Incrementan sueldo mínimo a S/1.130
Economía

Selva central: apuestan por el turismo sostenible e interactivo tras la pandemia

Conciencia verde. El 2021 busca ser el año de la reinversión del turismo con la aparición del viajero consciente. Pozuzo, Oxapampa y La Merced buscan revalorar la interacción entre el hombre y el medioambiente.

Algarabía. La comunidad ashaninka de Marankiari recibe a los visitantes con su alegre música y bailes nativos. Danza dura aproximadamente 5 minutos, e invitan a los turistas a participar de ella. Foto: Antonio Melgarejo/ La República
Algarabía. La comunidad ashaninka de Marankiari recibe a los visitantes con su alegre música y bailes nativos. Danza dura aproximadamente 5 minutos, e invitan a los turistas a participar de ella. Foto: Antonio Melgarejo/ La República

El turismo busca una reactivación total con una intensa campaña de viajes a las regiones del país que impulsa Promperú con el nombre “Volver a viajar”, una iniciativa no solo con significado comercial, sino también con una fuerte carga simbólica que evoca la emoción de tomar un vuelo, subirte a un bus o movilizarte con tu propio vehículo; tras la sombría huella que dejó la catástrofe sanitaria, social y económica.

Los destinos considerados para esta fase son la selva central de Junín, Oxapampa y Pozuzo; estos dos últimos pertenecientes a la región Pasco. Ambas jurisdicciones registran un total de 47 atractivos turísticos que recibieron el Sello Internacional Safe Travels, una distinción que los reconoce como lugares seguros ante la COVID-19.

Oxapampa: armonía en la yunga

Nuestra primera parada es Oxapampa, siguiendo la ruta Lima-Jauja y luego de abordar una miniván rumbo a la ciudad reserva de biósfera.

Tras seis horas de viaje, una intensa lluvia a mitad del camino y muchas curvas en la Carretera Central –estrecha en algunos de sus tramos-, fueron solo algunos de los “peajes” que “pagamos” para acceder a lo que fue y sigue siendo la cuna de migrantes austroalemanes.

El reloj ya marca las cuatro y media de la tarde, el cielo gris -presagio de una llovizna propia de la yunga- matiza a la plaza principal que se llena con el júbilo de sus habitantes y algunos turistas que no dudan en retratarse junto al Obelisco de base octogonal ubicado en la parte central, el cual fue erigido en honor a los colonos fundadores. Cuenta con cuatro imágenes talladas pertenecientes a Santa Rosa de Lima, un nativo yanesha, un colono y el padre Bardo Ballerle.

Al frente encontramos la iglesia matriz, un imponente recinto que no pasa desapercibido por su armoniosa combinación de paredes marrones claras y techos rojizos. Este templo construido en 1939, e inaugurado un año después, tiene como particularidad ser la casa de Dios y el diablo.

¿Cómo es que el bien y el mal pueden convivir sin pelearse? Fue la pregunta que le hicimos a uno de los habitantes. “Toda la madera con la que se montó el templo es de un árbol que se llama diablo fuerte. La casa de Dios se hizo con la madera del diablo”, relató Camilo Capdevila, gerente de Camilo Tours, operador turístico de la zona desde hace 16 años.

A unos cuantos metros entramos a una tienda de artesanías en madera y otros materiales con la intención de adquirir alguna pieza. En uno de los mostradores una mujer de voz dócil explica a una pareja que ya no puede rebajarle un sol más al precio de un estampado.

“¡¿Apoyo?! No hemos recibido nada. Fui a varias financieras y, como no trabajaba con ninguna de ellas, me negaron préstamo alguno. El Reactiva Perú no se dio verdaderamente a los que necesitábamos. Tuvieron que pensar en nosotros los chicos, no solo en lo grandes. ¿Le habrán sacado la vuelta? ¿Eso dicen? Y yo tengo todo en regla”, confesó la fémina de raíces italo-alemanas que se identificó como “Pecky” Zuchetti, dueña del negocio que lleva su nombre.

En este destino, el costo promedio de un día por persona oscila entre los S/ 80 y S/ 200 en alojamiento, almuerzo y cena.

Reiniciar. "Pecky" Zucchetti vende artesanía en Oxapampa, pero no logró acceder a Reactiva Perú.  Foto: Antonio Melgarejo/ La República

Pecky Zucchetti

Pozuzo: un encuentro con la naturaleza

Pozuzo se ubica a 824 m s.n.m., y nos recibe en medio de truenos y relámpagos.

Rumbo al hospedaje María Egg, las calles lucen silenciosas, algunos negocios comienzan a cerrar y solo se ve una que otra alma rondando. Un pueblo muy tranquilo en todas sus manifestaciones.

A la mañana siguiente, el intenso sol deja ver los nueve bungalows construidos con cedro y madera reciclada que se distribuyen a lo largo de cuatro hectáreas, y cuentan con paneles solares para el agua caliente de las duchas. El desayuno que forma parte del servicio se prepara con productos locales que adquieren a los productores agrícolas y granjeros cercanos.

“Estamos apostando por un turismo sostenible en Pozuzo. El Estado debe apoyar propuestas diferentes y apostar por nuevos emprendimientos que nos puedan sorprender, cosas nuevas que hoy en día funcionan muy bien”, manifestó Gabriela Zevallos, vocera del recinto.

Tras ello, nos dirigimos a la plaza principal, un lugar temático que trata de contarnos de forma iconográfica la historia de la ciudad. En ella vamos a encontrar la representación del barco Northon, la encargada de traer a los inmigrantes europeos y que zarpó en marzo de 1857 y llegó al Callao cuatro meses después.

En frente, se ubica un arco de bienvenida con un saludo en alemán, junto a las estatuas representativas de las tres etnias que habitan en Pozuzo: altoandina, amazónica y europea.

Nos alejamos del pueblo unos 10 kilómetros para sumergirnos en la laguna de Agua Salada, pozas de aguas turquesas con “propiedades curativas” por su composición de azufre y sal.

“Uno viene desde Lima a respirar aire puro y soltar el estrés que lleva día a día. Me parece que es una extraordinaria idea que estos lugares sean abiertos al turismo. Más turismo sostenible y educado porque esta maravilla no puede ser destruida por gente que no valora la naturaleza”, expresó tras un chapuzón Luis Mantilla, quien ha llegado con toda su familia.

Refrescante. Las pozas turquesas de Agua Salada alivian el intenso calor de los visitantes. Foto: Antonio Melgarejo/ La República

Agua Salada

La reactivación económica ha significado un salvavidas, para todo el sector turismo, ya que estuvimos nueve meses sin trabajar, sin recibir ingresos. Al principio fue complicado adaptarte a las restricciones, teníamos que cumplir si queríamos seguir trabajando, pero a veces el cliente no entiende”, respondió el guía Carlos Luján a La República.

El costo de la entrada a Agua Salada es de S/ 5,00. Si bien hay participación estatal, también se pide al visitante que sea ordenado.

Los restaurantes también tratan de dar vuelta a la página. Odila Egg, dueña del Típico Pozuzino, comentó que, pese a cerrar un año y medio, las visitas han sido constantes desde que reiniciaron labores en junio y es optimista del buen cierre que tendrá el 2021 si la coyuntura se lo permite.

“Creo que sí vamos a cerrar de forma positiva, si la economía también nos sigue apoyando. Porque cuando hay inestabilidad también se siente ese temor de la gente de viajar”, precisó Egg, dueña del aposento hace 11 años.

Adelante. Odila Egg prepara sus potajes con mucho optimismo ante la coyuntura. Foto: Antonio Melgarejo/ La República

Odila Egg

Si bien todo parece perfecto, hay una demanda reiterativa de turistas, y los pobladores de Oxapampa y Pozuzo. Se trata de la situación de la carretera, la principal vía de acceso a estos lugares.

“Los turistas nos asustamos un poco al ver la carretera estrecha, con piedras que se desprenden, pero superamos ello para visitar este hermoso paraje”, declara una visitante -entre risas-, que prefiere no ser identificada.

Nos vamos de Pozuzo rumbo a La Merced. La selva colona impacta con su arquitectura, orden y respeto por la naturaleza.

Visitar Pozuzo tiene un costo aproximado de entre S/ 70 y S/ 350, de acuerdo al tipo de hotel.

Un nuevo inicio: La Merced

Es el tercer día de visita y llegamos a La Merced, que alberga a la comunidad ashaninka de Marankiari, a donde ingresamos entre estrictas medidas de bioseguridad a cargo de una habitante vestida de felino.

Un joven caracterizado del tunche, cuidador de la selva, nos da la bienvenida junto a su amigo el guacamayo y una tranquila boa que cuelga desde su nuca.

Para cualquier extraño es inevitable no dejar de apreciar y contar los umiros, tradicionales edificaciones construidas con horcón, palma y cañabrava. Un total de 30 familias disponen su mercadería en estos locales para ser ofrecida a los visitantes, en medio de su reorganizada y actualizada rutina económica.

Salubridad. La comunidad Marankiari aplica los protocolos contra la COVID-19. Foto: Antonio Melgarejo/ La República

Marankiari, Comunidad Ashaninka

“En la comunidad somos 200 familias, pero estamos en varias áreas de turismo, agricultura y lo que es registros. Con respecto a la artesanía, somos 30 familias, es la actividad que más recursos nos da. Tuvimos que vender nuestros adornos como el pajú (vincha) y otros, y de poco obtuvimos un capitalcito para reiniciar”, comentó Eufrinia Yupanqui, subcoordinadora de la comunidad.

La historia para la dirigente y su comunidad ha dado un giro a su favor, luego del apoyo de las autoridades provinciales de Chanchamayo, quienes brindaron capacitación en temas digitales.

“Venimos capacitándonos en eso de las redes porque no sabíamos cómo salir de esta pandemia. Ahora nos piden tal cantidad y nosotros lo hacemos, también las agencias de Lima han venido. Ahora estamos promocionándonos más, y ya la gente está viniendo. Los más jóvenes de la comunidad entienden eso y trabajan con los chicos de Chanchamayo (municipalidad provincial). Los ingresos crecen”, acotó Yupanqui, que lucía una cusma color azul al momento de brindar estas declaraciones de las que ella misma se ríe, por no conocer con exactitud algunos términos.

Visitar este paraje de la selva central cuesta entre S/ 150 y S/ 300 por persona. Todo sujeto al hospedaje y el tipo de tour.

Reconversión a un turismo consciente

La investigadora Globetrender afirmó que el 2021 sería un año de reconversión para el turismo, con la búsqueda creciente por experiencias sostenibles y respetuosas con el planeta, donde destacaría la figura del viajero consciente.

Promperú detalló que las personas ahora buscan formar burbujas en familias o con quienes comparten la casa, es decir, grupos reducidos.

En enero se habilitará una casa museo de tipo vivencial (Pozuzo), en el que la gente interactúe con herramientas como el trapiche, un molino, entre otros. En aras de buscar la integración con el día a día de los ancestros.

Las tarifas promedio de los tour son las siguientes: Oxapampa, S/ 30 (medio día); y Pozuzo, S/ 70 (full day). El precio del hospedaje en Oxapampa puede ir desde S/ 20 hasta S/ 100 la noche.

Datos

Suma. La Dircetur de Oxapampa reveló que en el periodo enero-julio del 2021 han llegado 48.492 visitantes.

Movilidad. De acuerdo con Promperú, el 38% de viajeros nacionales se mueve por bus, mientras que el 36% lo hace en avión. En 2019, estas cifras eran de 60% y 15%, respectivamente.

Cifras

14 millones de viajes por turismo interno en lo que va del año, según Promperú.

43,8% supone la informalidad de la producción del sector, según el BID.

1,4 millones de empleos es lo que generaba el turismo antes de la pandemia.