Reynaldo Arenas, de 81 años, conmueve con su decisión de dejar la actuación: “La memoria no es como antes”

El actor peruano Reynaldo Arenas ha interpretado a personajes complejos, algunos de ellos con personalidades oscuras. Por eso, cuando a sus manos llegó el guion de ‘Gepetto y Pinocho: Una aventura misteriosa en Perú’, el actor de 81 años no dudó en aceptarlo porque iba a tener la oportunidad de mostrar su lado más tierno. En una entrevista con La República, el artista cuenta de su gran sueño como artista, de su pronto retiro de la actuación y del gran reto de protagonizar una obra con un niño.

Desde este sábado 6 de septiembre, en el Teatro Plaza Norte, Reynaldo Arenas y el resto del elenco, dirigido por Daniel Cuadros Mozombite, presentarán la historia de Gepetto, un maestro carpintero que dedica su vida a fabricar juguetes para los niños más necesitados y que después de 25 años de vivir solo porque perdió a su familia, recibe la visita inesperada de un ser mágico desde la Amazonía peruana, que lo impulsa a cumplir su mayor anhelo: tallar un niño de madera. Así nace Pinocho quien, gracias a un toque de magia, cobrará vida y experimentará con diversos personajes en el misterioso bosque peruano. 

El elenco está encabezado por el primer actor peruano Reynaldo Arenas como Gepetto, acompañado de Haziel Cuadros (Pinocho), María Belén Ochante (Alegra y el Achi), Josué Tapia (Michifú y el Diablón), Annya Bustamante (Felicia, Hada y Margaracha), Sadith Jaramillo (El Chulla), Yamilé Sánchez (Pepe Grillo) Jorge Orosco (El rey de la percusión y efectos), Juan Pablo Larrea (El maestro electrónico) y Daniel Cuadros, fundador y director de la Asociación Cultural Zanquimbalista, interpretando al ‘El profe Zorro’.

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Actor Reynaldo Arenas abre su corazón 

—Son más de 50 de carrera y un sinfín de personajes. A estas alturas de su vida, ¿qué le motiva aceptar un proyecto?

—Llevo 50 años en esta actividad y cada vez que hay una obra, es un reto. Me gustó mucho esa puesta en escena porque busca una identidad. La obra está basada en un ambiente muy peruano y los personajes que aparecen como los demonios son propios de nuestra cultura, como el Chullachaqui. Además, la música es en vivo y tiene que ver con el festejo, con el tango y con la zamacueca. Es una historia realmente apasionante y maravillosa. 

—¿Cómo describe a su personaje en ‘Gepetto y Pinocho: Una aventura misteriosa en Perú’?

—Y es un personaje muy tierno, lindo, dulce y cariñoso. Es el mejor carpintero de la ciudad y tiene grandes valores.

—¿Qué tal ha sido trabajar con Daniel?

—Con Daniel venimos trabajando hace muchos años y para mí es un honor porque él es el autor de la obra, el director de la obra y el que ha creado la escenografía, es el ‘hombre orquesta’ en el grupo. Lo admiro porque es un hombre de teatro, lleva años en esto y es un gran maestro. Este es nuestro segundo trabajo juntos y hay muchas cosas que vamos a hacer en el futuro. 

—Protagonizas esta historia con un niño. ¿Es difícil trabajar con alguien que tiene poca experiencia en teatro?

—Al contrario, es un niño que ha nacido en una familia teatral y que desde los 4 años viene haciendo teatro. Hay un verdadero entendimiento de lo que son las tablas. A pesar de su edad, tiene una concepción de la disciplina, de la solidaridad y de la camaradería. Además, me considero su abuelo porque Haziel es un niño tan tierno, tan dulce, tan inteligente y hay una comunicación maravillosa. En ningún momento me ha resultado un punto de molestia, al contrario, es un placer trabajar con él.

—¿Qué se puede aprender de un niño en el teatro?

—La sinceridad, la espontaneidad, la pureza y esa cosa diáfana que tienen los niños, porque son puro e inocentes. Si algo no les gusta, te lo dicen. No es como el adulto que comienza a buscar ciertas retóricas para decirte ‘no’. Ellos son directos. Si tú eres un niño que llegas temprano, que sabes tu letra, las cosas funcionan. Y si un día te faltó algo, es el primero que viene a ayudarte. 

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Reynaldo Arenas ya piensa en el retiro de la actuación

—Te hemos visto en cine, televisión y teatro. ¿Has pensado alguna vez trabajar en un circo? 

—Nunca he trabajado en un circo. Pienso que para ser un artista circense, hay que tener conocimientos, hay que prepararse, hay que tener técnica. Y el circo es todo una técnica muy especial. Pero sí me gustaría.

—¿Cuál es tu gran sueño como artista?

—Yo tengo ya 81 años y uno de mis sueños es retirarme de la actuación e irme al Cusco a trabajar con niños, rescatar toda esta mitología andina y comenzar a revalorar nuestra cultura a través del teatro, pero trabajando con niños. Es un sueño que está próximo a cumplirse.

—¿Como director?

—Sí, quiero ser un director de un centro cultural donde ya no haya distinción de clase, simplemente hacer teatro, pero rescatando nuestra cultura, contando nuestras leyendas, nuestros mitos. Eso es lo que ambiciono y sería lo único que me faltaría por hacer. 

—¿Por qué ya estás pensando en el retiro? 

—Porque el cuerpo te avisa. Un actor vive de la memoria. Un día, estando en el teatro, vi a un profesor, que lo quería muchísimo, que se olvidaba la letra y un día me dijo llorando: 'Reynaldo, ese es un indicio de que tengo que retirarme, no puedo, trato de aprender la letra, pero tengo lagunas y es propio de mi edad'. Yo creo que hay un momento en que hay que marcar un retiro. Ya la memoria no es como antes y ya no funciona igual.

—¿Cómo haces para cuidar tu memoria?

—Yo trato de cuidarme lo más que puedo, me alimento bien, tomo muchas vitaminas, trabajo mucho el cerebro, leo mucho, hago muchos trabajos de crucigramas, todas esas cosas, pero la edad es la edad y contra eso no se puede. Entonces, habrá un momento en que hay que anunciar la retirada y hay que hacerlo con mucha honra, con mucha vida y pasarlo disfrutando de mi entorno. Trabajar con niños, rescatar todo nuestro hacer cultural que es tan grande y tan hermoso y continuar esta tradición. 

• Dato: ‘Gepetto y Pinocho: Una aventura misteriosa en Perú’, apta para toda la familia, es una obra que combina el teatro, las máscaras, técnicas de circo como los malabares y sonidos creados con instrumentos peruanos y electrónicos, un sello distintivo que ha hecho de Zanquimbalista una compañía única en nuestro país.