Felipe Pomar, el primer hombre que surfeó un tsunami tras un terremoto de magnitud 7,4 en Perú
En 1974, tras un terremoto en Perú, Felipe Pomar surfeó una ola de tsunami y guardó silencio una década por respeto a las víctimas.
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Pocos surfistas en la historia pueden decir que han cabalgado una ola generada por un tsunami. Felipe Pomar, leyenda viva del surf peruano, no solo lo logró: también sobrevivió para contarlo. Aunque guardó silencio durante una década, su historia combina valentía, osadía y una conexión profunda con el mar.
La mañana del 3 de octubre de 1974, un terremoto de 7,4 grados sacudió la costa central del Perú. Pomar, de 31 años en ese entonces, estaba en Punta Hermosa junto a su amigo y también surfista Pitty Block. Cuando la tierra dejó de temblar tras 90 segundos de terror, ambos tomaron una decisión inesperada: en vez de alejarse, corrieron hacia el mar.
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¿Cómo fue que Felipe Pomar llegó a surfear una ola de tsunami tras el terremoto de 1974 en Perú?
Felipe Pomar se encontraba en Punta Hermosa junto a su amigo Pitty Block el 3 de octubre de 1974, cuando un terremoto de magnitud 7,4 sacudió Perú durante 90 segundos. Al pasar el sismo, ambos decidieron entrar al mar con la intención de surfear la ola más grande de sus vidas, sin imaginar que el movimiento telúrico había generado un tsunami. Una vez dentro del agua, el mar comenzó a retirarse bruscamente, señal clara de lo que se avecinaba. Aunque intentaron remar de regreso, fueron arrastrados mar adentro hasta estar a unos dos kilómetros de la costa, en medio de un océano caótico y descontrolado.
La situación era crítica. “Había remolinos, olas sin dirección, el mar estaba completamente alocado”, recordó. Remar hacia la costa no servía de nada. La única alternativa era cruzar la bahía y confiar en que el océano no los engullera antes de hallar una ola salvadora.
Mientras buscaban la manera de escapar, nadando en paralelo a la playa, se formó una enorme ola, equivalente a un edificio de dos pisos. En lugar de huir, decidió aprovecharla como si fuera la última: “Quizás no llegues a la playa, quizás sea la última ola de tu vida, así que mejor disfrútala”.
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Una leyenda que se construyó en silencio
Esa ola lo devolvió a tierra firme. Desde allí, vio cómo un barco se estrellaba contra las rocas. Supo de inmediato que había surfeado un tsunami. Pero eligió el silencio. “Guardamos el secreto por respeto a las víctimas del terremoto”, reveló años más tarde.
Hoy, ese episodio forma parte del legado de Felipe Pomar. No solo fue el primer campeón mundial de surf en 1965 —coronándose en Punta Rocas con una tabla de más de tres metros—, sino que también se convirtió en un testigo privilegiado de la furia del océano… y en uno de los pocos que lograron domarla y vivir para contarlo.






















