Una planta de urea en el Perú: ¿qué se necesita para producir este fertilizante en el país?
Respuesta corta: renegociar los contratos del gas de Camisea. Especialistas del sector advierten que no tiene sentido construir una planta de urea mientras no se brinde una tarifa accesible para la industria petroquímica local. Antes ya se intentó.
La producción de urea en el Perú vuelve a la agenda nacional. Debemos partir de un principio básico: la urea se prepara con amoníaco, que a nivel industrial se obtiene del gas natural. El mayor yacimiento de este gas en Perú se encuentra en Camisea, bajo la tutela del consorcio del mismo nombre, donde se reinyecta cada día 400 millones de pies cúbicos (mpcd) porque los operadores aseguran que “no hay dónde utilizarlos”.
El año pasado, la crisis por la guerra entre Ucrania y Rusia, este último proveedor global de fertilizantes sintéticos, propició que los precios de insumos agrícolas se disparen. Ello, sin contar con que el cierre de los tubos de gas a Europa también ha encarecido, precisamente, el gas natural en el mundo.
A raíz de ello, el Gobierno peruano ha intentado licitar, a través de Midagri, la provisión internacional de esta urea hasta en cuatro ocasiones, pero ha fracasado en tres y la cuarta todavía está por verse. Incluso se planteó una comisión que, en 15 días, debía presentar un informe para una planta de producción local, pero nada.
Entonces, ¿Qué se necesita, realmente, para que nuestro país tenga una planta de producción de urea? Y además, ¿Qué garantiza que una vez construida, los precios sean accesibles para el mercado nacional?
Camisea: renegociación por el gas y por la urea
De acuerdo a Jorge Manco Zaconetti, investigador de la UNMSM, la construcción de una planta de urea en el Perú -y con ello, la fundación de una verdadera industria petroquímica en el país- pasa, directamente, por renegociar los contratos del gas de Camisea.
Según el especialista en hidrocarburos, resulta fundamental sentarse con el grupo liderado por la argentina Pluspetrol para concertar un precio de gas competitivo para esta industria, no importando si la planta propuesta por el Ejecutivo es de capitales privados o públicos.
“En 2007, hubo una licitación para una planta de fertilizantes nitrogenados, y ganó la empresa CF Industries para procesar unos 100 mpcd de gas natural del Lote 88, los cuales Pluspetrol tuvo que ceder por presión política. Pero Pluspetrol le puso un precio de US$ 5 a US$ 6 por millón de BTU (mBTU) y, como en ese año llegó la crisis, los precios Henrry Hub de gas pasaron de US$ 10 a US$ 3 por mBTU”, explica el catedrático.
El marcador Henry Hub es la referencia internacional en precios para el mercado de gas natural, similar al WTI de petróleo. En tanto, un millón de BTU (British thermal unit, unidad térmica británica por su traducción al español) equivale, aproximadamente, a 1.000 pies cúbicos de gas.
“Entonces, a los norteamericanos les salía más a cuenta construir la planta en Estados Unidos. Habiendo ganado la licitación, ya no le interesó el proyecto porque el precio del insumo era demasiado alto”, continúa.
En este sentido, Manco Zaconetti advierte que, para que exista en nuestro país una planta de este tipo, es determinante que el precio del gas natural para la urea sea el “equivalente al precio del gas para la generación eléctrica”. A lo mucho, US$ 1,8 por mBTU. Si no, seguirá siendo más barato traerla de afuera.
Cabe precisar que la tarea de instalar una verdadera industria petroquímica local descansa sobre los hombros del Ministerio de Energía y Minas (Minem), y no tanto del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), cuya particiáción es más declarativa.
Urea: una planta de fertilizantes al sur
Jorge Manco también reflexiona que la construcción de una planta de urea debería desarrollarse en el sur del país, lo más cerca posible a los yacimiento de Camisea, en La Conveción, Cusco. Una alternativa podría ser la ruta que sigue el ducto de TGP (que trae el gas a Lima) sobre la zona de Marcona, Ica.
Explica, en este sentido, que no podría replicarse el modelo de los años ochenta con una planta de fertilizantes en Talara -donde hoy alista operaciones la nueva refinería de Petroperú-, pues requeriría entre 100 y 250 mpcd de gas, mientras la producción fiscalizada de Piura no pasa de los 60 mpcd. No podría alimentarla.
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“Pero lo fundamental es contar con un precio bajo, si no, haces imposible la inversión para fabricar urea. Se premia a las empresas eléctricas con un gas barato que luego nos venden caro, y en cambio si quieres hacer petroquímica para urea y nitratos te venden el gas a más del doble. Ahí no más haces imposible todo”, refiere.
“Es una cuestión de renegociación estratégica [con el Consorcio Camisea]: yo te doy y tú me das, porque tampoco podemos apostar por la nacionalización o estatización por la fuerza, y para eso también se necesita un Gobierno fuerte que vele por los intereses del país, un Gobierno de verdad”, concluye Manco.