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¿Quién fue Primo Carnera, el ‘gigante’ que peleaba para la mafia y fue salvado por su esposa?

Lo descubrieron en el circo y más tarde fue acogido por la mafia. Sin embargo, es reconocido como un héroe en su país. Por otra parte, el mismo dictador Benito Mussolini lo contactó para utilizarlo como propaganda.

El 29 de junio de 1933, Primo Carnera derrotó al campeón del mundo de los pesos pesados, Jack Sharkey, en el Madison Square Garden. Foto: Composición LR/El Diario Vasco/AFP
El 29 de junio de 1933, Primo Carnera derrotó al campeón del mundo de los pesos pesados, Jack Sharkey, en el Madison Square Garden. Foto: Composición LR/El Diario Vasco/AFP

Primo Carnera o ‘Gigante Asesino’ de Italia, como lo conocía la prensa, nació el 25 de octubre de 1906 bajo el seno de una familia muy pobre de la localidad de Sequals, en la provincia de Pordenone, donde tuvo una infancia muy dura.

Y fue peor cuando su padre emigró a Alemania para trabajar y luego fue convocado para combatir en la Primera Guerra Mundial. Como consecuencia de ello, y sin ninguna entrada económica, Primo y su hermano se dedicaron a mendigar hasta que cumplió los 12 años.

Posteriormente, el menor de los Carnera emigró a Francia, y a sus 18 años ya había alcanzado 1,97 metros de altura y 125 kilos de peso. Por ello, varios diarios lo catalogaban como ‘Mamut’, ‘Montaña Errante’, ‘Monstruo Feroz de Italia’ y hasta ‘Hombre-Pavor’.

En aquella época, Primo trabajó en un circo durante tres años, ya que había impresionado a los dueños por su gran físico. Su labor era desafiar a las personas, y aquel que consiguiera derrotarlo en una pelea ganaría una recompensa. No obstante, nadie lo logró.

Casualmente, el excampeón francés Paul Journée lo vio en una de sus funciones y trató de convencerlo para que entre al boxeo. A pesar de ello, en un inicio, Primo no le tomó interés, pero terminó cediendo.

Al poco tiempo de empezar a entrenar fue destinado bajo la protección de Léon See, un mánager relacionado con la mafia que vio en aquella extraordinaria anatomía una buena chance de generar dinero.

Cuando ya no lo representaba, See reveló en las memorias que publicó sobre Primo en 1934 que “todos o casi todos los combates que disputó el italiano hasta llegar al campeonato del mundo fueron preparados de antemano, trucados”.

El primer combate arreglado de Primo fue el de su debut, el 12 de septiembre de 1928, en París, el cual ganó por KO en el segundo asalto. En esos años, su fama se hizo internacional debido a que derrotaba variados contrincantes, pero de muy baja calidad.

Pese a ello, en 1930 llegó a Estados Unidos, donde se convirtió en un títere de la mafia que manejaba el mundo del boxeo y manipulaba muchos de sus combates. No obstante, Primo tuvo dolorosas derrotas que hicieron que regrese a Europa. Fue allí que sintió amor por dicho deporte y que podía volverse un auténtico boxeador.

Con esta determinación, exitosamente logró obtener una victoria real contra el mejor boxeador español de ese momento, Paulino Uzcudun, en Barcelona. De esta manera se consiguió el récord histórico y absoluto de asistentes de un combate en el país: 75.000 espectadores.

“Paulino, ¿y tú te vas a atrever con ese gigantón?”, le preguntó un periodista del medio ABC días antes del espectáculo. “¡Quita, hombre! Yo me atrevo con todos. A mí no me ha tirado nadie todavía, y cuando me han ganado ha sido por malas artes o por mala suerte”, respondió el púgil, seguro de que aquel gigante torpe no iba a vencerlo.

Campeón del mundo

Tras dominar Europa nuevamente, decidió partir hacia Estados Unidos en busca de su revancha, pero por desgracia aún seguía bajo las manos y sospecha de la mafia. Incluso vivió uno de sus momentos más difíciles tras noquear violentamente a Ernie Schaaf, el cual falleció tres días después a causa de los golpes. Un hecho que acompañó a Primo durante toda su vida.

Pero esa tragedia le dio la gran oportunidad de su vida y la mayor de sus alegrías: el 29 de junio de 1933 luchó y derrotó al campeón del mundo de los pesos pesados, Jack Sharkey, en el Madison Square Garden.

“Se dijo, cuando Primo Carnera comenzó a boxear, que no era sino un acromegálico de circo, incapaz de inquietar a un hombre de categoría. Y ahora es campeón”, escribían los periódicos, elogiándolo, sobre el primer italiano en llegar a lo más alto de este deporte.

Primo defendió con éxito el título de campeón un par de veces. Primero, de nuevo contra Uzcudun, fue recibido como un héroe en su país natal. Tanto fue así que Mussolini lo utilizó como propaganda, como imagen de una Italia poderosa.

Pero, menos de un año después, el gigante perdió su título luego de ser vencido por Max Baer, por lo cual recibió críticas y se alejó de los cuadriláteros, para finalmente entrar en declive.

“Primo Carnera, con toda su época de pugilismo gigantesco, ha desaparecido. Confiemos en que no vuelva, porque ello, deportivamente, iría siempre en descrédito del boxeo”, afirmaba uno de los expertos del medio español ABC.

Retiro y muerte

A causa de la diabetes y una operación de riñón, en 1938, se vio obligado a retirarse. Además, tenía deudas que le habían dejado sus representantes a lo largo de sus años como deportista. “De mi vida como boxeador no ha quedado más amigo que su compatriota, Paulino Uzcudun”, declaró Carnera en una entrevista en 1957 para el medio ABC.

Pero el boxeador quería seguir peleando, y para reconquistar su fama realizó un último intento en 1946, iniciándose en la lucha libre, en la cual le fue mejor debido a su buena cosecha en el box. Fue conocido como el ‘Gigante Bueno’.

Lo mejor fue que ya no se aprovecharon de él por su éxito nuevamente y todo gracias al buen accionar de su esposa, Giuseppina Kovacis, la cual se convirtió en su manager para evitar que cayera en las manos de la mafia.

Ya en 1962, Primo se retiró definitivamente en Los Ángeles. Tras años de dedicarse, entre otras cosas, a beber alcohol, desarrolló una cirrosis hepática que terminó con su vida el 29 de junio de 1967, 34 años después de obtener el título mundial.