Horror en caso Próvolo: menores del instituto violaban a otros “para copiar a abusadores”
Testigos revelaron que los menores “estaban tan corrompidos que actuaban como un acto reflejo de lo que les hacían”.
Aunque el juicio por el caso Próvolo se lleva a puerta cerrada en Argentina, fuentes judiciales consultadas por los medios han brindado detalles de lo que se conoce hasta el momento.
Son episodios escabrosos, oscuros y aberrantes que retumban la Iglesia católica y sus más altos dirigentes.
El caso Próvolo involucra a los curas Nicola Corradi (83) y Horacio Corbacho (59) y al administrativo Armando Gómez (57), quienes dirigían un internado para sordos y a los que se acusa de abusar sexualmente de más de 20 niños y adolescentes que estaban a su cuidado.
Eso no es lo único: dos monjas también han sido detenidas, acusadas de encubrir los vejámenes. Contra una pesa, la japonesa Kosaka Kumiko, también el cargo de haber cometido abusos.
A unos días de que una víctima del caso Próvolo contara en la cámara Gesell que, tras ser ultrajada, la religiosa le puso pañales para contener la hemorragia, Télam conversó con investigadores para recabar información puntual.
Pero ellos revelaron una situación atroz.
De acuerdo a ese medio de Argentina, los testigos denunciaron que allí se vivía un clima de tal corrupción y perversión que “muchos alumnos copiaban a los abusadores”.
“Todos eran víctimas y todos repetían... Estaban muy corrompidos y los hechos que vivían eran tan tortuosos que actuaban como un acto reflejo de lo que les hacían a ellos”, señalaron.
El Instituto Próvolo fue cerrado en 2016 después de que estallaron las primeras denuncias por abusos cometidos entre 2004 y 2016, pero el Vaticano no ha querido hablar sobre el caso.
BBC Mundo contactó a la oficina de prensa de la Santa sede pero de momento no obtuvo respuesta.
¿Cómo se descubrió el caso Próvolo?
A fines de 2016, dos testigos protegidos iniciaron la causa con su denuncia de abusos sexuales en el caso Próvolo. La prensa lo reportó y la alarma se encendió entre las familias.
“Le pregunté (si había sido abusada). Lo único que hizo ella fue sentarse y hacer la seña de que le desprendían el pantalón y se lo bajaban y bajó de nuevo su mirada”, recuerda con precisión Paola González.
Foto: Difusión.
Ella es madre de una de las víctimas, y se quiebra cuando recuerda el momento en que le confirmaron que Milagros, hoy de 16 años, había sido abusada en el prestigioso colegio gratuito en el que había confiado.
El paso siguiente fue presentarse en la fiscalía de Argentina con su hija, casi imposibilitada de comunicarse. Una médica forense dijo que no se veían lesiones externas y Paola sintió alivio.
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Pero el examen prosiguió: "Y ahí te dicen lo que ningún padre o madre quiere escuchar: que tu hijo ha sido abusado por mucho tiempo".
"Delante de tu hija no podés llorar, por más amor (que sientas). Es ella, son ellos los que pasaron todo eso. A partir de ese momento es convertir el dolor en lucha", agrega esta empleada de limpieza, madre de siete hijos.
“Es una gran victoria que la causa se ha elevado a juicio en Argentina”, valora.
Pero al recordar el camino en todo el caso Próvolo se indigna.
“La Iglesia ni siquiera ha respondido a la justicia, ha entorpecido también, ha ocultado pruebas y ha atacado de manera despiadada”, dijo a AFP.