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“Espero que el día de contagiarme no llegue”: la historia de una repartidora en plena pandemia

Estados Unidos. Ser trabajador para una empresa de delivery representa un gran riesgo en la actualidad. Hay países en donde la labor ha sido restringida casi en su totalidad; sin embargo, en la nación norteamericana se sigue desarrollando sin ningún problema, confesó una joven repartidora a La República.

Estados Unidos es el país que lidera la lista de más personas contagiadas en el mundo. En la nación norteamericana se registran más de 700.000 infectados y 38.664 muertes a causa de la enfermedad COVID-19 hasta el 18 de abril.

En medio del aislamiento social que se ha establecido en gran parte de su territorio y extendido hasta el 30 de abril, uno de los trabajos u oficios que se han mantenido para servir a la sociedad es el de repartidor o trabajador de empresas de delivery.

Marien Villalba es una ciudadana venezolana que reside en EE. UU. desde hace tres años. Como muchos de sus paisanos salió de su país en búsqueda de un mejor futuro. Acostumbrada a los grandes retos y a las dificultades que pueden surgir cuando se empieza desde cero, la joven ingeniera conversó con La República sobre su labor de repartidora en medio de la pandemia del coronavirus, en la ciudad de Orlando, Florida.

“Mi trabajo consiste en hacerle las compras a los clientes y posteriormente llevarlas a sus domicilios. En esta época que estamos viviendo no temo perder mi trabajo porque este es un país que pide mucho delivery y por la pandemia los pedidos han aumentado, eso quiere decir que hay más trabajo”, explicó Villalba.

El cliente suele enviar una fotografía antes de la entrega indicando donde quiere que dejen su paquete o compra. Foto: Cortesía.

El cliente suele enviar una fotografía antes de la entrega indicando donde quiere que dejen su paquete o compra. Foto: Cortesía.

“Dejar en la puerta” o “Delivery sin contacto” son los mensajes que muestran las aplicaciones de delivery en Estados Unidos desde los primeros días de marzo y es lo que ha hecho Marien para seguir con los nuevos protocolos de entrega durante la emergencia.

"Dejar en la puerta" es la opción y la función de los repartidores en Estados Unidos en medio de la pandemia. Foto: Cortesía.

"Dejar en la puerta" es la opción y la función de los repartidores en Estados Unidos en medio de la pandemia. Foto: Cortesía.

“Una vez colocado el paquete en la puerta, se procede a llamar al cliente para que lo recoja. También tomamos una fotografía para dejar constancia de que lo hemos entregado”, relató la joven, quien desde hace varias semanas sale a trabajar con mascarillas, guantes y gel antibacterial.

El desabastecimiento de algunos productos es evidente

Según una encuesta realizada por la agencia de noticias Reuters en marzo pasado, más del 30% de los consumidores de Estados Unidos han dicho que no piensan salir de sus casas para ir a comer a restaurantes con la frecuencia que solían hacerlo, y de ellos el 13% evaluó que va a ordenar más entrega domiciliaria de comida.

Carne, pollo, papel higiénico y los productos de limpieza son los más solicitados por las personas, siendo estos últimos los más escasos. “Es algo increíble pero está pasando en este país”, se refirió la joven sobre el desabastecimiento que presentan algunos establecimientos en la ciudad estadounidense donde reside.

El empleo de Marien ha cambiado en gran medida. En las empresas de delivery, donde ella presta su servicio, la han dotado de los materiales necesarios para protegerse y evitar ser contagiada del nuevo coronavirus. Además, las aplicaciones han flexibilizado los tiempos de entrega debido a lo colapsado que suelen estar los supermercados o en muchos casos el desabastecimiento de ciertos productos, que obligan a buscar otras opciones y que además se adapten a la necesidad de cada cliente.

“Es un riesgo muy grande el que se corre cuando nos toca ir a un supermercado porque realmente no sabes quién puede tener el virus; sin embargo, puedo decir que el 90% de las personas toman la distancia que corresponde”, dice la joven venezolana, que generalmente ganaba de 100 a 120 dólares diarios, ahora pasó a generar un ingreso superior a los 200 dólares por día.

“Lo que suelo pensar es que el día del contagio no me toque o nunca llegue. Trato de hacer mi trabajo lo mejor posible, entiendo lo que sucede con la pandemia y el riesgo que hay estar en la calle, pero en este país también es difícil dejar de trabajar”, sentenció.