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Economía

Planta de fertilizantes es viable, pero con algunos ajustes

Abonos. Especialistas advierten que la compra de los insumos podría evitar un abaratamiento de los precios de los fertilizantes, ya que el Estado no es titular de los yacimientos.

Implementar una planta de fertilizantes, tal como lo anunció el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), solucionaría la dependencia del agro peruano a las importaciones de dichas sustancias. Sin embargo, expertos advierten que esta firma (a cargo de chinos o coreanos, según Midagri) tendría que comprar las materias prima (fosfatos y gas) a las compañías propietarias de estos. Es decir, un negocio entre privados, en territorio nacional, donde primaría la rentabilidad con precio internacional.

Así lo explica Jorge Manco, investigador de la UNMSM, quien recuerda cuando, en 2007, se dio la Ley de petroquímica y Pluspetrol estuvo dispuesta a vender 100 mpcd para una planta similar. Ganó la licitación CF Industries, pero el precio del gas fue tan caro, entre 5 a 6 dólares por millón de BTU, que la empresa volvió a su país. El tema está en que el privado pone el precio que quiere, y le conviene más exportarlo.

“Por los dos lados, Camisea y Bayóvar son privados. En el caso del segundo, produce 10 millones de toneladas anuales de concentrados de roca fosfórica que es tratada en EE. UU. y luego la compramos como fertilizantes nitrogenados porque, prácticamente, la vendemos al 30% de su valor. Tendrías que negociar con los norteamericanos, y ellos prefieren exportar a su matriz allá”, refiere.

Manco recuerda que, de acuerdo a la Ley de Hidrocarburos y la Ley General de Minería, el titular de los yacimientos son los privados, porque el Estado ha firmado contratos de concesión donde cede la propiedad. La propiedad tiene tres dimensiones: posesión, uso y usufructo. El privado paga una regalía y el Estado le transfiere propiedades. Nada más.

“Por lo tanto, si quiero una planta de fertilizantes tengo que negociar, primero, si la empresa me quiere vender, y a qué precio. El ministro no conoce la realidad, el Estado puede construir la planta, pero la pregunta es a qué precio van a comprar los insumos. Es absurdo, un psicosocial del gobierno para acallar el paro agrario”, afianza.

Disyuntiva que se agrava, como explica Germán Alarco, por la coyuntura internacional. Para el economista, no hay que olvidar que contar con fertilizantes locales es un medio para avanzar hacia la seguridad alimentaria del país. Anota que tenemos a la vista menor producción de alimentos por menores hectáreas y menor productividad, así como mayores precios al productor y consumidor final por la menor producción y mayores costos de siembra.

“Está detrás la desarticulación de nuestra estructura productiva, sumada a una estrategia de concesiones y privatizaciones sin visión de Estado por el modelo neoliberal imperante. También contribuyó la política cambiaria y comercial. Hay que atender el problema desde diferentes aristas en una perspectiva de corto y mediano plazo antes de pensar en una empresa de este tipo”, apunta.

Una planta para el Perú

Sin embargo, no todo está perdido. Desde el punto de vista ingenieril, sí es posible desarrollar una planta de fertilizantes en el Perú, dadas las virtudes de su territorio, y salvando las distancias previamente mencionadas.

El docente de la Escuela de Ingeniería Petroquímica de la UNI, Dante Pissani Castro, sostiene que, según un modelo de prefactibilidad preparado en la casa de estudios, con 0,1 mpcd de gas natural y una inversión de US$ 286 millones (al 2021) para su construcción, se podría obtener una planta que produzca 400.000 toneladas diarias de urea, con un horizonte de vida de diez años y un retorno de la inversión en cuatro o cinco, tomando en cuenta la volatilidad actual del abono. ¿El precio de venta? US$ 381 por tonelada.

“El precio de la urea para el agricultor en nuestro país fue de US$ 445 la tonelada en 2020, mientras precio CIF (puesto en puerto) llegó a US$ 276. Una ganancia de 179%. En 2021, el importador no perdió, sino que ganó mucho más, con un crecimiento de ganancia de 194%, al pasar de US$ 464 a US$ 526. Eso va en desmedro al sector”, señala el experto.

En este sentido, Pissani refiere que, en Camisea, existe un aproximado 400 mpcd de líquidos de gas que se reinyectan por la falta de demanda. En el caso hipotético de concretar la masificación, esta solo requeriría unos 100 mpcd. Entonces, restan 300 mpcd para la industria, por lo que poner una planta no zanjaría con este otro aspecto.

Además, revela que, en el caso de fosfatados, se podrían utilizar las sedimentos de Junín, “superiores a Bayóvar”, con lo cual un gasoducto cruzando Huancayo permitiría una planta de fertilizantes de fosfato diamónico (DAP) y fosfato monoamónico (MAP). No obstante, Pissani mantiene sus reservas con la decisión política.

“Hacer petroquímica sin viabilidad política es imposible. Talara fue viabilidad política, tal vez con fallas al principio, pero lo fue”, concluye el docente.

Fertilizantes en el Perú: un largo derrotero a seguir

La urea se obtiene del gas natural, mientras el DAP y MAP de los fosfatos. Ambos claves para el agro.

The Mosaic Company mantiene el 75% de las acciones de Miski Mayo, operadora de los fosfatos de Bayóvar, Piura. La japonesa Mitsui tiene el otro 25%. Camisea es operada por un consorcio de 6 empresas, lideradas por Pluspetrol.

Cuando Proinversión entregó Bayóvar a la brasileña Vale, su anterior propietaria, en 2005, se le dio 3 opciones: exportar la roca fosfórica, vender productos intermedios o crear una planta de nutrientes o fertilizantes. La transnacional optó por lo primero.

La propuesta de multiplicar el guano de isla tampoco resuelve el problema de fondo, pues solo abastece al 2% del mercado. El otro 98% son abonos sintéticos.

Hay 2 tipos de industria petroquímica: la del metano (fertilizantes y amoníaco) y la del etano (polietileno). El gas natural tiene potencial para ambos: es 90% metano y 10% etano.

La palabra

Jorge Manco Zaconetti, investigador UNMSM

“Por los artículos 60, 61 y 62 de la Constitución, el Estado no es dueño de la molécula de gas, no puede definir por contrato lo que se hace con nuestros recursos. Sin ese gas ninguna petroquímica es viable”.

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