INEI: 195.000 jóvenes en Lima perdieron su empleo y no lo recuperaron más en seis años
Fuera del mercado. A seis años de la prepandemia, el empleo juvenil aún no se recupera y la mayoría de jóvenes sigue atrapada en trabajos precarios. Además, 320.000 no cubre ni la mitad de la canasta básica al ganar menos de S/908.

En Lima Metropolitana, la cantidad de personas que tienen algún tipo de trabajo —ya sea en una empresa, de manera independiente o en un negocio familiar— creció en 154.000 de junio a agosto de 2025, lo que representa un aumento de 2,8% frente al mismo periodo del año pasado. En total, la población ocupada llegó a 5 millones 621.900 personas, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
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Sin embargo, no todos los grupos avanzaron por igual. Según un análisis de La República, los jóvenes de 14 a 24 años y los trabajadores con menor nivel educativo siguen rezagados y ni siquiera logran regresar a los niveles prepandemia. En 2019 había 828.600 jóvenes con empleo en Lima, pero hoy son solo 633.800, lo que significa una pérdida de 194.800 puestos de trabajo (–23,5%). Aún si lo comparamos con el 2024 también se observa un retroceso en más de 68.700 pérdidas de empleo (–9,8%).
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Actualmente, los jóvenes representan apenas el 11,3% de la fuerza laboral limeña, mientras que la población adulta de 25 a 44 años concentra el 49% y los mayores de 45 años el 39,6%. Aquí el contraste es evidente, debido a que mientras el empleo juvenil retrocede, el de los adultos de 45 años a más creció 48% en seis años, pasando de 1 millón 503.000 ocupados en 2019 a 2 millones 227.000 en 2025. Hoy casi 4 de cada 10 trabajadores en Lima tienen 45 años o más.

320.000 jóvenes ganan menos de S/908
Otro de los lastres es el subempleo por ingresos. Es decir, 320.200 jóvenes trabajan pero no ganan lo suficiente para cubrir ni la mitad de una canasta básica al percibir ingresos por menos de S/908 al mes, casi la misma magnitud que antes de la pandemia. Es decir, los jóvenes no solo perdieron empleos de calidad, sino que buena parte de ellos se mantiene atrapada en trabajos precarios.
Para Fernando Cuadros, exviceministro de Empleo, la explicación está en el fuerte aumento de los “inactivos laborales”, es decir, personas en edad de trabajar que ni laboran ni buscan empleo. “Ese grupo se ha incrementado en 25% desde el 2019. Muchos jóvenes que perdieron sus puestos durante la pandemia no lograron reinsertarse ni en el sector formal ni en la informalidad, y terminaron desalentados, retirándose del mercado laboral”, señaló a este diario.
El especialista advierte que esta situación no solo impacta en la economía, sino que también puede tener consecuencias sociales. “Es preocupante porque puede estar relacionado con el incremento de actividades delictivas. Muchos jóvenes, al no encontrar empleo, podrían terminar vinculados a pandillas, robos, minería ilegal o el ‘sicariato’”, alertó.
A ello se suma que los jóvenes enfrentan barreras como menor experiencia, menor calificación y, en varios casos, carreras técnicas o universitarias que no tienen demanda en el mercado. “Siempre el desempleo y subempleo juvenil es mayor que en adultos. Y eso se ha observado en las dos recesiones importantes que hemos tenido en 2020 y 2023. La economía si bien ha vuelto a crecer, está haciéndolo en tasas bastante bajas. Evidentemente, hay una menor demanda por empleo por parte de las empresas y demanda de trabajadores. Al final, terminan insertándose prioritariamente los más calificados o los más experimentados”, explicó.
Entre quienes solo alcanzaron educación secundaria, el empleo cayó 3,3% frente al año pasado. En contraste, las personas con educación superior —universitaria o técnica— sí aumentaron su participación en el mercado laboral, con un incremento de 10,2%.
Por tamaño de empresa, la mayoría de limeños aún trabaja en micronegocios de 1 a 10 trabajadores (58,8%). Sin embargo, la mayor expansión del empleo adecuado se ha dado en las empresas medianas (11 a 50 trabajadores), donde creció 45,5% desde 2019, consolidándose como un motor silencioso del empleo formal en la capital. Sobre este punto, Cuadros recordó que en la categoría de microempresas también se incluyen independientes, como consultores o vendedores por cuenta propia, lo que refleja que muchos trabajadores terminaron “inventándose” su propio empleo tras perder sus plazas asalariadas en la pandemia.
Claves para revertir la crisis de empleo juvenil
Para revertir esta situación, el economista laboral Fernando Cuadros señala que “nuestra economía al ser primaria exportadora, no genera empleo asalariado masivo”. Y por ello, se requiere una política de diversificación productiva que apueste en sectores textil, agroindustria, metalmecánica o el turismo, que son intensivos en mano de obra, propuso.
Considera urgente elevar la calidad de la educación, en especial la pública, y articularla con las necesidades productivas. También considera urgente elevar la calidad de la educación, en especial la pública, y articularla con las necesidades productivas. En el corto plazo, recomienda fortalecer programas como Jóvenes Productivos, que ofrecen capacitación y certificación de experiencia laboral, además de facilitar prácticas en empresas
Además, sugiere subsidiar parte del aporte a EsSalud para las micro y pequeñas empresas a fin de que contraten jóvenes en planilla con contratos estables”.
























