Corridas de toros en Bogotá serán sin la muerte del animal ni instrumentos de tortura
La propuesta, aprobada por el Concejo de la capital de Colombia, busca “desincentivar” la realización de espectáculos taurinos, según sus promotores.
El Concejo de Bogotá, una de las ciudades con mayor tradición taurina en América, aprobó este martes un proyecto que prohíbe la muerte y el maltrato del animal durante las corridas de toros. La propuesta, afirman sus promotores, busca desincentivar la realización de estos espectáculos en la capital de Colombia.
Este proyecto consta de una serie de medidas para el desarrollo de estos eventos. Entre ellas, se prohíben “los instrumentos que laceren, corten, mutilen, hieran, quemen o lastimen en cualquier forma a los animales (banderillas, pica, estoque), así como la matanza del toro en la plaza”.
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También se ordena a los organizadores que destinen el 30 % del espacio de su publicidad a informar del sufrimiento de los animales en las corridas. Asimismo se limitan las actividades taurinas a un máximo de tres domingos al año.
Andrea Padilla, concejala promotora de la iniciativa, asegura que estas restricciones servirán para “desestimular la tauromaquia”. “Mientras el Congreso de la República define si se eliminan o mantienen estos espectáculos, la capital se convierte en un referente nacional de la defensa de la vida de los animales”, señaló para el diario El Espectador de Colombia.
El proyecto será promulgado por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. “Nos propusimos respetar todas las formas de vida y así lo haremos en virtud de la decisión ciudadana y autonomía de nuestro territorio”, señaló la burgomaestre en su cuenta de Twitter.
Por su parte, Juan Bernardo Caicedo, presidente de la Corporación Taurina de Bogotá, calificó la propuesta como “ilegal” e “inconstitucional”, y advirtió que interpondrán los recursos del caso ante la justicia.
Medellín, otra ciudad de Colombia, prohibió en enero las corridas de toros. Su alcalde, Daniel Quintero, señaló que la tauromaquia “no es arte”, sino una práctica del pasado “a la cual hay que ponerle fin”.
