora está apresado por las investigaciones de la Fiscalía por su intento de golpe de Estado y presunta corrupción. Tiene horizonte judicial más que futuro en política.
Antauro, político y exmilitar de 60 años, que estuvo preso, condenado por el Andahuaylazo, asonada, intento de golpe de Estado, en que mataron a policías en el 2005, logró inscribir su nuevo partido. “No somos izquierda ni derecha, sino entre nacionalismo y globalismo. Defendemos la nación ante gobiernos multinacionales “, dice, aunque hay lazos a la izquierda.
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Mendoza, política y excongresista de 42 años, tiene dos candidaturas presidenciales a cuestas con partidos ajenos: Frente Amplio y Juntos por el Perú, y fue aliada de Castillo en la campaña de segunda vuelta del 2021 y el inicio de su gobierno. Aunque se hizo referente en la izquierda, no consigue aún inscribir su agrupación política.
López Chau, economista y catedrático de 73 años, actual rector de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y exdirector del Banco Central (2006-13), ganó notoriedad al hospedar en el campus a jóvenes que vinieron del sur peruano a Lima a protestar contra el Gobierno y el Congreso el año pasado. Estrecha lazos con el sur y la semana pasada bailó en la Candelaria, en Puno. Sus simpatizantes forman un nuevo partido, Ahora Nación, que en marzo debe de iniciar su proceso de inscripción, según sus colaboradores.
Torres, abogado y profesor de derecho de 81 años, que llegó a la política al apoyar Castillo en el balotaje del 2021 y luego fue su ministro de Justicia, premier y asesor, enfrenta investigación en la Fiscalía por el intento de golpe del expresidente, a quien acompañó hasta su detención. Ha participado en charlas de su abogado, Duberlí Rodríguez, expresidente del Poder Judicial, en su partido Unidad Popular, sin inscripción.
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Aduviri, político y activista de 43 años, puneño, exgobernador de su región y expresidente de un frente de defensa local, tiene condena judicial por el Aymarazo, protesta contra una minera en que hubo daños a entidades públicas en 2011. Por esta sentencia, estuvo preso y fue vacado del gobierno regional. Fue liberado por rebaja de pena, pero en setiembre, el Poder Judicial dispuso que vuelva a prisión por no haber cumplido con la reparación civil y está prófugo.
Huilca, política, socióloga y activista de 35 años, excongresista y exregidora de Lima, pertenece al colectivo En Movimiento, con otras figuras, como Mirtha Vásquez y Marisa Glave. Participa en espacios que buscan confluencia de las izquierdas y organizaicones sociales.
Cerrón, desgastado y prófugo, no se olvida de la presidencia, mientras Sánchez ansía otra oportunidad y Bermejo se alista para correr con sello propio.
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Reflexiones
“Habrá varios candidatos de izquierda por la fragmentación y no sabemos bien cómo funcionará la apatía política de un sector importante del país. Además, las izquierdas tienen distintas perspectivas. Hay quienes defienden derechos sociales, pero no de género, ambiental y a las instituciones de la democracia”, dice la politóloga Rosa Alayza, profesora de la Universidad Católica (PUCP).
“Es importante cómo se pueden presentar las izquierdas. Los liderazgos individuales pesan mucho. ¿Qué proyecto puede unirlas? La defensa de la democracia debe estar a la base. Se debe demostrar capacidad de diálogo con la gente, porque también hay mucho caudillo en la izquierda. Pueden tener más opciones candidaturas nuevas por el desgaste, pero tampoco novísimas porque necesitan tiempo para probarse”, añade.
“Es un momento en que las izquierdas que verdaderamente se creen democráticas hagan un esfuerzo importante por demostrarlo y romper las ecuaciones entre izquierda y caudillismo, izquierda y no defensa de derechos”, considera.
Para algunos, las izquierdas deben ampliar sus alianzas.
“Tras el inconsistente Castillo y la convivencia autoritaria de Boluarte y Perú Libre con la derecha, hay pocas posibilidades de que una candidatura de izquierda cuaje positivamente. La salida a la crisis pasa por la formación de un gran frente político de centro, encabezado por líderes de izquierda y derecha democráticas”, dice el politólogo Martín Navarro, docente de la Universidad de San Marcos.
“Las izquierdas deberían unificarse por tendencias. La escisión debe pasar por su vocación y compromiso con la democracia o el autoritarismo. Además, las izquierdas democráticas deben ‘desterruquearse’, pues, como dijo Alfonso Barrantes al ganar en 1983, ‘tenemos los votos del pueblo, pero todavía no su confianza’”, agrega.
“Al considerar a Castillo, se muestra que la gente demanda un líder con esas características. Ese perfil podrían llenar Cerrón o Bermejo, pero la novedad más relevante es López Chau y Huilca, no solo imagen fresca en la izquierda peruana, sino mayor e interesante complejidad ideológica. Estos liderazgos podrían, integrando aquel frente de centro, tener opciones, pero en una agenda país. Una izquierda abierta y con intereses en el Perú, no en sus grupos: sin pretensión hegemónica”, anota.
La demanda de cambio es oportunidad para las izquierdas.
“Hay un abismo entre expectativas populares de cambio y la realidad de liderazgos de izquierdas muy debilitados y encerrados en sus agendas. Falta proyecto de izquierda con apuestas claras de transformación, capaces de empalmar con expectativas populares. Es una crisis mayor que exige reconstruir un proyecto de izquierda acorde a estos tiempos convulsos. Se debe recuperar la idea de democracia en relación a la exigencia de transformación”, aduce el antropólogo Ramón Pajuelo, investigador del IEP.
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“Pueden tener ciertas posibilidades electorales quienes logren unir a su formalización electoral un nivel de alianzas que permita sumar liderazgos. Tendrán menos opciones quienes sigan haciendo política de izquierda de forma autorreferencial, sin situarse en el escenario tan adverso de hoy”, sostiene.
“Hay un reto esperanzador, pues la debacle de la izquierda no es distinta a la de la derecha, pero en Perú vemos masas populares exigiendo hace tiempo verdadera representación política y mayor democratización, junto a expectativas de progreso y desarrollo. Es una tremenda tarea de reconstrucción del discurso y acción política de una izquierda para el futuro”, señala.
Reacciones
Rosa Alayza, politóloga (PUCP)
“Es momento en que las izquierdas, que se dicen democráticas, deben hacer un esfuerzo por demostrarlo y romper las ecuaciones entre izquierda y caudillismo, izquierda y no defensa de derechos”.
Martín Navarro, politólogo (UNMSM)
“Las izquierdas deberían unificarse por tendencias. No es tiempo de división de revolucionarios y moderados. La escisión debe pasar por su vocación y compromiso con la democracia o el autoritarismo”.
Ramón Pajuelo, antropólogo (IEP)
“Hay un desfase o abismo entre expectativas populares de cambio y progreso, y la realidad concreta de liderazgos y organizaciones de izquierdas, altamente debilitados y encerrados en sus propias agendas”.