El brutal caso de las hermanas 'tijera' en Irlanda: el homicidio atroz donde mataron a la pareja de su madre
El asesinato de Farah Swaleh Noor a manos de las hermanas Mulhall, ocurrido en 2005 en Dublín, sigue generando atención por su brutalidad y el impacto en la sociedad irlandesa.
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El 20 de marzo de 2005, Irlanda fue testigo de uno de los asesinatos más espeluznantes de su historia reciente. Charlotte y Linda Mulhall, apodadas las hermanas “tijera”, mataron, desmembraron y decapitaron a Farah Swaleh Noor, pareja de su madre. El crimen, cometido en medio del consumo de alcohol, éxtasis y cocaína, conmocionó al país por su brutalidad y por el trasfondo familiar marcado por la violencia y el abandono.
Veinte años después del hecho, el caso de las hermanas “tijera” continúa generando titulares. Nuevas revelaciones, acciones judiciales y el destino de las implicadas mantienen vivo el interés por este episodio que marcó un antes y un después en la historia criminal de Irlanda.
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Una noche de horror: drogas, violencia y un crimen atroz
Charlotte y Linda Mulhall asesinaron a Farah Swaleh Noor en un departamento ubicado en Richmond Cottages, Dublín. Noor, un ciudadano keniano que había ingresado al país con documentación falsa, era conocido por su comportamiento violento y misógino. Esa noche, luego de consumir drogas con las hermanas, hizo insinuaciones sexuales hacia Linda. Fue el detonante.
Según los informes policiales, Charlotte Mulhall tomó un cuchillo Stanley y le cortó la garganta a Noor mientras Linda lo golpeaba con un martillo. Luego, lo arrastraron hasta el baño, donde lo descuartizaron en ocho partes. Metieron su cabeza en una mochila y la llevaron en autobús hasta Tallaght, donde la enterraron, desenterraron y la destruyeron con otro martillo. El cráneo jamás fue recuperado.
Christy Mangan, entonces jefe de investigaciones, calificó el caso como “impresionante, absolutamente fascinante”, ante el nivel de horror y sangre fría demostrado por las jóvenes.
La confesión, el juicio y la caída de una familia destruida
La investigación tomó un giro clave diez días después, cuando transeúntes hallaron restos humanos flotando en el Canal Real de Dublín. Al cuerpo le faltaban la cabeza y los genitales, lo que llevó a los investigadores a plantear la posibilidad de un crimen ritual. Consultaron incluso a expertos en ritos africanos y a agentes sudafricanos. Sin embargo, fue un dato mínimo el que reorientó la pesquisa: un amigo de Noor reconoció una camiseta blanca hallada en la escena y recordó haberlo visto con tres mujeres en O’Connell Street.
El ADN de un hijo de Noor confirmó su identidad con una certeza del 99,6%. A partir de ahí, Linda Mulhall confesó. Fue en su casa, mientras compartía una taza de té con los agentes. “Necesito hablar contigo”, dijo. Su testimonio duró cuatro horas. Admitió que Charlotte lo apuñaló, que ella lo golpeó y que ambas lo desmembraron. “Estaba parada en el plato de ducha, destrozando el cuerpo en un ataque de pánico y desesperación”, recordó el investigador Mangan sobre su declaración.
La madre de las hermanas, Kathleen Mulhall, no fue una figura pasiva. Aquella noche, tras una discusión con Noor, les gritó: “Mátalo por mí”. Después del crimen, limpió la escena y ocultó pruebas. Fue condenada a cinco años de prisión en 2008 tras su captura en el Reino Unido.
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Condenas, traslados y el presente de las hermanas “tijera”
Charlotte Mulhall fue condenada a cadena perpetua y está recluida en la prisión de Limerick. En 2024, presentó un recurso ante el Tribunal Superior para ser trasladada a la prisión de mujeres de Mountjoy, en Dublín, argumentando que no podía recibir visitas de su familia. El tribunal accedió a su pedido parcial, alegando su derecho a mantener vínculos familiares.
La solicitud surgió tras un incidente en 2018, cuando un funcionario penitenciario la acusó de comportamiento inapropiado durante un tratamiento de belleza con otro empleado. Charlotte negó cualquier insinuación sexual y, bajo juramento, expresó: “Me siento sola y triste por la falta de visitas de mi familia”. También dijo que extrañaba a su perro.
Linda Mulhall, condenada por homicidio involuntario, salió en libertad en 2018 tras cumplir 12 años de cárcel. Vive en el Reino Unido y evita los medios. “Solo quiero seguir con mi vida”, declaró al Daily Record. Su vínculo con su madre está roto. Kathleen aseguró: “Ni siquiera contesta mis mensajes. Solo hablo con Charlotte. Ella es mi vida”.























