Política

Gestos de Kast y Keiko marcan diferencias entre la derecha de Chile y Perú

Expertos señalan que falta de madurez política en nuestro país genera que partidos crean que las reglas del juego pueden ser cambiadas por propia conveniencia, dejando de lado la democracia e institucionalidad.

La élite chilena participa de la política de su país, mientras que en Perú solo funcionan como financistas de las campañas, afirman expertos. Foto: composición de Fabrizio Oviedo / La República
La élite chilena participa de la política de su país, mientras que en Perú solo funcionan como financistas de las campañas, afirman expertos. Foto: composición de Fabrizio Oviedo / La República

El saludo de José Antonio Kast por el reciente triunfo electoral de Gabriel Boric en Chile ha evidenciado que la derecha e izquierda pueden tener gestos democráticos y no mantenerse en un estado de oposición constante. A diferencia de la política chilena, el último proceso electoral de Perú dejó más conflictos que consensos entre Keiko Fujimori y el ahora presidente Pedro Castillo.

La narrativa del fraude electoral impulsada por Fujimori Higuchi estableció un punto de quiebre entre la derecha e izquierda de la política peruana. Pese a haber pasado la campaña de segunda vuelta en medio de un discurso avalado en la democracia e institucionalidad, las acciones tomadas por la lideresa de Fuerza Popular frente a la victoria de Castillo mostraron una fuerte incongruencia, ya que dejó entrever que las reglas del juego pueden ser cambiadas según su conveniencia.

Tal como sostiene la politóloga de la PUCP Paula Távara, la institucionalidad de la democracia entre los actores políticos está mucho más establecida en Chile que en el contexto peruano.

“Tanto la oposición como el partido de Gobierno entienden que las normas de juego son válidas todo el tiempo, no solo cuando ‘me conviene’, y que es a través de los canales democráticos donde van a poder expresar su oposición o favorecimiento”, afirmó a La República.

Távara señala que los partidos políticos en Perú entrarían en la definición de ‘demócratas precarios’ de Eduardo Dargent, que sostiene que las normas democráticas pueden ser cambiadas de acuerdo a preferencias.

Cuando las normas democráticas me resultan favorables, hablo de democracia; cuando me resultan deplorables, estoy más dispuesto a patear el tablero y la institucionalidad, porque finalmente también en otros contextos la he supeditado a mis preferencias”, aseveró.

Por otro lado, el politólogo de la UCSM Anthony Medina señala que la falta de un gesto democrático similar al ocurrido en Chile se encontraría relacionada con la madurez política y cultura política que existe en el país sureño y de la que adolece el nuestro.

Así, señala que Kast habría actuado de tal manera, ya que tomó en consideración las repercusiones que tendría su futuro político si reaccionaba de una manera similar a la que Keiko Fujimori.

Él sabe que si se pone en una posición demasiado intransigente eso va a terminar alienando a los futuros votantes para la próxima elección, a la que seguramente postulará, y tendría la opción de ganar dependiendo de lo que ocurra en el Gobierno de Boric”, dijo en diálogo con este medio.

Asimismo, precisó que una de las diferencias entre los candidatos que no lograron llegar al sillón presidencial en ambos países radica también en la falta de cultura política en el Perú, que estaría relacionada con que la derecha chilena se haya desarrollado y educado mejor, mientras que en tierras peruanas no ocurre algo similar.

“Yo creo que tanto la derecha como la élite política chilena es mucho más ilustrada que la peruana, mucho más cultivada, mucho más culta, mucho más consciente de la política porque, además, a diferencia de Perú, en Chile la élite hace política”, manifestó.

De esta manera, evidencia la constante lucha peruana que deja entrever a “la política como un juego de buenos contra malos, de capitalistas contra comunistas”.

Un pronto saludo por parte de Keiko Fujimori pudo ser considerado como el brazo extendido hacia Pedro Castillo, como una señal de buena fe que evidenciara una alianza o simple apoyo para fortalecer la gobernabilidad del país. En ese sentido, Fujimori podría tener más oportunidades para brindar ese saludo que Kast dio en su segunda derrota electoral, sin resentimientos, sin obstruccionismo, solamente por el bien de su país.