El médico cubano que transformó la salud pública en EE. UU.: descubrió el mosquito que transmite la fiebre amarilla
Su teoría, expuesta en 1881, fue inicialmente ignorada, pero en 1900 fue confirmada por la Comisión Médica del Ejército de EE. UU., lo que facilitó medidas efectivas de control de mosquitos.
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Carlos J. Finlay, un visionario de la medicina, dejó una huella imborrable en la salud pública de Estados Unidos y del mundo. Su hallazgo sobre la transmisión de la fiebre amarilla marcó un antes y un después en la prevención de epidemias. A pesar del escepticismo que enfrentó, su persistencia y rigurosidad científica permitieron salvar millones de vidas.
Nacido en Cuba en 1833, Finlay estudió medicina en Filadelfia y dedicó su carrera a combatir enfermedades tropicales. Durante años, investigó la fiebre amarilla, una enfermedad mortal que asolaba las ciudades portuarias de América. En un contexto donde se desconocía el verdadero origen de esta afección, Finlay presentó una teoría revolucionaria: el mosquito Aedes aegypti era el vector principal de la enfermedad.
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Carlos J. Finlay, pionero en la medicina, descubrió que el mosquito Aedes aegypti es el principal vector de la fiebre amarilla, un hallazgo clave para la Salud Pública global. Foto: Medium
El descubrimiento que cambió la Salud Pública en Estados Unidos y en el mundo
En 1881, Carlos J. Finlay expuso su teoría en la Academia de Ciencias de La Habana. Afirmó que el mosquito transmitía la fiebre amarilla al picar a una persona infectada y luego a una sana. Su hipótesis fue ignorada durante años, ya que la comunidad científica creía que la enfermedad se propagaba por contacto directo o por el aire.
Sin embargo, en 1900, la Comisión Médica del Ejército de Estados Unidos, liderada por Walter Reed, confirmó la teoría de Finlay tras rigurosos experimentos en Cuba. Con este hallazgo, se implementaron medidas de control de mosquitos, reduciendo drásticamente la incidencia de la fiebre amarilla en zonas tropicales. Esto permitió la construcción del Canal de Panamá y la mejora de la Salud Pública en EE. UU. y otras regiones afectadas por la enfermedad.
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El legado de Finlay sigue vigente: su investigación sentó las bases de la epidemiología moderna y se conmemora el 3 de diciembre, Día de la Medicina Latinoamericana. Foto: ANSL
El legado de Carlos J. Finlay en la medicina moderna
El impacto del trabajo de Finlay trascendió su época. Su descubrimiento permitió el desarrollo de estrategias de erradicación de enfermedades transmitidas por mosquitos, sentando las bases de la epidemiología moderna. Gracias a sus investigaciones, se implementaron políticas de saneamiento y prevención que siguen vigentes hoy en día.
A pesar del reconocimiento tardío, su legado es incuestionable. En 1955, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció su contribución a la medicina. En Cuba, cada 3 de diciembre se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana en su honor. Finlay no solo transformó la Salud Pública en Estados Unidos, sino que dejó un modelo de investigación y persistencia que continúa inspirando a la comunidad científica mundial.
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¿Cómo ayudó el descubrimiento de Finlay en la construcción del Canal de Panamá?
Las recomendaciones de Finlay fueron aplicadas por William C. Gorgas, médico del Ejército de EE.UU., quien lideró una campaña masiva de saneamiento en la zona del canal. Entre las estrategias implementadas estuvieron:
- Eliminación de aguas estancadas, donde los mosquitos se reproducían.
- Fumigación intensiva en áreas urbanas y campamentos de trabajadores.
- Uso de mosquiteros y drenaje de pantanos para reducir la población de insectos.
- Atención médica y aislamiento de personas infectadas para evitar la propagación del virus.
Gracias a estas medidas, la incidencia de fiebre amarilla y malaria en la zona disminuyó significativamente, permitiendo que la construcción del Canal de Panamá se completara en 1914.
























